lunes, 30 de abril de 2018

Mañana, unidos y victoriosos, por un grandioso Primero de Mayo



.Orlando Guevara Núñez

Un  tema polariza la atención de los santiagueros este 30 de abril: el desfile, mañana, conmemorativo del Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
En Santiago de Cuba, ciudad capital provincial,  la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, será escenario de un gran desfile, donde los trabajadores acudirán con sus familiares a festejar tan señalada efeméride.
Será un acto de reafirmación revolucionaria, de apoyo irrestricto al sistema socialista que libremente hemos escogido y seguimos construyendo y defendiendo como hace casi sesenta años.
Hermanados los trabajadores, campesinos, estudiantes, intelectuales, integrantes de las instituciones armadas, marcharemos de manos, enarbolando himnos, cantos a la vida, al trabajo y a la paz.
Las únicas demandas de los carteles y pancartas, será el cese del criminal bloqueo imperialista a nuestro país, la devolución de la Base Naval de Guantánamo, el respeto a nuestra soberanía, el fin de las agresiones a nuestros hermanos venezolanos.
Lo demás, compromiso de unidad, de trabajo y de victoria. Quienes en el exterior tratan de engañar a la opinión pública sobre la realidad cubana, debieran observar estos desfiles, en los que más de seis millones y medio de trabajadores y sus familiares desbordarán la  plaza para seguir agradeciendo el pasado, reafirmando el presente y cimentando el futuro de la Revolución.

domingo, 29 de abril de 2018

De Bolívar se puede hablar solo con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabezada a sus pies





 .Orlando Guevara Núñez
 Así hemos leído esta afirmación martiana. En el texto original, puede observarse la forma textual de ese pronunciamiento.
En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies…!
Martí pronuncia estas palabras durante un discurso en honor de Simón Bolívar, el 28 de octubre de 1893, en la Sociedad  Literaria Hispanoamericana, de Nueva York. 
Con la participación de personas de varias nacionalidades de América, hizo Martí su emotivo discurso sobre El Libertador. Sobre ellas dijo: (…) “Pero cuanto dijéramos, y aún lo excesivo, estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí, somos hijos de su espada”.
En concisas palabras, el orador hace un retrato de la personalidad del héroe. Habla del  “hombre extraordinario que vivió como entre llamas y lo era. Y de quien murió del trastorno de ver hecho pedazos el aquel astro suyo que creyó inmortal, en su error de confundir la gloria de ser útil, que sin cesar le crece, y en divina de veras, y corona que nadie arranca de las sienes, con el mero accidente del poder humano (…)
Al cierre de su discurso, Martí  diría sobre Bolívar  unas palabras, en su parte final  también conocidas por los cubanos, donde queda retratada la dimensión del héroe y su legado para la historia:
¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los  pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!

martes, 24 de abril de 2018

La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo





.Orlando Guevara Núñez
Sentencia martiana con plena vigencia para el ejercicio de la prensa. Los trabajadores de este sector en Cuba la consideramos un paradigma para nuestra labor. Forma parte de nuestra ética.
Esta afirmación fue escrita por Martí en México, y publicada en la Revista Universal, de ese país, el 8 de julio de 1875.   Nótese  como, con solo 22 años de edad, nuestro Héroe Nacional había pensado ya de forma tan profunda en la función de la prensa.
En esta ocasión se está refiriendo a las elecciones en Jalisco y Monterrey, acontecimiento sobre el cual fija su opinión  respecto a  los deberes de la prensa.
Luego de una breve explicación sobre el desarrollo de las elecciones en varios estados mexicanos, hace Martí una definición más explícita sobre  el tema enunciado.:

“No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella; tócale, en fin, establecer  y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”.
“Tiene la prensa periódica –agrega- altísimas misiones; es la una explicar  en la paz, y en la lucha fortalecer y aconsejar; es la otra hacer estudio de las graves necesidades del país, fundar sus mejoras, facilitar así la obra a la administración que rige, y ya que tantas graves cuestiones preocupan en una nación que asciende de una situación vacilante y anómala, a la de tierra dueña y libre, ayude la prensa periódica a los que gobiernan, señalando  y presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”.
En el propio escrito, ofrece Martí una disertación del periodismo que preconiza. Y plantea las preguntas siguientes:
"Pero sobre todo, interróguese y respóndase la pertinaz autoridad de Nuevo León. ¿Puede mantenerse contra el pueblo el poder que se recibe de él?  Cuando ha llegado el plazo que la ley fija para resignarlo. ¿es decoroso  pretender conservarlo a toda costa?"
Y finaliza con un juicio de mucha valía  ética. “El propio decoro es la ley suprema; abandónese a él la autoridad exaltada u ofuscada; prefiera su propia satisfacción a una voluntad injusta;  la derrota digna es la mejor victoria; el deber cumplido es el gobierno mejor”.

lunes, 23 de abril de 2018

Es la hora de los hornos, en que no se ha de ver más que luz


.Orlando Guevara Núñez

Pensamiento bastante divulgado  en Cuba. Puede leerse en una carta dirigida por José Martí a su amigo  José Dolores Poyo, desde Nueva York, firmada el 5 de diciembre de 1891.  En la misiva, Martí agradece a Poyo,  un escrito donde el también  patriota elogia su figura. Le expresa su deseo de visitar al Cayo, aunque prefiere hacerlo no por iniciativa propia, sin ser invitado.
Así lo escribe: “Pero, ¿cómo ir al Cayo de mi propia voluntad, como pedigüeño de fama que va a buscarse amigos, o como solicitante, cuando quien ha de ir en mí es un hombre de sencillez y de ternura que tiembla de pensar que sus hermanos pudieses caer en la política engañosa y autoritaria de las malas repúblicas? Es mi sueño que cada cubano sea hombre político enteramente libre, como entiendo que el cubano del Cayo es y obre en todos actos por sus  simpatías  juiciosas y su elección independiente, sin que le venga de fuera de sí, el influjo dañino de algún interés disimulado”.
Le habla a su amigo sobre quienes tienen “un pecho con qué arremeter, y mente para ver lejos y manos con qué ejecutar. Y sin recelos ni exclusiones. Y sin olvido de lo verdadero y de lo justo. Y sin antipatías tenaces. Es la hora de los hornos, en que no se ha de ver más que la luz.
“Pero mándeme – le dice al final- Y ya verá cuán viejo era mi deseo de apretar esas manos fundadoras.

lunes, 16 de abril de 2018

Fidel Castro aquel 16 de abril de 1961




.Orlando Guevara  Núñez



Un mar de pueblo, fusiles en alto, juró defender la  Revolución socialista



Los revolucionarios cubanos no olvidamos aquel histórico discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro, el 16 de abril de 1961. La mañana anterior, aviones yanquis, habían bombardeado los aeropuertos de Ciudad Libertad y San Antonio de los Baños, en la capital cubana y el Antonio Maceo, en Santiago de Cuba. De nuevo, numerosas  vidas de pacíficos hijos de nuestro pueblo se perdían; otros eran heridos. La traición, el crimen y la mentira del gobierno norteamericano se unían contra la Revolución.
En el sepelio de las víctimas, Fidel desenmascaró todas las mentiras y engaños del gobierno imperialista de los Estados Unidos al mundo y a su propio pueblo. Quisieron hacer aparecer aquella agresión como una “rebelión interna contra Castro”. Para eso, pintaron con insignias cubanas las naves mercenarias, entrevistaron a pilotos que afirmaban haber desertado de Cuba después de los bombardeos. Y los pintaron como héroes. Necesitaban de la mentira y no dudaron en inventarla y difundirla.
Pero la visión de Fidel destruyó todas las patrañas imperiales y puso al desnudo las verdaderas intenciones de la agresión, y desenmascaró a los culpables. Con esa certeza y con la más profunda convicción de ideas y confianza en su pueblo, expresó ese día nuestro Comandante en Jefe:
“Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”
“Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos!”
“¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores! Y esa Revolución, esa Revolución, esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo “.
“Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes.  Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida”
Y luego de aquella declaración del socialismo cubano, de la cual diría luego Raúl que lo que se hizo fue ponerle el nombre a un niño que ha había nacido, Fidel preguntó al pueblo presente en las honras fúnebres:
Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes?  Y un SÍ rotundo fue la respuesta. Juramento de pueblo, ratificado por millones de cubanos en todo el país.

Y como colofón, una afirmación de Fidel, corroborada pocas horas después:
“Compañeros obreros y campesinos de la patria, el ataque de ayer fue el preludio de la agresión de los mercenarios, el ataque de ayer que costó siete vidas heroicas, tuvo el propósito de destruir nuestros aviones en tierra, mas fracasaron, solo destruyeron tres aviones, y el grueso de los aviones enemigos fue averiado o abatido. Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre
Al otro día se produjo el desembarco mercenario. Cuba entera se levantó en pie de guerra. Cada palmo de tierra se erigió en trinchera. La mentira y el crimen, fueron pulverizados por la dignidad, el valor y la conciencia del pueblo cubano, como siempre, con Fidel y Raúl al frente. Y aquella humillante derrota y que sigamos aquí de pie, más socialistas, es lo que todavía siguen sin perdonarnos los prepotentes gobernantes del imperio yanqui.