jueves, 17 de abril de 2025

 

Breves apuntes martianos .Sobre Simón Bolívar

Orlando Guevara Núñez

La devoción de José Martí hacia Simón Bolívar tuvo fuerza de inmensidad.  Lo admiró como un referente, como un libertador y fundador de pueblos. Léase esta pequeña semblanza, publicada en La Edad de Oro:

“Bolívar era pequeño de cuerpo.  Los ojos le relampagueaban y las palabras se le salían de los labios. Parecía como si estuviera esperando siempre la hora de montar a caballo. Era su país un país oprimido, que le pesaba en el corazón, y no le dejaba vivir en paz. La América entera estaba como despertando.  Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan cuando su pueblo se cansa , y que se deciden a la guerra antes que los pueblos, porque no tienen que consultar a nadie más que a sí mismos, y los pueblos tienen muchos hombres,  y no pueden consultarse tan pronto. Ese fue el mérito de Bolívar, que no se cansó de pelear por   libertad de Venezuela,  cuando parecía que Venezuela se cansaba. Lo  habían derrotado los españoles: lo habían echado del país. Él se fue a una isla  a ver su tierra de cerca, a pensar en su tierra .

“Un negro  generoso lo ayudó cuando ya no lo quería ayudar nadie. Volvió un día a pelear con trescientos héroes,  con los trescientos libertadores. Libertó a Venezuela.  Libertó a Nueva Granada, libertó al Ecuador.  Libertó al  Perú .  Fundó una nación nueva, la nación de  Bolivia.  Ganó batallas sublimes con soldados descalzos y medio desnudos . Todo se estremecía y se llenaba de luz en su alrededor. Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural.  Era un Ejército de jóvenes. Jamás se peleó tanto, ni se peleó mejor en el mundo por la libertad. Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los hombres  a gobernarse por sí mismos, como el derecho de América a ser libre. Los envidiosos exageraron sus defectos.  Bolívar murió de pesar del corazón más que del  mal  del cuerpo, en la casa de un español , en Santa Marta Murió pobre. y dejó una familia de pueblos”.

Y otros juicios del Apóstol cubano definen en toda su grandeza al libertador de  América:

“ Los siglos y la Naturaleza Americana se condensaron y dieron a Bolívar”.   Con Bolívar, se dio al mundo el hombre americano, expansivo, pujante, y suntuoso como nuestra Naturaleza”

¡ Oh,no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella:  ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna,  o entre relámpagos y rayos , o con un manojo de pueblos libres en el puño ,y la tiranía descabezada a los pies!

¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y  ceñudo, sentado aún en la roca de crear, co n el Inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él ,calzadas aún las botas de campaña, porque lo que no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy, porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!

 

El pasado que no debemos olvidar

 

.Orlando Guevara Núñez

 

Los enemigos de la Revolución cubana, en su empeño de destruirla, repiten la mentira de que en la época anterior a 1959 vivíamos en un país rico y próspero. Hasta llegan a elogiar al tirano Fulgencio Batista y al sistema capitalista.

He aquí algunas realidades que los cubanos no debemos olvidar, para saber de dónde venimos, donde estamos, hacia dónde vamos y reafirmar nuestra decisión de que permanezcan en el pasado y no tengan ni presente ni futuro en nuestra Patria.

El 85 por ciento de los pequeños agricultores cubanos pagaba renta y vivían   amenazados por el desalojo. Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaba en manos extranjeras.

.Doscientas mil familias campesinas no tenían tierra donde sembrar y, en cambio, estaban sin cultivar, en manos de poderosos intereses, cerca 300 000 caballerías de tierras productivas. (Una caballería es igual a 13,42 hectáreas).

. El 20% de los propietarios tenía menos del 1 % de las tierras. El 1 %, tenía el 46% de ese medio vital para la vida en el campo. En solo 13 latifundios norteamericanos asentados en la economía azucarera, se concentraba la impresionante cifra de 1 173 000 hectáreas, extensión  superior  a la poseída por 101 278  fincas pequeñas, mientras que más de 100 000 campesinos trabajaban la tierra sin ser dueños de éstas, y sólo el 30 por ciento de quienes trabajaban el agro eran propietarios. En 894 personas  se monopolizaba  la tercera parte del área dedicada a la agricultura.

. Unos 33 000 agricultores eran aparceros, es decir, trabajaban una parcela sin ser dueños y tenían que pagar a sus propietarios, mientras que 13 000 eran precaristas, quienes se asentaban en tierras del Estado, sin proceder legal alguno. Otros 46 000 trabajaban como arrendatarios y 6 987 como subarrendatarios.

. En nuestros campos, antes de 1959, más de 200 mil familias vivían en bohíos miserables, sólo el 9 % disfrutaba del servicio eléctrico, 96 de cada 100 familias no consumía carne habitualmente, menos del 1 % comía pescado, apenas el 2 % tenía el huevo en su alimentación y un 89 % no contaba con un decisivo recurso dietético como lo es la leche.

. Datos ofrecidos por una encuesta de una organización juvenil católica, en 1957, afirman que una familia campesina cubana, como promedio, tenía un ingreso de 46 pesos al mes para los gastos de

alimentación, ropa, medicinas y transporte,  contabilizado el valor de los alimentos que ella misma producía.

 

 

Había en Cuba 200 000 bohíos y chozas; 400 000 familias del campo y de la ciudad vivían hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud.

. Unas 2 200 000 personas de la población urbana  pagaban  alquileres que absorbían entre un quinto y un tercio de sus ingresos; y  2 800 000 de nuestra población rural y suburbana carecían de luz eléctrica.

. En 1953, cifras ofrecidas por el Censo Nacional, sólo el 13% de las viviendas estaban conceptuadas como buenas; el 20% fueron catalogadas como aceptables, mientras que la categoría de regular abarcó al 21%; las clasificadas como malas llegaron al 32%, y el resto, casi un 15%, fueron declaradas en estado ruinoso.

. Había 600 000 cubanos sin empleo a quienes se unían los 500 000 obreros del campo que solo trabajaban tres o cuatro meses al año, pasando el resto sin tener donde ganar su sustento.

. A la falta de empleo se unían los bajos salarios, los sistemas arbitrarios de pago en muchos casos basados en papeles que sustituían al dinero, al tiempo que la discriminación racial y de sexo marginaban y perjudicaban a cientos de miles de cubanos.

. Cada año llegaban a la edad del empleo unos 100 000 jóvenes, para los cuales no existían fuentes de trabajo. Así, en 1958, último año de la tiranía en el poder, más de 700 000 cubanos, una tercera parte de la población laboral, más del 45 por ciento en las zonas rurales, no tenía empleo permanente.

. La mujer era particularmente discriminada. En 1958, por ejemplo, solo estaban empleadas 194 000 de ellas, el 70 por ciento en labores domésticas.  Cien mil mujeres tenían que ejercer la prostitución como medio de subsistencia.

.Antes del triunfo de la Revolución, sólo 37 900 trabajadores incrementaban la cifra de empleados cada año; en los primeros 17 años posteriores a 1958, el promedio fue de 82 300. En la primera década de la Revolución, casi un millón de cubanos encontró nuevos empleos.

. En 1953 el 23,6 % de la población mayor de 10 años era analfabeta, mientras que sólo el 55,6% de los niños entre seis y 14 años estaban matriculados en las escuelas, aunque muchos se

veían obligados a abandonarla para incorporarse al trabajo como medio de subsistencia.

. Un millón y medio de habitantes mayores de seis años no tenían ningún grado escolar aprobado, al tiempo que la matrícula sólo registraba el 52 % de los niños de siete años, el 43,7 de ocho y el 36,6 de los de nueve.

. Entre los 15 y 19 años, en la flor de su juventud, sólo el 17% de los cubanos recibía algún tipo de educación, mientras que el grado cultural promedio de los mayores de 15 años no llegaba al tercero.

. En el país existían sólo 53 464 graduados universitarios, entre ellos 37 292 en la capital del país, con una población analfabeta de seis a nueve años que llegaba a 44,5 % en La Habana, al tiempo que en Oriente alcanzaba un 81,2 %, llegando a un 89% en las zonas rurales.

. En 1958, los datos eran desgarradores. Un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semi analfabetos, 600 000 niños sin escuelas mientras que 10 000 maestros estaban sin trabajo.

. El presupuesto asignado a la salud era realmente una vergüenza. Unos 25 millones de pesos, de los cuales políticos y funcionarios corrompidos se robaban gran parte. La mayoría de los recursos se concentraban en la capital, cuya población representando el 22% del total del país, contaba con el 61 por ciento de las camas.

. En la zona oriental la situación era más trágica. La Región Oriente Sur de Salud Pública, que abarcaba las actuales provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, tenía un presupuesto de sólo 1 300 000 pesos. Hoy Santiago de Cuba sobrepasa muchas veces esa cifra.

. La mortalidad infantil cubana superaba la tasa de 60 por cada mil nacidos vivos, aún cuando muchos niños no eran registrados en su nacimiento por residir en lugares rurales donde la asistencia médica no llegó nunca durante la etapa pre revolucionaria.

. Miles de niños y adultos morían cada año de enfermedades curables. Por la poliomielitis fallecían anualmente o quedaban inválidas unas 300 personas; el paludismo atacaba a unas 3 000; de la difteria eran presa unos 600 niños, mientras que la gastroenteritis causaba estragos en la propia ciudad de Santiago de Cuba. Incluso en 1957, se conoce el doloroso episodio del Valle de Mayarí Arriba, zona rural donde ese año murió el 80 por ciento de los niños menores de un año, como consecuencia de esa enfermedad.

. En el propio año 1953, una epidemia de gastroenteritis mataba dos niños cada día en Santiago de Cuba. Las autoridades achacaron la enfermedad a la mala calidad del agua y los alimentos, pidieron apoyo al país, y como respuesta recibieron unas pocas camas y cuatro cajas de medicamentos, lo que ni siquiera contribuyó a aliviar el mal.

La tuberculosis, el tétanos y otras enfermedades infecciosas, sembraban la muerte en muchos hogares cubanos, principalmente los pobres.

. La salud era un negocio privado. Y la medicina, una mercancía. El 70 % del mercado de medicamentos estaba en manos de empresas norteamericanas y la población tenía que adquirirlos a precios que multiplicaban su costo. El servicio médico rural no existía.

. El país contaba con solo unos 6 000 médicos, la mayoría en la capital cubana y otras grandes ciudades, mientras que gran parte de ellos ejercía la medicina privada. Las 131 casas de socorro existentes en el país, eran realmente una grotesca caricatura de atención sanitaria, y una gran mayoría de quienes recibían asistencia médica, se quedaban con las recetas en los bolsillos, al no poder comprarlas por falta de recursos. La atención estomatológica era ínfima. Una intervención quirúrgica era un lujo que pocos podían satisfacer. La expectativa de vida de la población andaba por debajo de los 60 años.

. Más del 94% de los establecimientos industriales tenían menos de cien empleados, mientras que más del 50% de los trabajadores de esa rama pertenecían al sector azucarero.

.Las industrias productoras de materias primas y recursos básicos, representaban sólo el 0,1% de las inversiones al margen de la industria azucarera, en su mayoría  en manos extranjeras.

Ese era el “país próspero” que “disfrutábamos” los cubanos. Y esos son los “derechos humanos” y la “democracia” que sueñan nuestros enemigos devolvernos.

Fue esa la situación que inspiró a los moncadistas al combate. Todos esos males, fueron denunciados en el Programa del Moncada, que  inspiró las nuevas luchas, se fortaleció en el exilio, viajó en el Granma, escaló las montañas, fecundó los llanos, se tradujo en guerra revolucionaria y en victoria de pueblo.

Hoy, podemos  suscribir junto a nuestro Fidel de siempre, junto al Partido Comunista de Cuba y nuestro gobierno revolucionario,  pese a lo que resta por hacer, que nuestros sueños de ayer son las leyes revolucionarias de hoy. Son las victorias que debemos preservar y engrandecer

miércoles, 16 de abril de 2025

 

Un combate con dimensión de pueblo

Orlando Guevara Núñez

Han pasado 64 años y aún recuerdo aquella mañana  de abril de 1961. El día 17, para mayor precisión, Fidel Informaba al pueblo sobre la invasión mercenaria por Playa Girón. Y llamaba al pueblo al combate.

Yo vivía en un barrio rural de Niquero, donde presidía una Brigada Juvenil de Trabajo Revolucionario, organización de base de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, integrada por 50 jóvenes, entre ellos siete muchachas.

 Ante la convocatoria de Fidel, todos marchamos hacia el pueblo y nos presentamos a la Unidad Militar, con la disposición de partir hacia el escenario del combate. Se nos dijo que no era necesario ni posible, pero recibimos la tarea de hacer guardia en distintos puntos y vigilar a los enemigos. Las calles eran totalmente de los revolucionarios; los contrarrevolucionarios no se atrevían a moverse.

Eso hicimos hasta el día de la victoria. Aquel 19 de abril fue inolvidable. Habíamos vivido unos días intensos. Recuerdo dos hechos aleccionadores. Uno, las mujeres ocupando los puestos de milicianos  obreros que habían partido hacia las trincheras; el otro, el espectáculo de personas que hasta entonces no se habían incorporado a la Revolución y allí estaban, reclamando uun puesto en la defensa de la patria agredida.

Fueron días donde el heroísmo y el patriotismo alcanzaron dimensión de pueblo. La victoria fue de todos.  Así seguimos luego’ de 64 años. Y seguiremos siendo así.