martes, 1 de febrero de 2022

El obstáculo infranqueable para la Ley Helms-Burton

Orlando Guevara Núñez

El mayor obstáculo que tiene la Ley Helms-Burton para lograr sus objetivos, tiene un nombre: la dignidad, el patriotismo y la decisión del pueblo cubano de enfrentarla y derrotarla. Recuérdese que el capítulo III de este brutal e ilegal engendro norteamericano, no es menos criminal que los demás.

Supone, en primer lugar, destruir la Revolución y convertir e nuestro país en una colonia. La estupidez y la prepotencia los ciega. Sus mentiras los hacen revolverse entre su propio estiércol. Pero sus errores los pueden conducir a consecuencias nefastas, de las cuales saldrían mal paradas las fanfarronerías y la creencia de que pueden pisotear impunemente la soberanía de otras naciones.

¿Qué pretenden los yanquis con esa descabellada Ley?

¿Qué los obreros les devuelvan a sus antiguos dueños las fábricas para volver a ser explotados por ellos? ¿Qué los campesinos les devuelvan las tierras a los latifundistas que los expoliaban, desalojaban, los mantenían en la miseria y asesinaban a sus líderes? ¿Que los maestros y estudiantes devuelvan sus planteles? ¿Que nuestros hospitales pasen a manos de los mercaderes? ¿Qué vuelvan los esbirros, criminales, ladrones y políticos corruptos? En fin, que el capitalismo regrese a la nación cubana?

Su ceguera y demencia no deben hacerles ignorar la realidad de que los obreros, los campesinos, los estudiantes y todo el pueblo cubano, además de nuestras trincheras de ideas, tenemos trincheras de piedras para defender nuestras conquistas. Y estamos preparados para cumplir el legado maceísta de que quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha.

Su irrespeto hacia otros países que mantienen relaciones con Cuba, les deparará no pocos obstáculos. Porque una cosa es autoproclamarse amo y otra es que los demás acepten ser esclavos. Nuestro Titán de Bronce, Antonio Maceo, dijo que quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha. Y para el imperio, valgan otros dos conceptos, que forman parte de la doctrina política de nuestro pueblo.

Uno martiano:¡Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!

Y otro fidelista: “Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres, y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie”.

 

 

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