lunes, 6 de abril de 2020

¡Vilma sigue entre nosotros!



                


.Orlando Guevara Núñez

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Vilma Espín Guillois cumple hoy 90 años de edad. Y digo cumple, porque ella sigue viviendo en su pueblo. En Santiago de Cuba nació y creció. Aquí se hizo mujer. Y se hizo revolucionaria, mucho antes de que triunfara la Revolución. Pero su vida y su obra trascendieron fronteras nacionales e internacionales.
Ella nos legó su ejemplo de patriota cuando un día, siendo estudiante de la Universidad de Oriente, frente al acoso de la tiranía batistiana, evocó  estos versos de nuestro José María Heredia, también santiaguero:
Que si un  pueblo su dura cadena/ no se atreve a romper con sus manos/ bien le es fácil mudar de tiranos/ pero nunca ser libre podrá”. Después, Santiago de Cuba la vio convertida en luchadora clandestina, desafiando la muerte, luchando por la vida de los demás.
Acompañó al máximo jefe clandestino, Frank País García, en las más riesgosas misiones. Estuvo junto a él en la formación de organizaciones  para el combate, como Acción Revolucionaria Oriental,  Acción Nacional Revolucionaria, hasta llegar al Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
Cumplió la  tarea de viajar  a México,  donde se entrevistó con el máximo jefe revolucionario, Fidel Castro, y regresó con instrucciones y mensajes para la acción que tuvo lugar en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, para apoyar el desembarco de los expedicionarios del Granma, con el objetivo de reiniciar la lucha armada por esta región oriental. En esa epopeya protagonizada por los jóvenes del  26 de Julio, figura Vilma como integrante del Estado Mayor de Frank País.
Las calles de Santiago de Cuba conocieron de esa intensa labor clandestina. Desde aquí, Vilma, en compañía de Frank País, visitó a las guerrillas de la Sierra Maestra, a las cuales apoyó de forma efectiva. Sobre esa visita, diría en su panegírico el Comandante José Ramón Machado Ventura: (…) “Allí participó en hechos trascendentes; tuve la oportunidad de encontrarme  y conversar con ella en la Sierra; la recuerdo siempre diligente, comunicativa y acreedora de la confianza de la máxima dirección de la Revolución”.
Durante la clandestinidad y la lucha guerrillera, los nombres de Alicia, Mónica, Déborah y Mariela, encubrieron el nombre real que ganó un merecido espacio en la historia cubana: Vilma. Su audacia se impuso a los peligros en Santiago, este pequeño y rebelde pedazo de tierra que ella misma calificara como la Ciudad sin Cerrojos, porque sus puertas permanecían abiertas para proteger a los revolucionarios, aún en los momentos más difíciles de la lucha.
Su capacidad y cualidades de dirigente, condujeron a que el propio Frank País la nombrara Coordinadora Provincial del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la otrora provincia de Oriente, al asumir él otras tareas en la clandestinidad. Y desde ese cargo incrementa sus acciones, hasta su incorporación al Ejército Rebelde,  a mediados de  1958, en el Segundo Frente Oriental Frank País, donde permaneció hasta la victoria revolucionaria del 1ro. de enero de 1959. Allí dejó su huella en la organización de las fuerzas rebeldes y de la actividad civil, económica y social de los territorios liberados.
Luego vendría la tarea de edificar la obra por la cual se había luchado. En esa tarea, la figura de Vilma ganó nuevas dimensiones humanas y revolucionarias.
Directora de la emisora Radio Rebelde; Presidenta, desde su fundación, en 1960, de la Federación de Mujeres Cubanas; su incansable y fructífera labor a favor de los derechos de la mujer cubana y su plena incorporación a la sociedad; el alcance más allá de nuestras fronteras en esa noble misión, que la llevaron a Vicepresidenta de la Federación Democrática Internacional de Mujeres.
Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, y de su Buró Político desde 1980 hasta 1991; Diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular desde su  fundación en 1976; Integrante del Consejo de Estado de la República de Cuba; Presidenta de la Comisión de Prevención y Atención  Social; creadora y orientadora del Centro Nacional de Educación Sexual; febril actividad en otras instituciones, tales como  su presidencia del Instituto de la Infancia, y Directora de Desarrollo del Ministerio de la Industria Alimenticia.
Esa es la Vilma que recordamos hoy, más que por su muerte, por su fructífera vida. La mujer dulce, sencilla, de extraordinaria sensibilidad humana; la heroína del Llano y de La Sierra, de la clandestinidad y la guerrilla.
La Ingeniera Química Industrial que subordinó su profesión al oficio de forjar la libertad y el bienestar de su pueblo.
La Vilma condecorada por el Consejo de Estado, con el Título de Heroína de la República de Cuba y la Orden Playa Girón. La Vilma de Santiago, la de Cuba.
¡Vilma vive!, afirmó Fidel, al hablar sobre el deceso de la combatiente revolucionaria.
Y es cierto que vive, no como recuerdo de un pasado heroico, sino, sobre todo, como fuerza de un presente de lucha. Así rendimos los cubanos, a nuestros héroes, el mejor homenaje, el homenaje de todos los días. ¡Vilma sigue entre nosotros!

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