.Orlando Guevara Núñez
El 4 de febrero de 1962, como respuesta a la expulsión de Cuba de la OEA, más de un millón de cubanos se reunieron en la capital cubana, constituyéndose en Asamblea General del Pueblo de Cuba, la cual aprobó la Segunda Declaración de la Habana. De aquel histórico acontecimiento, todavía con fuerza de presencia, recordaremos algunos momentos, tanto del discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro, como del texto de la Declaración.
Del discurso de Fidel
A este pueblo, que con su presencia demuestra su dignidad y
su postura, es al que quieren someter los imperialistas, es al pueblo que
quieren dividir y disgregar los imperialistas, es al pueblo que quieren
aplastar los imperialistas para que ya nunca más rigiera la voluntad soberana
del pueblo, para que ya nunca más se volvieran a congregar las multitudes como
aquí se congregan, y para que el destino y la riqueza de la patria fuera
dilapidada, y el curso de su historia desviado por la voluntad de las
camarillas que se reúnen en la sombra, a espaldas de los pueblos; para que ya
nunca más se vieran multitudes gigantescas por las calles de la patria y en las
plazas de la patria, levantando con orgullo sus banderas y proclamando al mundo
sus hermosas consignas.
Es al pueblo al que quieren ponerle la bota encima los imperialistas,
oprimirnos, ultrajarnos, hacer añicos nuestra dignidad nacional, como han hecho
añicos la dignidad de muchos pueblos hermanos de este continente. Es a
este pueblo, rebelde y heroico, al que quieren aplastar. Y he ahí su
error, he ahí su gran error, he ahí la causa de su fracaso, porque el
imperialismo jamás aplastará a la Revolución Cubana , el imperialismo jamás
vencerá a la Revolución Cubana
¿Qué hacer ante los que quieren, a fuerza de privaciones, a fuerza de agresiones y a fuerza de bloqueos, rendir a la patria? ¿Qué hay que hacer? Pues, sencillamente, hay que trabajar más, hay que tomar más interés en todo, hay que triplicar el cuidado y la atención en la producción, en las fábricas, en las cooperativas, en las granjas, en los campos, en todas partes (APLAUSOS); triplicar el esfuerzo para extraer el máximo de nuestra riqueza con lo que tenemos, para extraer todo lo que necesitamos, para ir resistiendo el bloqueo en estos meses, y quizás años largos de lucha y de sacrificios que el imperialismo nos impone; utilizar todos los recursos que tenemos para producir, para resistir y, al mismo tiempo, distribuir mejor lo que tenemos, distribuir mejor lo que producimos.
Y, por eso, es deber que cumplirá el Gobierno Revolucionario de estudiar todas
las medidas necesarias para que nuestro pueblo se pueda distribuir bien lo que
tiene, para que lo que tengamos bajo el bloqueo llegue a todos, para que todos
compartamos sin egoísmos lo que tenemos (APLAUSOS).
No importa que aquí no vengan automóviles en muchos años; no importa, incluso,
que muchos objetos de lujo no vengan a Cuba en muchos años. ¡No importa,
si ese es el precio de la libertad; no importa, si ese es el precio de la
dignidad; no importa, si ese es el precio que nos exige la patria!
(APLAUSOS.)
Al fin y al cabo, el pueblo nunca tuvo lujos; al fin y al cabo, el pueblo nunca tuvo más que la explotación, la humillación, la discriminación, la servidumbre, el desempleo y el hambre; al fin al cabo, los lujos fueron para las minorías, para el pueblo fueron los sacrificios.
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