En una de las muchas cartas a su amigo Gonzalo de Quesada, escribe Martí este modo de pensar’ Y en ella le dice, además, que “poco vale este amigo infeliz e impotente; pero sabe donde está la virtud, y el modo de conciliarla con las obligaciones de la vida, sin faltar a éstas ni a ella”
Le asegura que las almas nacidas para la honradez no tienen conveniencia, ni viven tranquilas, fuera de la honradez. La misiva está fechada en Nueva York, el 16 de noviembre de 189l
Afirma que son algunos los vendidos y muchos los venales, pero el honor puede echarlos atrás cuando salen de las filas al escuchar el látigo que los convoca o ver servido el plato de lentejas,
Hace alusión a la penuria económica que le ha impedido haber publicado el periódico para Cuba y América, una sola en su previsión y pensamiento. Dice que ya podría estar publicado si él hubiese decidido aceptar ayuda de personas que no compartían su modo de pensar, pero que ideas de esa dignidad no deben aparecer con pobreza ante el público, porque es dañarlas más que defenderlas. El decoro de los hombres es una prédica constante en Martí. Para él es esa una condición indispensable, pues sin decoro no es posible ni predicar ni hacer obra digna y en bien de la patria.
Al final, le escribe al fiel amigo: Hay que levantarse, sacudirse el polvo y seguir andando.
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