.Orlando Guevara Núñez
Muchas veces hemos honrado
los cubanos esta enseñanza martiana, consistente en elegir el
sacrificio, dictado por el honor, ante un bienestar acompañado por el deshonor.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8M3PXYls4d-8jAnv71IxhMab7umOLXbQoQoO7Db9d01CLuMMeBeFsp102lh-be_MEwszWSM3SKN1-NuUSG_qkBKxA2jSneddIQRqqh4-sHYIgxivk86jPCnNk62ImpSux0C56Yy0iCUc/s1600/marti.jpg)
En su nota introductoria
dice nuestro Apóstol: “Estos son mis versos. Son como son: A nadie los pedí
prestados. Mientras no pude encerrar íntegras
mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones”
Más adelante afirma: “Tajos
son éstos de mis propias entrañas, mis guerreros. Ninguno me ha salido
recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas
salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida”
Y en esa colección está
incluido el poema Yugo y Estrella. Se describe una opción que, al nacer, su madre puso ante
él, como “dos insignias de la vida”.
“Este, es un yugo: quien lo acepta, goza. / Hace de manso buey, y como
presta servicio a los señores/ duerme en paja caliente y tiene rica y ancha
avena (…)
“Esta,
que alumbra y mata, es una estrella. / como
que riega luz, los pecadores / huyen de quien la lleva, y en la vida/
cual un monstruo de crímenes cargado / todo el que lleva luz se queda
solo. / Pero el hombre que al buey sin pena imita/ buey torna a ser, y en
apagado bruto/ la escala universal de nuevo empieza/ El que la estrella sin
temor se ciñe/ como que crea, ¡crece!” (…)
Así, puesto a escoger entre
las dos insignias, decide:
Dame
el yugo, oh mi madre, de manera / que puesto en él de pie, luzca en mi frente/
mejor la estrella que ilumina y mata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario