.Orlando Guevara Núñez
Hoy estuve frente a la piedra que atesora las cenizas de Fidel. Al salir de la casa, lo había visto en la televisión. Su imagen, sus palabras, sus gestos, su energía. Siempre orientando, alertando, difundiendo ideas, sembrando convicciones y principios.
Cuesta trabajo, es imposible, imaginarlo de otra forma. Allí frente a las cinco letras que identifican su nombre, pasó por mi mente la grandiosa obra de Fidel. O mejor dicho: las grandes obras. Y pensé que una de ellas lo resume todo: la creación del pueblo cubano.
Sí, la creación de un pueblo capaz de haber hecho la Revolución, de haberla engrandecido y defendido durante más de 60 años frente al impero más brutal y criminal que ha conocido la historia de la humanidad. Y recordé un pensamiento martiano portador de esa necesidad para que la libertad sea real.
“No estriba el amor patrio en afianzar la libertad: estriba en labrar un pueblo en que la libertad se afiance”. Hay veces que la historia se encarga de enlazar hechos con fechas. Y este es un ejemplo. Ese pensamiento lo expresó nuestro Héroe Nacional, José Martí, el 14 de agosto de 1875, en la Revista Universal, de México, hace ahora 145 años.
Así, a los 51 años y la diferenccia de un día, nació el hombre que haría realidad en Cuba el pensamiento del Maestro de crear un pueblo donde la libertad está afianzada. Es como si Fidel hubiese nacido para eso.
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