sábado, 11 de julio de 2020

Fidel Castro Ruz: Con austeridad y modestia, pero con libertad y dignidad




. Orlando Guevara  Núñez


El 26 de julio de 1978, el Comandante en Jefe Fidel Castro, en Santiago de Cuba, pronunció el discurso conmemorativo del aniversario 25 del asalto a los cuarteles Moncada, en esta ciudad y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
Sobre las agresiones imperialistas a nuestro país y la decisión de los cubanos de enfrentarlas y continuar construyendo y defendiendo su futuro, expresó ese día Fidel:
“El hecho de que Cuba, al cabo de 25 años de aquella acción que hoy conmemoramos, después de sostenida, heroica y victoriosa lucha, esté construyendo exitosamente el socialismo en la vecindad del imperio más feroz y poderoso de la tierra es, sin eufemismo ni exageración, un éxito del movimiento revolucionario mundial y una lección estimulante para todos los pueblos, por mucho que los imperialistas y los impúdicos traidores a la causa del internacionalismo, convertidos hoy en lacayos y aliados de los opresores del mundo, pretendan ignorarlo”
“Contra nuestro pueblo se centró todo el odio del imperio yanki. Un bloqueo implacable que dura ya casi dos décadas fue impuesto a nuestra patria, una base militar extranjera se ha mantenido en nuestro país con insolente desprecio a la voluntad y soberanía nacional. Conspiraciones, conjuras, sabotajes y agresiones de todo tipo se sucedieron durante muchos años. Tenebrosos planes de eliminación física de los líderes de la Revolución, hoy reconocidos públicamente por los propios autores, fueron elaborados y puestos en práctica por las más altas autoridades de Estados Unidos. No hubo medios, procedimientos, recursos, por ilícitos y sucios que fuesen, que no hayan sido utilizados contra nuestro país. Enfermedades y plagas capaces de aniquilar plantas y animales útiles fueron introducidas por los imperialistas en nuestra tierra”.
“Una épica lucha ideológica fue también librada por la vanguardia revolucionaria contra los que antaño estaban acostumbrados a gobernar, mandar, decidir e imponer sus formas de pensar a los pueblos de América Latina”.
¿Para qué hacían esto los imperialistas? ¿Qué defendían? ¿Qué deseaban mantener en nuestra tierra? El dominio extranjero sobre nuestros recursos naturales, nuestras riquezas y los frutos del sudor de nuestro pueblo: gobiernos corruptos y sanguinarios al servicio de sus intereses; campesinos sin tierra, obreros explotados, un pueblo analfabeto, hambriento, desesperanzado; niños sin maestros ni médicos, adultos sin salud ni asistencia, padres sin empleo, cientos de miles de madres sin otra alternativa muchas veces que la prostitución; discriminación por razones de raza o sexo, ancianos abandonados, casinos de juego, vicio, corrupción y sangrienta represión política”.
“Compárese hoy nuestra patria con el resto de los pueblos de América Latina. No existe dominación imperialista ni capitalista y somos hoy el único pueblo del hemisferio sin desempleo, analfabetismo, mendicidad, prostitución, juegos de azar, discriminación racial: poseemos el más alto índice de salud y educación, cultura y deporte de todo el continente; somos dueños absolutos de nuestras riquezas económicas y recursos naturales; planificamos nuestro desarrollo y en nuestras manos exclusivamente está el progreso económico, social y cultural de nuestro pueblo. Nuestras dificultades son las mismas dificultades objetivas de cualquier pueblo subdesarrollado del mundo, pero en nuestras prerrogativas esta decidir el futuro, con austeridad y modestia, pero con libertad y dignidad”.

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