.Orlando Guevara Núñez
René Ramos Latour
(Comandante Daniel). Combatiente
clandestino. Cuando la caída de Frank País, lo sustituyó como jefe Nacional de acción del Movimiento
Revolucionario 26 de Julio. Exactamente un año después, el 30 de julio de 1958,
cayó en el combate de El Jobal, Sierra Maestra.
Carta de Daniel a Hart,
Haydée y Faustino Pérez, 11 de agosto de 1957, sobre el entierro de Frank País.
(Fragmentos)
“ ¡Sí, era terrible el golpe! Pero debíamos
ser dignos de haber compartido con él sus trabajos durante tanto tiempo. Había
que rendirle un merecido homenaje. Y ese homenaje no podía ser otro que la
movilización total de la ciudadanía para hacer de su muerte la más estruendosa
y pujante demostración de aversión al régimen nefasto, que como triste colofón
a su extensa cadena de crímenes, asesinó, en la flor de su vida a quien Fidel
calificara: “el más valioso, el más
útil, el más extraordinario de nuestros combatientes”. Nuestra primera tarea
fue convertir el llanto de nuestras mujeres en enardecida indignación para que
prevaleciera ese formidable espíritu de lucha de que han hecho gala nuestras
orientales y les pedimos que secaran sus lágrimas y rescataran por la fuerza de
la unión, el cadáver de nuestro compañero querido de las garras de aquellos que
después de asesinarlo cobardemente lo
dejaron tirado en la calle y se
dedicaron al satánico deleite de contemplar su nefanda obra. Luego se
movilizaron los sectores obreros e hicimos circular la consigna de abandonar el
trabajo e ir todos al entierro”.
“Ha sido la más grande
demostración antigubernamental que se ha producido en Cuba. Frank País, desde
su lecho eterno, vestido con el uniforme de nuestro
glorioso Ejército
y ostentando sobre su pecho las insignias de coronel y una flor blanca,
dirigía la más grande batalla contra el régimen, ante el empuje
avasallador de todo un pueblo que había escuchado su voz, el régimen se
tambaleaba y mostraba su impotencia para contener las ansias de libertad de un
pueblo que miraba con horror cómo le eran arrancados de su seno sus hijos más
valiosos. Y el pueblo, unido, se sintió grande, fuerte, poderoso y pensó que
había llegado el momento de devolver el golpe recibido y arremetió con toda la
fuerza que le daba la justicia, la razón, la dignidad y el decoro ofendidos. Ya
no quería detenerse hasta ver derribado aquel monstruoso edificio de maldad y
crímenes que es la dictadura; y patronos,
obreros, profesionales, empleados, todos abandonaron sus labores. Para nosotros
fue una agradable sorpresa en medio del dolor que nos atormentaba. Pero tampoco
contábamos con un aparato de fuerza capaz de sostener aquella demostración espontánea de adhesión que nos daba el pueblo,
una vez que el gobierno pusiese en juego
su poderoso y brutal aparato de represión. Sin embargo, también nuestros
muchachos se sentían engrandecidos por aquella hermosa solidaridad de todos; y
con piedras, palos y coraje mantuvieron la agitación en su más alto grado
durante siete días. Al ver que el ejemplo de Santiago era imitado por otras
ciudades de Oriente y que alcanzaba a las pocas horas resonancias nacionales,
incrementamos la lucha, redoblamos los esfuerzos y esperamos… De sobra saben
ustedes el resto”.
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