.Orlando Guevara Núñez
El primer día de abril de 1895, como parte de la concepción martiana
sobre la organización de la guerra contra el poder colonial español, llegó a la
desembocadura del río Duaba, en las cercanías de Baracoa, una pequeña
expedición independentista cubana, integrada por sólo 23 patriotas, entre
quienes figuraban tres prestigiosos generales mambises : Antonio Maceo , Flor
Crombet y José Maceo.
Al organizarse la expedición en Centroamérica, era el General Antonio
su jefe; pero circunstancias relacionadas con el financiamiento por él
solicitado y que no estaba dentro de las posibilidades del Partido
Revolucionario Cubano, determinaron que José Martí, previa consulta con Máximo
Gómez, encargara a Flor Crombet su encabezamiento. La actitud de Maceo se reveló una vez más en
toda su grandeza, al sumarse al grupo
expedicionario, poniendo, por encima de todo, su desinteresado patriotismo.
El desembarco tenía como objetivo el traslado de los principales jefes
de la Revolución hacia el territorio cubano, para incorporarse a la guerra que
habia estallado el 24 de febrero en el país. Igual misión tendría la pequeña
expedición que por Playita de Cajobabo, territorio de Guantánamo, traería al
suelo patrio a Martí y a Gómez, figuras cimeras de la nueva contienda contra
España, diez días después.
Otra parte del plan insurrecto, eran los alzamientos internos en
numerosos puntos del país, aunque fue el indómito Oriente donde más
fructificaron. Jefes de la talla de Guillermón Moncada, Bartolomé Masó, Quintín
Bandera, Saturnino Lora, Florencio Salcedo, Jesús Rabí, Periquito Pérez,
Victoriano Garzón y otros muchos, se habían alzado en armas y esperaban a los máximos líderes de la
Revolución para unirse a ellos.
En el caso de Guillermón, su muerte sensible se produjo el día 5 de
abril de l895. El bravo general, con sus pulmones destrozados por la
tuberculosis, había acudido al llamado de la Revolución ya gravemente enfermo y
prefirió morir como rebelde en la manigua antes que en la tranquilidad de una
cama.
Los expedicionarios de Duaba,
tropezarían con grandes escollos aún antes del desembarco. Y ya en
tierra cubana, con su escaso y precario armamento - 11 rifles y revólveres y
machetes para los 23 - carentes de alimentos y en un escenario para ellos
desconocido, tuvieron que enfrentarse pronto a las fuerzas bajo el mando del
ejército español.
Su primer encuentro se produce
con una compañía de infantería que, derrotada, se retira hacia Baracoa,
donde difunde la noticia de la presencia insurrecta en la zona.
Perseguidos por el enemigo numéricamente superior y mejor armado, en
ocasiones traicionados, los patriotas, luego de ser sorprendidos en un cafetal,
se ven obligados a la dispersión en cuatro reducidos grupos que intentan llegar
al encuentro con los ya incorporados a la lucha. La tropa de 50 hombres que al
mando de Félix Ruenes se alzaron y unieron al grupo rebelde, habían quedado
atrás, en espera de otros arribos marítimos con pertrechos.
El día 10 de abril, durante uno de los enfrentamientos, cae abatido a
balazos Flor Crombet, cuyo cadáver queda en manos de los guerrilleros al
servicio de España y es sepultado en el cafetal Felicidad de Yateras. Otros
integrantes del grupo de seis son
diezmados por el fuego enemigo, salvándose sólo José Maceo, quien luego de
disparar contra el enemigo, se lanza por un barranco y logra evadir la
persecución, hasta su incorporación a las fuerzas insurrectas de Guantánamo.
Antonio Maceo burla también la cacería hasta incorporarse a las tropas
mambisas en la zona de Mayarí Arriba, la noche del 20 de abril. La noticia de
su presencia en suelo cubano había avivado la llama de la Revolución en toda la
región oriental, provocando una insurrección masiva de oficiales y soldados del
Ejército Libertador Cubano que apreciaban en él al paradigma de militar y de
patriota. De inmediato asume el mando del Cuerpo de Ejército de Oriente y entre
sus primeras órdenes para organizar y desarrollar la guerra, está la de
ajusticiar a todo emisario portador de propuestas de paz que no lleven consigo
la independencia.
De los dos grupos restantes se conoce que uno, integrado por tres
expedicionarios, fue hecho prisionero por las fuerzas españolas, mientras que
el otro - de cuatro - tuvo la suerte de encontrarse con un destacamento
revolucionario al cual se unió.
De tal manera, fue el Mayor
General Francisco Adolfo Crombet Tejeda (Flor Crombet) la pérdida más sensible
para la Revolución durante los días que sucedieron al desembarco de Duaba. El
gallardo Flor, como lo bautizara José Martí, al recibir la noticia de su caída.
Este 1ro. de abril, se
conmemora un nuevo aniversario de aquel
hecho probatorio de la capacidad de sacrificio de los patriotas que reiniciaron
la lucha armada nacida el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua. Antonio Maceo,
José Maceo y Flor Crombet - sus tres principales protagonistas- no
sobrevivieron a la guerra. Pero viven sus ideas. Y por eso los recordamos no
sólo por su muerte heroica, sino, sobre todo,
por la obra de su vida, por el ejemplo legado.
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