viernes, 10 de julio de 2020

Héroes del Moncada: Renato Guitart Rosell: “A Batista hay que tumbarlo con balas”



               
 .Orlando Guevara Núñez



El  2  de noviembre de 1930, nació en Santiago de Cuba Renato Guitart Rosell, el joven revolucionario que, luego de participar en la organización del asalto al cuartel Moncada, cayó en combate la madrugada del 26 de julio de 1953, formando parte del grupo cuya misión consistía en entrar por la Posta Tres de esa fortaleza militar, la segunda en importancia en el país.
Su nacimiento se produjo en un hogar con posibilidades económicas, pues su padre, René Guitart, era comisionista de firmas extranjeras y también consignatario de buques. Pero el ambiente familiar estaba signado por el patriotismo, savia que nutrió sus arterias desde los años más tempranos de su vida.
A la edad de 15 años, Renato ingresó al colegio presbiteriano de Cárdenas, Matanzas, con el propósito de cursar la escuela de comercio e idiomas. Allí no sólo desarrolló su capacidad intelectual, sino también su sentido del compañerismo y el humanismo, compartiendo con alumnos sin recursos económicos lo que él disponía, sentimiento que contó con la aprobación de su progenitor.
Durante su adolescencia y juventud gustaba de la navegación,  la natación, el tiro, el baloncesto y  la música, con dotes también para el canto y una particular afición por la carpintería.
Pero pronto el pensamiento y la acción de Renato Guitart convergerían en un objetivo al cual se dedicó por entero: la lucha por la libertad de la Patria. Así, cuando el artero golpe de estado del 10 de marzo de 1952  aupó al poder al sanguinario Fulgencio Batista, estuvo Renato, junto a su padre y unos amigos, armados con dos pistolas, en el cuartel Moncada, pensando que aquí el zarpazo no iba a ser acatado y podían contribuir a combatirlo.
La traición le dolió, pero no lo amilanó. Comenzó entonces a hacer gestiones para recepcionar la entrega de armas que había prometido el ex presidente Carlos Prío. En lugar de las armas, sin embargo, sobrevino otro desengaño.
En Matanzas, había conocido al líder estudiantil José Antonio Echeverría, mientras que en su natal Santiago de Cuba se ligaba cada vez más con jóvenes revolucionarios, entre ellos Otto Parellada. También conoció a otros compañeros de ideales en la capital del país. Y se encontró con  Fidel Castro, a quien calibró desde el primer encuentro entre ambos, lo cual está demostrado en la afirmación hecha a su padre. “Ese sí es un revolucionario, papá. Tiene un gran empuje. Yo te lo digo, vive muy adelantado. Ese es el hombre que tumbará a Batista, porque a Batista hay que tumbarlo con balas”.
Renato Guitart Rosell encauzaría desde entonces su ideal revolucionario y de combatiente como integrante de la dirección del Movimiento, que iniciaría la lucha armada contra la brutal tiranía que había obtenido el poder por la fuerza.
Como conocedor de Santiago de Cuba y por sus cualidades, inteligencia y valentía, le correspondió un grupo de tareas organizativas que incluían conseguir un plano del cuartel Moncada, información sobre las tropas, lugar donde se guardaban las armas de la fortaleza, así como sobre los edificios cercanos a  ésta, compra de armas y parque, además del alquiler de casas y reservaciones en hoteles para hospedaje de los jóvenes que acudirían a la gesta patriótica en Santiago de Cuba y Bayamo.
La heroína del Moncada, Melba Hernández, relata que cuando ella llegó por  tren a Santiago de Cuba -estima como posible fecha el 24 de julio de 1953- la estaban esperando Abel Santamaría y Renato Guitart.
“Renato fue un compañero a quien no tuvimos mucha oportunidad de tratar  -afirmó Melba- por el carácter clandestino y el rigor con el cual se trabajaba en el seno del Movimiento. Sin embargo, tanto para Yeyé (Haydée Santamaría) como para mí, se convirtió en un íntimo compañero, en un hermano. No sabíamos que Renato vivía en Santiago, pues aunque tuvimos la oportunidad de hablar en La Habana, nunca dijo de dónde era”.
En su relato, Melba apunta que antes de dirigirse a la Granjita Siboney, Renato le dijo: “Vamos a pasar por un lugar que después a ti te va a interesar mucho. Es muy importante. Y para que veas que los que están ahí son nuestros enemigos, pero no son tan feroces”. Se trataba del cuartel Moncada. Le dimos la vuelta al cuartel  -apunta la combatiente moncadista -  y cada vez que pasábamos por delante de una entrada de la posta o coincidíamos con un militar, Renato y el militar se saludaban muy afectuosamente. Y seguimos.
“El primero que sea para mí”, fue la petición de Renato a Haydée Santamaría en la Granjita Siboney, cuando se planchaban los uniformes de los asaltantes, deseo que fue satisfecho. Esa misma madrugada, partiría junto a sus compañeros hacia la acción, en la cual tendría asignada una importante misión como responsable del grupo de vanguardia  de ocho combatientes que entraría por la Posta Tres. Los otros eran Flores Betancourt Rodríguez, Pedro Marrero Aizpurúa, Carmelo Noa Gil, José Luis Tasende de las Muñecas, Jesús Montané Oropesa, José Suárez Blanco y Ramiro Valdés Menéndez. De ellos, sólo los últimos tres salieron con vida.
¡Abran paso al general! Así exclamó Renato al llegar al lugar, logrando el desarme de los dos soldados que custodiaban la posta. Luego, el combate durante el cual se mantuvo disparando hasta que una bala lo alcanzó en la cabeza, produciéndole la muerte instantánea.
Renato Guitart Rosell caía  heroicamente por la Revolución, cuando aún no había cumplido los 23 años. Hoy  recordamos al héroe preservando, engrandeciendo y defendiendo la obra conquistada, cimentada con su sangre generosa.

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