Orlando Guevara
Núñez
Hoy, cuando el mundo entero está inmerso en la
batalla contra la pandemia de la Covid-19, y es frecuente el drama de enfermos
que pierden la vida por ausencia o insuficiencia de los recursos necesarios en
hospitales, o se maltrata a los necesitados de ayuda, ganan fuerza de presencia
estas palabras del Héroe Nacional cubano, José Martí.
Textualmente,
escribió a un amigo suyo: “No hay vueltas que darle. Hay que poner hospital de
almas como se pone hospital de cuerpos. Y que se cure la enfermedad con la mayor
ternura de este modo, no quiere decir que no se le ponga nombre a la
enfermedad. Descubrirla y curarla”.
Fustiga Martí, en
esa ocasión, al que “va rimando iras cuando los demás olvidan el odio y se
deciden a amar”.
En otra parte de su
misiva, el Apóstol de la independencia cubana exterioriza su hondo sentimiento
humano: “Yo quiero consolar al triste, enseñarle al confuso lo que hay de
verdadero en su doctrina, y no lo que hay de ira y soberbia, y mucho amor de
sí; yo quiero que el rico vea y entienda
la amargura toda, y la amarga raíz de la vida del pobre, y en cuanto el pobre
lo es por la por la injusticia natural, o lo es por la injusticia o la
ignorancia humanas”.
Afirma que “Patria
es eso, equidad, respeto a todas las opiniones y consuelo al triste”. Ofrece,
además, altruistas consejos: “Vale, y vivirás; Sirve y vivirás; ama, y vivirás;
despídete de ti mismo y vivirás. Cae bien y te levantarás. Si mueres, vales y
sirves”. Antes ha afirmado que el que
muere, si muere donde debe, sirve.
Grandes lecciones
martianas, dignas de conocerse hoy, cuando el amor y la solidaridad necesitan
imponerse contra el odio y el egoísmo. Y que los hospitales de cuerpos sean
también hospitales de almas.
En la citada carta,
que aparece en el tomo 21 de la Obras Completas, dedicado a Cuadernos de
Apuntes, se sabe que el nombre del amigo
destinatario es Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario