viernes, 27 de febrero de 2015

Estrellas martianas e insurrectas




.Orlando Guevara Núñez

El 27 de febrero de 1958, en un lugar cercano a San Lorenzo, en la Sierra Maestra,  se produjo  el ascenso al grado de Comandante del Ejército Rebelde de los hasta entonces capitanes guerrilleros Raúl Castro Ruz y Juan Almeida Bosque. 
Tanto Raúl como Almeida, habían combatido en el Moncada, sufrieron prisión después del asalto y luego de la amnistía lograda por la presión popular el 15 de mayo de 1955, marcharon al exilio en México, desde donde partieron  junto a Fidel como expedicionarios del yate Granma, desembarcando cerca de Playas Coloradas, en Niquero, el 2 de diciembre de 1956.
En la expedición, los dos venían como capitanes. Raúl como jefe del pelotón de retaguardia, mientras que Almeida tenía igual responsabilidad en el pelotón del centro. Ambos participaron en el combate de Alegría de Pío y luego de la dispersión tras la inicial derrota, se unieron de nuevo a Fidel para continuar la lucha guerrillera.
Cuando el máximo jefe de la Revolución logró reagrupar a una pequeña parte de los expedicionarios - un total de 18 - entre ellos estaban Raúl y Almeida.
El 17 de enero de 1957, Raúl y Almeida participan en el combate de La Plata, primera victoria del naciente Ejército Rebelde sobre las fuerzas de la tiranía batistiana. Y cuando el 28 de mayo de ese mismo año se produce el combate de  El Uvero Che, allí están ellos, distinguiéndose entre los primeros.  Almeida fue uno de los heridos en esa acción.
Formados en la disciplina, fogueados en los combates y en las difíciles condiciones de la lucha guerrillera, los dos combatientes demuestran sus cualidades como jefes. Son así, sus méritos ganados, sus mejores avales no sólo para el ascenso al grado de Comandante, sino para recibir del máximo jefe rebelde la misión de conducir las columnas  que extenderían la lucha armada hacia otras zonas de la provincia oriental.
En la orden de ascenso a Raúl, apuntaría Fidel: “Se comunica por este medio que ha sido ascendido al grado de Comandante el Capitán Raúl Castro Ruz y se le nombra jefe de la Columna 6 que operará en el territorio montañoso situado al Norte de la provincia de Oriente, desde el Término Municipal de Mayarí al de Baracoa, quedando bajo su mando las patrullas rebeldes que operan en dicha zona” (…)
En el caso de Almeida, señala el Comandante en Jefe: “Se comunica por este medio que ha sido ascendido al grado de Comandante el Capitán Juan Almeida Bosque y se le nombra jefe de la Columna 3 que operará en el territorio de la Sierra Maestra, situado al este del poblado de María Tomasa, debiendo extender el campo de operaciones lo más lejos posible hacia esa dirección”
Antes de Raúl y Almeida, el grado de Comandante del Ejército Rebelde, otorgado por el Comandante en Jefe, en la Sierra Maestra, sólo lo poseía el Che, desde julio de 1957.  Había venido en el Granma como Teniente jefe de Sanidad y comandó la Columna 4, primera que se desprendió de la Columna Uno José Martí, dirigida por Fidel.
Las columnas conducidas por Raúl y Almeida, dieron origen al Segundo Frente Oriental Frank País  y al Tercer Frente Oriental Dr. Mario Muñoz Monroy, los que cumplieron sus misiones y fueron un puntal decisivo en la victoria.
Hoy, transcurridos  57  años de aquel histórico ascenso, los patriotas cubanos nos sentimos orgullosos de  las estrellas martianas  e insurrectas que ese día fueron depositadas en los hombros de Raúl y de Almeida y que no han cesado de iluminar el camino de nuestro pueblo, tanto en la guerra como en la paz.
Almeida ya no está físicamente junto a nosotros, pero es símbolo de Revolución, de firmeza y  de lealtad. Raúl nos guía como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Estrellas sostenidas por quienes haciendo realidad los versos patrióticos de Raúl Gómez García al partir hacia el asalto al Moncada, sintieron en lo más hondo la sed enfebrecida de la Patria y pusieron en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.
                                                                                                                                           

miércoles, 25 de febrero de 2015

El mérito no es otro que haber cumplido con nuestro deber




Intervención de Gerardo Hernández Nordelo, en el acto por el aniversario 120 del reinicio de la Guerra de Independencia y de condecoración a los Cinco Héroes, en el Palacio de Convenciones, el 24 de febrero del 2015, “Año 57 de la Revolución”
http://www.granma.cu/file/img/2015/02/medium/f0029901.jpg
Foto: Jorge Luis González
(Versiones Taquigráficas-Con­se­­jo de Estado)

Querido compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz, Pre­si­den­te de los Consejos de Estado y de Ministros;
Compañeras y compañeros:
Honrar a las cubanas y cubanos que un día como hoy, hace 120 años, decidieron retomar las ar­mas para luchar por la independencia de la patria, es la mejor manera de recibir el Título Ho­norífico de “Héroe de la República de Cuba” que generosamente se nos otorga a cinco cubanos de estos tiempos cuyo mérito no es otro que haber cumplido con nuestro deber.
José Martí, alma de aquel levantamiento nacional del 24 de febrero de 1895, sentenció que la capacidad para ser héroe se mide por el respeto que se tributa a quienes lo han sido.  Por ello, en un día como hoy, nuestro primer pensamiento es de gratitud y fidelidad hacia todos los que a lo largo de la historia, con su sacrificio, han hecho posible que vivamos en una Cuba socialista, revolucionaria y victoriosa, conscientes de que corresponde a nuestra generación, y a las que nos siguen, defender la continuidad de esta obra, los sueños y los ideales de nuestros libertadores.
El primer pensamiento de Los Cinco en este día  ha de ser para un hombre cuyo liderazgo y visión estratégica fueron decisivos en la batalla que condujo a nuestra liberación, y quien con su ejemplo nos inculcó siempre el espíritu de lu­cha, resistencia y sacrificio. Un hom­­­bre que nos enseñó que la palabra rendición no existe en el diccionario de un revolucionario, y que des­de muy temprano aseguró a todos los cubanos que Los Cinco regresaríamos a la patria. Coman­dante en Jefe:  esta condecoración que hoy con orgullo recibimos, es también suya (Aplau­sos).
A nuestro General de Ejército Raúl Castro, quien no descansó hasta cumplir lo que Fidel había prometido, y a las compañeras y compañeros que como él llevan ya en sus pechos esta honrosa estrella, y fueron siempre un ejemplo para Los Cinco, les decimos que esta condecoración es también de ustedes (Aplausos).
Al pueblo cubano que hizo suya la causa de Los Cinco, y que aún hoy no deja de alentarnos con sus muestras de apoyo y de cariño; a la dirección del Partido y del Go­bierno de nuestro país; a las organizaciones de masas, ins­tituciones, abogados, religiosos, personalidades y gobiernos de otros países que se solidarizaron con nuestra causa: esta condecoración es también de ustedes (Aplau­sos).
Agradecemos también a los hermanos de todo el mundo que lu­charon codo a codo durante más de 16 años de batallas legales y políticas, y les decimos que esta condecoración es también de to­dos ustedes (Aplausos).
A nuestros familiares, que lu­charon, sufrieron y resistieron con firmeza durante tantos años, y a todas las personas que merecieron ver este día, y que ya no están en­tre nosotros: esta condecoración es también de ustedes (Aplau­sos).
A los héroes y heroínas sin rostros que nunca podrán recibir un homenaje público como este, pero que dedicaron, dedican, o dedicarán mañana sus vidas a la defensa de la patria desde anónimas trincheras: sepan, dondequiera que estén, que esta condecoración es también de ustedes (Aplausos).
Este honor que recibimos hoy, es a la vez un reto que nos exige es­tar a la altura de los nuevos desa­fíos que enfrenta la Revolución.  No pocas veces, desde nuestro re­greso, se nos han acercado compatriotas para expresarnos que les hu­biera gustado tener la oportunidad que tuvimos Los Cinco de proteger a nuestro pueblo de agresiones. A ellos y a todos los patriotas cubanos, les decimos que nues­tra misión no ha terminado, y que pueden sumarse.
La actualización de nuestro mo­delo económico en aras de lograr un socialismo más eficiente, próspero y sustentable, así como el pro­ceso de restablecimiento de relaciones con los Estados Unidos, conforman una coyuntura de cam­­bios que demanda de todos no­sotros actuar con inteligencia, pro­fe­sio­na­lismo, compromiso y firmeza, para identificar y enfrentar los nuevos retos y nuevos peligros que se avecinan. Hay y habrá muchas maneras de defender a Cuba, y Cuba necesitará siempre de hijos leales que velen por ella. Es por eso que nos alienta saber que en el seno de este pueblo revolucionario hay muchos “Cinco” dispuestos a sa­cri­ficarlo todo por su patria.
Junto a Ramón, René, Fernando y Antonio, recibimos con orgullo y gratitud este alto honor que la pa­tria nos confiere. Cuente la pa­tria con estos cinco soldados que hoy, ante todo nuestro pueblo, reafirmamos el compromiso de servirle has­ta el último de nuestros días, y de ser siempre fieles a las ideas de Mar­tí, del Che, de Fidel, y de Raúl.

¡Muchas gracias! (Aplausos.)

Reciban, queridos compañeros, en nombre de este pueblo que les admira, las condecoraciones




Intervención de Homero Acosta Álvarez, Secretario del Consejo de Estado, en el acto por el aniversario 120 del reinicio de la Guerra de Independencia y de condecoración a los Cinco Héroes, en el Palacio de Convenciones, el 24 de febrero del 2015, “Año 57 de la Revolución”
25 de febrero de 2015 00:02:01
http://www.granma.cu/file/img/2015/02/medium/f0029903.jpg
Foto: Foto: Jorge Luis González
(Versiones Taquigráficas-Con­se­jo de Estado)

General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
Compañeros Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René;
Compañeras y compañeros:
Mucho tiempo ha transcurrido para la celebración de este anhelado acto, desde que el 29 de diciembre de 2001 la Asamblea Nacional del Poder Popular decidió otorgar el Título Honorífico de “Héroe de la Re­pú­blica de Cuba” a los compañeros Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René, por cumplir con dedicación, dignidad y firmeza la sagrada misión de defender a nuestro país, protegiéndolo del terrorismo, a riesgo de sus vidas y soportando enormes sacrificios en un medio hostil y agresivo.
Después de largos años de injusta prisión, en la que mantuvieron una conducta ejemplar y pusieron en alto su condición de jóvenes (cubanos) formados por la Revo­lución, y en atención a su decidida defensa de nuestra Patria, el Consejo de Es­tado, a propuesta de su Pre­si­den­te, el General de Ejér­cito Raúl Castro Ruz, ha decidido, según lo previsto en la Ley No. 17 de 1978  y su Reglamento, otorgarles, como condecoración ane­xa al Título Ho­nor­ífico de “Héroe de la Re­pública de Cuba”, la Orden “Pla­ya Girón”.
Reciban, queridos compañeros, en nombre de este pueblo que les admira, las condecoraciones a que se han hecho acreedores con su conducta de cada día, a lo largo de sus vidas, y en especial por la valentía y firmeza demostradas en más de dieciséis años de injusto y cruel encierro, en que hicieron suyo el pensamiento del General Calixto García Íñiguez durante su exilio en España y cito:
“Soy ante todo cubano y por nada ni por nadie sacrificaría los ideales de mi pueblo y de mi Patria”.

Muchas gracias (Aplausos).

martes, 24 de febrero de 2015

Un sencillo homenaje a José Martí



.Orlando Guevara Núñez

Esta mañana, 24 de febrero, asistí a un singular homenaje a Martí. Una algarabía infantil  frente al  edificio donde vivo, llamó la atención de los vecinos. Era una visita de niños de prescolar, del Círculo Infantil  Alegre Amanecer. Nos saludaron con canciones y lemas patrióticos. Y se estableció un diálogo informal.
Alguien les preguntó por qué andaban vestidos de forma tan bonita (uniforme de banda de música)  y la respuesta fue rauda, casi en coro: Porque hoy es 24 de febrero.  ¿Y qué pasó el 24 de febrero?  Que los mambises su fueron para la guerra. ¿Quiénes fueron esos mambises?
Martí, Maceo, incluyen a Carlos Manuel de Céspedes.
Otras preguntas donde demostraron saber donde está sepultado José Martí, donde cayó Antonio Maceo y donde reposan sus restos, quien fue Mariana Grajales y, por  vivir  aquí, saben que son santiagueros.
A esa edad,  tales respuestas  impresionan. Pero hubo una pregunta respondida  de forma  más ilustrativa sobre la inteligencia de los pequeños visitantes. Más que una interrogación, fue una invitación: Levanten  las manos los que sean disciplinados. Del grupo de unos 30, alrededor de la mitad alzó sus manos.
Una asistente del Círculo, trata de explicar que a lo mejor ellos no habían entendido bien el concepto de disciplinados. La pregunta se repite, agregando, a la palabra disciplinados, los que se portan bien.
De nuevo la misma cantidad  de manos levantadas. Entonces, la afirmación de otra asistente: han dicho la verdad, no los están engañando. Si todos fueran disciplinados y se portaran  bien, yo no estuviera ronca.
Al final, otra pregunta, en este caso a quienes no levantaron la mano. ¿Y es muy difícil ser disciplinado? , fue la respuesta inmediata de uno. Se pasaba a otro tema cuando hubo un reclamo: ¡A mí no me han preguntado! Interrogante repetida y la misma respuesta afirmativa: es difícil ser disciplinado. 
Más que reproche por  no ser disciplinados, vale el reconocimiento por ser honestos, el camino más seguro para la forja de disciplina.
El encuentro llega a su final. Fue un sencillo homenaje a José Martí, confirmación de su pensamiento: Los niños son la esperanza del mundo.
Suenan los tambores de la banda, se esparce el rítmico sonido, vuelve la algarabía infantil, se sienten eufóricos por sus coloridos trajes, las manos se agitan en señal de despedida, no sin antes extender una invitación a los vecinos para visitarlos el próximo 10 de abril, aniversario de los Círculos Infantiles. Viven en el Centro Urbano José Martí.  L a visita de ellos, será correspondida.