"El pueblo debe saber distinguir quién es un tipo que ocasionalmente puede expresar una inconformidad. Bien. Ahora, las críticas las hacemos en los centros de trabajo, en las asambleas, donde sea, en los seccionales, en las organizaciones de masa. Todas las cosas que estén mal, allí tenemos que discutirlas; no es en la calle, no es en la calle, donde se aprovechan los enemigos. Lo que esté mal tenemos que discutirlo en nuestros sindicatos, en nuestros comités de base de las organizaciones de masa, en nuestros núcleos revolucionarios, en las aulas. Ahí es donde tenemos que discutir lo que esté mal. En la calle, somos defensores de la Revolución".
"Porque, claro, la Revolución
es obra de todo el pueblo. Si la
Revolución tiene defectos, es como el hijo que tiene defectos también. Nosotros queremos que la Revolución sea perfecta,
pero una cosa es las críticas que le hacemos los revolucionarios, y otra es las
que le hacen los enemigos. A los
enemigos no se las aceptamos. Las
críticas tienen que ser de los revolucionarios para superarlas, porque los
contrarrevolucionarios critican para destruir, y los revolucionarios critican
para superar, para resolver."
"Pero, además, la crítica no
solamente hay que hacerla en los centros de trabajo, en las organizaciones,
reunirnos con el sindicato, ¡en las organizaciones!, sino que los periódicos
revolucionarios también deben criticar.
Y ningún administrador debe ponerse bravo porque lo critiquen; él tiene
derecho de replicar, aclarar cualquier cosa, explicar cualquier problema. Esas son las críticas que se hacen en los
órganos de la Revolución, que hacen los revolucionarios entre
revolucionarios. Los
contrarrevolucionarios no, porque ellos lo que quieren es destruir, ellos no
nos quieren ayudar; ellos critican por destruir, por sembrar la desmoralización,
el pesimismo, el desaliento. Un
revolucionario, un hombre de pueblo, un trabajador, un campesino, nunca se debe
dejar desmoralizar por un contrarrevolucionario, por una mentira, por una
intriga; nunca debe quedarse callado la boca frente a un contrarrevolucionario ; porque esos son iguales que los que en la guerra, cuando hay
peligro, abandonan la posición y huyen, tratando de que huyan los demás".
Los trabajadores y los
campesinos tienen que tener una moral de trabajadores y de campesinos. Los burgueses creen que los trabajadores y
los campesinos son unos ignorantes y que creen cualquier cuento. Y los trabajadores y los campesinos han
aprendido mucho para que les vayan a creer los cuentos a los burgueses.
Y así ha sido. Nadie más críticos con nuestros propios problemas que nosotros mismos. En eso, nuestros principales maestros han sido Fidel y Raúl. Pero hemos ejercido la crítica para mejorar, para resolver, y es eso lo que nos ha permitido llegar con la Revolución en el lugar donde estamos. El imperio agresor se ha convertido en una fábrica de críticas a Cuba que cuenta con muchos asalariados, confiados en que el pueblo llegará a creer sus inventos y patrañas.
El pueblo cubano sabe distinguir bien entre lo que le dicen sus enemigos y lo que él está viendo. Y por eso sigue luchando para seguir siendo lo que somos y no volver jamás a lo que fuimos antes del triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959.
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