miércoles, 31 de julio de 2019

Por Cuba va a cuajar la emancipación de América


.Orlando Guevara Núñez

José Martí mantuvo la convicción de que la independencia cubana desempeñaría un papel importante en la emancipación de los pueblos de América. Y es ésa la seguridad que expresa a su amigo dominicano Federico Enriquez  y Carvajal, en carta fechada en Nueva York, en julio de 1894. 
“De mí, véame y ámeme, porque le estoy labrando, amigo del alma, la patria común. Seremos grandes. Aún lo verá Ud. con sus ojos. Junte cuanto esfuerzo pueda, y échelo enseguida, e inmediatamente, en los brazos de nuestro General. Por Cuba  va a cuajar la emancipación de América”
Nótese que habla de “patria común” porque su sueño es la unión de los pueblos de América en uno solo. No cesó en su labor de denunciar el peligro del naciente imperio norteamericano para los pueblos de América, ni de pregonar, como única vía para evadir esa amenaza, la hermandad que pusiera valladar a los apetitos yanquis.
Sin dudas, al General que se está refiriendo es al también dominicano  Máximo Gómez Báez, quien, junto a él estaba inmerso en los preparativos para la guerra necesaria que tendría como escenario  los campos cubanos a partir del 24 de febrero de 1895.

¿Cuándo fue realmente sepultado Frank País?





.Orlando Guevara Núñez

Es sabido que Frank País García, máximo jefe de la lucha clandestina en Cuba, fue asesinado el 30 de julio de 1957 y su sepelio constituyó, al día siguiente, una gigantesca manifestación de duelo en Santiago de Cuba, su ciudad natal.
Pero hay un hecho poco conocido. Ese 31 de julio, el cadáver de Frank País no fue sepultado. Esa tarde, en el cementerio Santa Ifigenia, los combatientes clandestinos que acudieron al sepelio, tuvieron que enfrentar a  agentes de la dictadura infiltrados, con el fin de identificar a los revolucionarios. Hubo disparos y fue izada la bandera del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el cementerio. Los sicarios no pudieron cumplir su meta.  El ejército del tirano no se había atrevido a intervenir en la manifestación de duelo, atemorizado ante la ira popular.
Para evitar que los esbirros batistianos tuvieran oportunidad de llegar al lugar, con peligro para la vida de los revolucionarios, se decidió aplazar el enterramiento para el día siguiente. El cadáver fue guardado en la sala de autopsias, donde permaneció hasta la mañana del 1ro. de agosto.
Esa mañana sólo acudieron a darle sepultura –como fue previsto- un grupo de familiares y amigos, entre ellos la madre del héroe, Doña Rosario García, y la novia, América Domitro. Igual procedimiento se realizó con el cadáver de Raúl Pujol, caído junto al héroe de la lucha clandestina.
Otro hecho es que el cadáver de Frank no fue sepultado en el panteón familiar, pues justamente un mes antes había sido depositado en éste el de su hermano Josué. Se utilizó otra bóveda, hasta que un tiempo después sus restos fueron  trasladados para reposar  junto a los de sus familiares en el recinto actual. Existe constancia gráfica del momento en que el féretro con el cadáver de Frank está siendo depositado en la bóveda.
Allí, en esa sencilla morada, descansan eternamente el Reverendo Agustín País, pastor de la Iglesia Bautista, padre; Doña Rosario García, madre, y los hermanos Frank y Josué País García.
Escoltado siempre por las banderas cubana y del 26 de Julio, este sitio es lugar de perenne homenaje del pueblo santiaguero y de toda Cuba

martes, 30 de julio de 2019

Sentido tributo a Frank en el Santa Ifigenia




.Orlando Guevara Núñez
Como cada 30 de julio, miles de santiagueros, en representación de todos los cubanos, peregrinaron desde el Parque Céspedes hasta el cementerio de Santa Ifigenia para rendir tributo de admiración y respeto al héroe de la lucha clandestina, Frank País García, ahora en el aniversario 62 de caída.
Dos gigantescas banderas- una cubana y la otra del 26 de julio, portadas por jóvenes, presidieron la marcha. Sobre ambas, se arremolinaban pétalos de rosas, arrojadas desde los balcones por la población, tal como sucedió durante el entierro.
Fue una masa compacta de pueblo. Uniformes obreros, escolares, militares, todos codo con codo, simbolizando la indestructible unidad que es pilar de nuestra lucha y de nuestras victorias.
Al llegar al cementerio,  la peregrinación se ordenó en una larga fila que penetró en el recinto y desfiló frente a la tumba de Frank y su hermano Josué, además de sus progenitores, el Reverendo Agustín País y Doña Rosario García.
El homenaje fue este día, también, para Raúl Pujol, fiel compañero de Frank País, que junto a él ofrendó su vida. También a René Ramos Latour (Comandante Daniel) quien relevó a Frank en el cargo de Jefe Nacional de Acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y que cayera en combate en la Sierra Maestra, exactamente un año después, el 30 de julio de 1958.

General Juan Bruno Zayas Alfonso y el Capitán José María Martínez Tamayo, torrente de sangre bravía





.Orlando Guevara Núñez







La fecha del 30 de julio, sintetiza en Cuba el homenaje a todos los mártires de la lucha libertaria que se reinició con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953. Se escogió ese día por la caída, en 1957, del héroe de la lucha clandestina, Frank País García.
Pero el 30 de julio se reafirma como símbolo de nuestro martirologio, al marcar la caída en combate de otros valerosos revolucionarios cubanos, en distintas épocas y latitudes de Cuba e incluso más allá de sus fronteras.
En esa fecha de 1896, cayó en el campo de batalla, en Quivicàn, territorio habanero, el general del Ejército Libertador Cubano Juan Bruno Zayas Alfonso. Había nacido el 8 de junio de 1867 en El Cerro, La Habana y tenía al caer 29 años de edad, siendo entonces el general más joven de las huestes mambisas.
Médico de profesión, al graduarse decidió ejercer la medicina en una zona rural de Las Villas. En abril de 1895 se alzó en armas al frente de un grupo de patriotas y combatió al mando del Mayor General Serafín Sánchez, pasando luego a la jefatura de una Brigada para realizar la invasión de Oriente hacia Occidente. Para entonces, su jefe era el Generalísimo Máximo Gómez Báez. El 22 de enero de 1896, entró a Mantua, Pinar del Río, al frente de la vanguardia de la Columna Invasora.
Su corta vida le dio tiempo para escalar un sitial honroso en la historia patria. En Santiago de Cuba, un hospital –el Clínico Quirúrgico- se honra con su nombre.
El 30 de julio de 1967, diez años después de la caída de Frank País, murió en combate otro revolucionario cubano: el capitán José María Martínez Tamayo (Papi). Su caída se produjo en Bolivia, cuando formaba parte de la guerrilla internacionalista del Comandante Ernesto Che Guevara.
Nacido el 30 de marzo de 1936, tenía 31 años en el momento de su caída. De familia humilde y trabajador del campo, fue combatiente del Segundo Frente Oriental Frank País durante la guerra revolucionaria y tercero al mando en la guerrilla del Che en El Congo, desde donde partió hacia Bolivia, siendo el primero en llegar a ese país para la preparación de la nueva gesta.
El Che lo calificó como un extraordinario combatiente y sobre su muerte dijo que era otra pérdida sensible por su calidad.
Conmovedores fueron los momentos de la muerte y sepultura del héroe. Así lo describiría el también combatiente internacionalista Leonardo Tamayo, en entrevista concedida a la periodista Elsa Blaker: “Estaba tan tranquilo que pensé no moriría, pero el médico opinaba lo contrario. El Che preguntaba a cada rato cómo estaba. A eso de las ocho de la noche, 12 horas después de ser herido, pidió café y el Che ordenó colárselo; cuando se le dio, dijo que estaba caliente y lo puso a enfriar sobre la arena.
“Preguntó por su hermano. Olo lo había puesto de guardia y como es lógico el Che lo reprendió por ello y mandó a buscarlo. Ambos hermanos se unieron en la playa del río. René puso la cabeza de Papi sobre sus piernas. Papi se quitó el reloj y se lo entregó diciéndole que se lo diera a Jorgito, su hijo mayor; “Ayúdalo porque es fuerte con la abuela”, le pidió.
A René le dijo: “Mi hermano, que Fernando (nombre que tenía el Che en ese momento) nunca tenga que llamarte la atención y si te toca caer, hazlo como los hombres, combatiendo”.
René Martínez Tamayo, su hermano, en el momento de la despedida final, juró  continuar con honor la lucha. Y el día 8 de octubre de ese mismo año, cayó en combate, tratando de proteger la vida del Comandante Ernesto Che Guevara.

Así, la sangre de Juan Bruno Zayas, de Frank País García, Raúl Pujol Arencibia, René Ramos Latour y José María Martínez Tamayo, se une en una misma fecha, formando un torrente que irriga de patriotismo las venas de nuestro pueblo. Del mismo pueblo que cada 30 de julio sintetiza en ese día el perenne  tributo de recordación y respeto.

El Comandante Daniel,héroe de la clandestinidad y de la Sierra




.Orlando Guevara Núñez

                                          




El 30 de julio de 1958  cayó en combate en El Jobal, Sierra Maestra, el Comandante del Ejército Rebelde René Ramos Latour (Daniel) quien había sustituido al jefe clandestino, Frank País,  en la jefatura nacional de Acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. La historia  los unió en una misma fecha.
Tenía 26 años de edad cuando cayó,  mientras enfrentaba a las fuerzas de la tiranía que desarrollaban una ofensiva sobre las posiciones rebeldes. Había nacido el 12 de mayo de 1932, en el poblado de Antilla, actual provincia de Holguín y a los 8 años de edad vino a residir en Santiago de Cuba.
Desde el golpe de estado batistiano de marzo de 1952, comenzó a buscar las vías para hacer Revolución. Participó en las luchas estudiantiles y siendo trabajador de la niquelífera Nicaro, ingresó al Movimiento Revolucionario 26 de Julio.
En marzo de 1957, ya fogueado en la lucha clandestina, integra el primer refuerzo enviado por Frank País a la Sierra Maestra, con el grado de primer teniente y poco después, el 12 de mayo, baja al llano en misión encomendada por Fidel Castro y ya con el grado de capitán. Se dedica al envío de armas y otros pertrechos al Ejército Rebelde.
En el libro Columna 19 José Tey, se afirma que el 28 de junio del propio año 1957, Ramos Latour es nombrado Comandante y surge su nombre de Guerra: Comandante Daniel, asignado, en opinión de sus hermanos, por Frank País.
Recibe la misión de los preparativos para la apertura de un segundo frente guerrillero en la Sierra Cristal, operación que no llega a materializarse por una delación, con la consiguiente detención de muchos compañeros y la pérdida de armas.
Daniel es nombrado jefe de acción del Movimiento 26 de Julio en Oriente, actuando como segundo de Frank País.
Durante la huelga de abril de 1958, Ramos Latour dirigió las acciones armadas de las Milicias del 26 de Julio, idea de Frank que él había ejecutado, en la ciudad de Santiago de Cuba y seguidamente se alzó al mando de la Columna 9 José Tey, que pasaría luego al II Frente Oriental Frank País con igual nombre, pero con el número 19.  Regresó de nuevo a la clandestinidad hasta que, por decisión del alto mando rebelde, pasó definitivamente a la Sierra Maestra, como Comandante de una columna.
Para esa fecha el pensamiento político del héroe se ha profundizado. A poco más de una semana de su caída en combate, escribe: “Creo en las palabras del Apóstol cuando nos dijo: ´Cuando en un país hay muchos hombres sin decoro, hay unos pocos que reúnen en sí el decoro de muchos hombres´. Y sé que los hombres que reúnen el decoro de Cuba serán capaces de llevar adelante en un plazo más o menos largo, salvando un mayor o menor número de obstáculos, la reforma política, económica y social de nuestro país”.
 Pero una carta que refleja la dimensión humana y revolucionaria del Comandante Daniel, es la enviada a su pequeña hija, fechada el 28 de junio de 1957. Comienza escribiendo:
“Mi querida hijita: Arribas hoy a tu primer aniversario sin sentir en tus tiernas y rosadas mejillas, el dulce beso paternal que encierra mi entrañable amor por ti (…)  Indigno sería este padre tuyo si después de contraer la enorme responsabilidad de haberte traído al mundo en una patria esclava, no se hubiera lanzado a las montañas, a los campos y a las calles de Cuba, a conquistar para ti y para tu pueblo la libertad que como todo ser humano necesitas para desarrollarte y disfrutar plenamente de la vida en una sociedad organizada con amor, donde se respeten tus derechos y se te exija sólo el fiel cumplimiento de tus deberes (…) Espérame, hijita mía, que a la vuelta de muy poco tiempo habré de entregar a ti y a tu pueblo el mejor de todos los presentes: una patria libre, soberana e independiente”.
La muerte tronchó a Daniel el placer de abrazar y besar a su hija. Pero contribuyó a legarle la patria libre, soberana e independiente que añoró.
Sobre los dolorosos momentos de su caída, apuntaría el combatiente Fernando Vecino Alegret, protagonista de la acción: “El momento era de sumo dolor. Hombres cuyos rostros eran endurecidos por el marco de largas barbas, hombres que habían soportado estoicamente el hambre, el frío, el sueño y la sed, lloraban.(…)  Se despidió el duelo con frases salidas de lo más profundo del ser. Llegó ya de noche la caja rústica. Su cuerpo vestido de verde olivo y con el brazalete. El cortejo partió rumbo al corazón de la manigua (…) Por fin lo enterramos con nuestras propias manos, mientras, a modo de despedida, se hace una descarga en seco. Después nos alejamos, conscientes de que en El Hormiguero queda enterrado un pedazo de nuestro propio corazón. (…) Atravesamos el camino de Arroyones, rumbo a las montañas, buscando a Fidel como buscando al Sol. La guerra prosigue”.
Los restos del Comandante Daniel fueron trasladados, el 14 de febrero de 1959, hacia Santiago de Cuba, en ceremonia luctuosa que en el edificio del Gobierno Provincial presidió el entonces Comandante Raúl Castro. En el cementerio Santa Ifigenia, el pueblo le rinde un perenne homenaje, multiplicado cada 30 de julio, aniversario  de su muerte heroica.