domingo, 13 de febrero de 2022

La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte

 


Orlanddo Guevara Núñez



Otra de las útiles enseñanzas de Martí para los niños en La Edad de Oro. No cejar nunca en el aprendizaje para enfrentar la vida. En esta ocasión, llevaba a los infantes el conocimiento sobre  hombres ilustres, sobre genios en distintas manifestaciones culturales. Músicos, poetas y pintores, se tituló el artículo.

A muchos menciona que desde niños mostraron su genialidad; otros la adquirieron después; pero con  tesón y estudio, y sobre todo con voluntad.

Afirma Martí, en el citado documento que en el mismo hombre suelen ir unidos un corazón pequeño y un talento grande, “Pero todo hombre tiene el deber de cultivar su inteligencia, por  respeto a sí propio y al mundo”

Y ofrece un sabio consejo basado en que  “Lo general es que el hombre no logre en la vida un bienestar permanente sino después de muchos años de esperar con paciencia y de ser bueno, sin cansarse nunca. El ser bueno da gusto, y lo hace a uno fuerte y feliz”

Reiterando el concepto de que la educación  no concluye nunca, expresa la seguridad de que genios que murieron jóvenes, habrían imaginado después obras más perfectas, pues  “la fuerza del genio no se acaba con su juventud”

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