.Orlando Guevara Núñez
Durante mucho tiempo, creí
que este pensamiento martiano estaba relacionado con el periodismo cubano, con la
labor de Patria por nuestra
independencia. Pero no es así.
La explicación podemos
encontrarla en un artículo escrito por
Martí, titulado El Monumento a la
prensa, los periodistas de Nueva York, publicado en el periódico argentino La Nación, el 28 de julio de 1887.
El primer párrafo es
explicativo: “En un vapor embanderado venían ayer del Cerro de los Cipreses,
cuajado de tumbas, los periodistas de Nueva York y sus amigos, que, como quien
va a una gira, fueron a la ceremonia de entrega de la columna, sin elocuencia
ni mérito artístico, que señala el lote donde reposan los periodistas muertos”.
Critica, como se observa,
que en lugar de homenaje pareció una
gira, y dice que los discursos mismos, más que lazos de crespón, parecían copas
de champaña. Y señaló como nota falsa,
que en el discurso el “orador de
moda, el candidato encubierto de los republicanos de Nueva York para la
presidencia próxima, lamentó demasiado la muerte, acaso porque él vive feliz”
“Acá – escribe- no se teme mucho a la muerte. El periodista
sobre todo parece verla venir sin miedo ¡tiene
tanto el periodista de soldado!
En el mismo escrito,
aparecen palabras de valía para los profesionales de la prensa, pues afirma que
“el arte de escribir ¿no es reducir? La
verba mata sin
duda la elocuencia”. Y
agrega que “hay tanto que decir, que ha de decirse en el menor número de
páginas posible: eso sí, que cada palabra lleve ala y color”.
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