domingo, 16 de agosto de 2020

Desde 1925, una misma idea, un mismo Partido


.Orlando Guevara Núñez

La constitución del Partido Comunista de Cuba, el 16 de agosto de 1925, marcó un hito en la historia cubana. Las ideas marxistas, enlazadas con las martianas, irrumpían con más nitidez y fuerza en el escenario político, pese a la brutal represión y las calumnias de las clases dominantes, subordinadas en cuerpo y alma al gobierno imperial de los Estados Unidos.

Un pequeño grupo de revolucionarios cubanos, entre ellos Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, se dieron cita en La Habana para fundar esta organización. Un maestro de origen canario, José Miguel Pérez, fue el  secretario general del primer Partido Comunista de Cuba. La lucha por los derechos de los obreros y campesinos, de la mujer y de la juventud, la labor de los sindicatos y la difusión de ideología socialista a través de la prensa obrera, fueron objetivos priorizados por el naciente partido.

La represión no se hizo esperar. Apenas dos semanas después, Miguel Pérez fue detenido y  repatriado a España, donde continuó su lucha, estuvo, en 1933, entre los fundadores del  Partido Comunista en Islas Canarias y en 1936 luego de ser hecho prisionero, murió fusilado por el gobierno franquista. La mayoría de los participantes en el evento constitutivo también sufrieron prisión. Baliño falleció el día  antes de que sería  encarcelado, mientras que Mella, quien había marchado hacia el exilio para, desde  México continuar la lucha en Cuba, fue asesinado, el 10 de enero de 1929, por orden del tirano Gerardo Machado, en complicidad con la embajada norteamericana en el país azteca.

La lucha de los comunistas cubanos se nutre pronto con otros valiosos revolucionarios, entre quienes figuran Juan Marinello, Rubén Martínez Villena, Pablo de la Torriente,  Antonio Guiteras y  Blas Roca. La figura de Villena emergió como líder indiscutible de los comunistas cubanos, hasta su temprana muerte el 16 de enero de 1934, víctima de la tuberculosis. Ya a fines de  1933, había sido  propuesto por el propio Villena, y  asume la dirección del Partido,  Francisco Calderío (Blas Roca)  al tiempo que  adquieren  responsabilidades otros militantes comunistas destacados, entre ellos Lázaro Peña y Juan Marinello.

En esa turbulenta etapa, otros dirigentes surgirían y fundarían cumpliendo orientaciones del Partido, en 1939, la Confederación Obrera de Cuba. Allí estarían Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias,José María Pérez, Ricardo Rodríguez, Ursinio Rojas y un símbolo de la lucha comunista y obrera en Santiago de Cuba, Juan Taquechel López. Un destacado intelectual cubano, Carlos Rafael Rodríguez, brillaría con luz propia entre las filas comunistas.

A inicios de la década de 1940, el Partido Comunista de Cuba cambia su nombre por el de Partido Socialista Popular, el que, bajo la dirección de Blas Roca, permaneció la mayoría del tiempo –más de 20 años- en la clandestinidad, perseguidos, encarcelados, calumniados  y a veces asesinados sus cuadros y militantes. Hombres de la talla de José María Pérez, Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias y Paquito Rosales, perdieron la vida, asesinados, en esos duros años de lucha.

Aunque  durante muchos años el Partido Socialista Popular no tenía la lucha armada en su programa, en 1958 apoyó este método, uniéndose al Movimiento Revolucionario 26 de Julio y al Directorio Revolucionario 13 de Marzo en el empeño de derrocar a la tiranía batistiana. Muchos de sus cuadros y militantes engrosaron las filas del Ejército Rebelde.

Al triunfar la Revolución, estas organizaciones mantuvieron e incrementaron sus  relaciones de trabajo, pero permanecieron con sus direcciones independientes. Así  estuvieron  hasta los primeros meses de 1961. El 16 de abril de ese propio año, durante el sepelio de las víctimas de los bombardeos del día anterior a los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, por aviones procedentes de Puerto Cabezas, Nicaragua, preludio de la invasión de Playa Girón, Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la Revolución.

Ese día el pueblo, con sus fusiles en alto, juró defender esa  Revolución y esas ideas al costo de su propia vida. En los combates contra la invasión mercenaria –organizada, financiada y dirigida por la Agencia Central de Inteligencia y el gobierno de los Estados Unidos- y a lo largo de todo el país, la movilización convirtió al territorio cubano en una inexpugnable trinchera. Tomando en cuenta ese simbolismo, expresión de unidad en la ideología y en la acción, el 16 de abril marca la fecha conmemorativa de la fundación del Partido Comunista de Cuba.

Después de ese acontecimiento histórico, se fraguó la unidad definitiva de las organizaciones revolucionarias en una sola. El 24 de junio de 1961, tuvo lugar un Pleno del Comité Nacional del Partido Socialista Popular, donde participaron el Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. En gesto altruista y de hondo contenido patriótico, Blas Roca, quien durante 27 años había dirigido el Partido Socialista Popular, puso en manos de Fidel el cargo de Secretario General, de forma simbólica, pues minutos después se adoptaría el acuerdo de disolver ese organismo, para facilitar el proceso de unidad ya concebido. Igual decisión adoptaron las otras dos organizaciones revolucionarias.

Quedaban así  unidas las tres principales fuerzas en una sola: las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). “Cuando Blas entregó a Fidel la bandera, había, por lo menos, no uno, sino dos magníficos abanderados disponibles: estaba Raúl y estaba el Che. Con abanderados de tal firmeza, podría caer en combate el abanderado, pero jamás caerá la bandera”.  Así lo afirmaría el compañero Jorge Risquet Valdés. Esa definitiva unión, fue posible por el prestigio, la visión, el espíritu unitario y la capacidad organizativa del Comandante en Jefe Fidel Castro.

Comenzó entonces el proceso de estructuración en los distintos niveles y la creación de los Núcleos Revolucionarios Activos de las ORI. El 8 de marzo de 1962, fue oficialmente constituida la Dirección Nacional de las ORI. El 22 de ese propio mes, se dio a conocer que el nuevo organismo  designó a Fidel Castro como su Secretario General y a Raúl Castro Segundo Secretario, al tiempo que Blas Roca asumía la dirección del periódico Hoy, hasta entonces órgano del Partido Socialista Popular.

El 26 de marzo de ese mismo año, el compañero Fidel hizo pública una severa crítica a los métodos sectarios de las ORI. Expuso, al mismo tiempo, las vías para dejar atrás esos errores y para construir  una nueva organización, con métodos nuevos, donde serían las masas las que elegirían de su seno a los mejores trabajadores, cantera que nutriría a las organizaciones de base con militantes ejemplares, respaldados por su actitud  intachable y su prestigio y autoridad ante sus compañeros.

De esa forma comenzó la reestructuración de las ORI y la construcción de nuestro Partido dirigente, el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) el que tuvo también a Fidel y Raùl como sus principales dirigentes. Ese partido  cambió su nombre, el 3 de octubre de 1965, por el que lo identifica hoy –el nombre más honroso, al decir de Fidel-: Partido Comunista de Cuba.

Es ese el Partido de los comunistas y de todo el pueblo cubano. El Partido que nos ha conducido en las batallas y las victorias, el que nos ha educado en el espíritu de resistencia. El único Partido que queremos y necesitamos.

 

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