viernes, 16 de septiembre de 2022

La utilidad de la virtud


Orlando Guevara Núñez

 La prédica martiana sobre la utilidad de la virtud, tiene raíces en la conciencia cubana. No es casualidad  que la Sociedad Cultural José Martí, confiera un estímulo con ese nombre a quienes se destaquen en la labor de difundir la obra de nuestro  Héroe Nacional.

Casual no es tampoco que Martí haya utilizado ese concepto en una de sus obras poéticas   de más infinito amor: Ismaelillo,  dedicada a su hijo. La brevedad de la dedicación, invita a su reproducción íntegra:

“Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.  Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte  así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón. ¡Lleguen al tuyo!”

Ismaelillo, fue publicado en Nueva York, en 1892.  Martí expresa en   poesía no solo el sentimiento de amor por su hijo José, sino el deseo de lo que él sea llegado a hombre: persona de bien.

Muchos conocemos los poemas contenidos en ese volumen, entre otros, Príncipe enano, Mi caballero, Mi reyecillo… hasta llegar a quince.

Por eso, en Mi caballero, hemos podido palpar el amor inmenso: ¡Qué suave espuela/ sus dos pies frescos!/ ¡Cómo reía mi jinetuelo!  Y yo besaba sus pies pequeños/ ¡Dos pies que caben/ en solo un beso!

Un tesoro legado a los cubanos de todas las edades.

Y en Mi reyecillo, uniendo al amor la virtud, le dice Martí al hijo: Mas si amar piensas/ El amarillo rey de los hombres, ¡Muere conmigo!/ ¿Vivir  impuro?  ¡No vivas, hijo! 

jueves, 15 de septiembre de 2022

Ser culto es el único modo de ser libre


Orlando Guevara Núñez

Certera definición  de José Martí que forma parte del pensamiento de la Revolución cubana llevado a la práctica desde los días iniciales de la victoria de enero de 1959.

Esta máxima martiana fue   publicada en la revista La América, de  Nueva York, en mayo de 1884, 60  en artículo titulado Maestros Ambulantes.

En este trabajo responde  a un dominicano que le pregunta cómo establecería él el sistema de maestros ambulantes, del  cual había hablado en número anterior de la revista. Le argumentan que nunca, en libro alguno, habían visto mencionar  ese tema.

En su escrito, Martí explica la necesidad que tienen los hombres de educarse. Pero no solo de la educación como instrucción sino como formadora de conciencia del bien. Por eso, al pensamiento arriba señalado antecede otro: Ser bueno es el único modo de ser dichoso.

Opina que el hombre debe conocer la Naturaleza, porque necesita de ella. “La cruzada se debe emprender ahora –dice-  para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles con el conocimiento de la ciencia llana y práctica la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro de ser criatura amable y cosa  viviente en el magno universo”. Argumenta que en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno.

Y es eso lo que precisamente deben llevar los maestros por los campos, asegura. “No sólo las aplicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos, sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien al hombre”. Asegura que ·los hombres son todavía máquinas de comer, y relicarios de preocupaciones. Y que “” Es necesario hacer de cada hombre una antorcha”.

“La escuela ambulante es la única que puede remediar la ignorancia campesina”, explica. Por eso plantea la urgencia de abrir escuelas normales de maestros prácticos, para  regarlos por montes, valles y rincones. 

La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie


Orlando Guevara Núñez

Esta reverencia a la patria, la hizo José Martí el  10 de octubre de 1889, en un discurso conmemorativo de esa fecha de 1868, inicio de la primera Guerra de Independencia cubana. Fue en Hardman Hall, Nueva York, ante emigrados cubanos.

Martí está aludiendo a quienes, principalmente desde el partido autonomista en Cuba, fustigan a la revolución que se prepara, y se autoproclaman como verdaderos representantes de las aspiraciones del país frente a España.

“Lo que veo  y oigo - dijo – no me convoca a la alegría, sino al himno”. Calificó de maravillosos los tiempos del 10 de octubre y de los héroes que lo protagonizaron.

Hizo una oportuna diferencia entre los cubanos que honradamente pensaban que podía venir de España una solución justa y duradera para Cuba, y quienes fingen, buscando solo el beneficio personal por encima del bien de la patria,

Sobre el autonomismo dijo que “lo único que ha logrado el partido autonomista   de veras, porque es lo único que con tesón preparó, ha sido el trastorno de los elementos que a haber estado unidos, como debieran, pudiesen precipitarlos, como fin natural de su política, a la guerra a que solo tienen derecho a resistirse mientras presenten prueba plena de su capacidad para evitarla”.

Y sobre esa organización, define: “No es que no debió existir el partido de la paz, sino que no existe como debe, ni para lo que debe. Es que jamás ha cumplido con su misión, por el error de su nacimiento híbrido, por falta de grandeza en las miras”.

Habla de los preparativos no precipitados de la guerra por la independencia de Cuba. Y concluye: “De pie, como en el borde de una tumba, renovemos el juramento de los héroes”.

 

De vez en cuando es necesario sacudir el mundo para que lo podrido caiga a tierra


Orlando Guevara Núñez

 

Esta cita de José Martí está contenida en una carta  dirigida al Director del  periódico  El Partido Liberal,  de México, fechada el 20 de julio de 1887.  El tema está referido a la excomulgación, por el  Papa, del párroco Eduardo McGlynn, criticada por el Apóstol de la independencia cubana. En este caso el enjuiciamiento sobre la Iglesia es  severo y  pone al descubierto los intereses a los que sirve la institución.

Así lo expone  Martí: ¿Conque el que sirve a la libertad no puede servir a la iglesia?  ¿Con que hoy, como hace cuatro siglos, el que se niega a retractar la verdad que ve, y que la iglesia ataca donde no puede vencerla, o tiene que ser vil, y negar lo que está viendo, o en pago de haber levantado en una diócesis corrompida un templo sin mancha, es echado al estercolero, sin agua bendita ni suelo sagrado para su cadáver?

Y prosigue: ¿Con que la iglesia se vuelve contra los pobres que la sustentan y los sacerdotes que estudian sus males? (…)  ¿Con que la iglesia no aprende historia, no aprende libertad, no aprende economía política?

La misiva expone los cambios operados en el mundo y el negativo papel de la iglesia respecto a los intereses de los pueblos. “Las religiones todas son  iguales: puestas unas sobre otras, no se llevan  un codo y una punta: se necesita ser un ignorante cabal, como salen tantos de universidades y academias, para no reconocer la identidad del mundo. Las religiones  todas han nacido de las mismas raíces, han adorado las mismas imágenes, han prosperado por las mismas virtudes  y se han corrompido por los mismos vicios”

Como “un cura virtuoso” califica al excomulgado. Y dirige al Papa una interrogación: ¿Se puede ser hombre y católico, o para ser católico se ha de tener alma de lacayo?  Y utiliza certeros argumentos:  “Conque  el sol no se enoja porque se le diga que tiene manchas, ¿y el hijo de un país libre, porque lleva la túnica del que murió por sacar a los hombres de  pena no puede decir, cuando ya se tiene el hambre encima, cómo se remedia el hambre?

Y se refiere Martí a la reacción de los creyentes ante la medida papal contra  McGlynn: “Así, cuando cayeron sobre el piadoso sacerdote que con la dirección de la sabiduría busca  remedio en las leyes para evitar la revuelta sangrienta de los desesperados, se alzó contra estas excrecencias de Jesús el pueblo que lo ama, y a la excomunión de la Iglesia, que castiga al buen cura por servir al hombre, ha respondido el pueblo de Jesús excomulgando a la Iglesia. ¡Esa es nuestra  Iglesia, ese cura pálido!

Son aleccionadores los fragmentos que expone Martí sobre la autodefensa del cura excomulgado, viva denuncia sobre lo que considera una traición de la Iglesia a sus feligreses, en aras de congraciarse con los poderosos. En otros trabajos, se refiere al mismo caso. Esta carta de Martí fue publicada también por  el diario argentino La Nación, con fecha 4 de septiembre del mismo 1887.

 

miércoles, 14 de septiembre de 2022

El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber

 


Orlando Guevara Núñez


Pensamiento  utilizado  para definir posiciones relacionadas con los intereses personales y colectivos, es éste. Fue citado por Fidel Castro en su alegado de auto defensa La historia me absolverá.

El pronunciamiento fue hecho  por el Apóstol  de nuestra independencia el 10 de octubre de 1890, en  Hardman Hall, Nueva York,   con motivo de conmemorarse el aniversario 22 del inicio de la Guerra de los Diez Años, encabezada en La Demajagua por Carlos Manuel de Céspedes. El auditorio estaba integrado por emigrados cubanos.

Así lo dijo Martí:

“El hombre acude a la fortuna, como el mendigo al sol, y esquiva el sacrificio oscuro y la sombra del silencio; aunque el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ése es el verdadero hombre, el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales, y visto hervir los 

pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber. Y si falla, es que el deber no se entendió con toda pureza, sino con la liga de las pasiones menores, o no se ejercitó con desinterés y eficacia”.

Había  iniciado aquel histórico discurso con un  llamado inaplazable: “Me parece que veo cruzar, pasando lista, una sombra colérica y sublime, la sombra de la estrella en el sombrero; y mi deber, mientras me queden pies, el deber de todos nosotros, mientras nos queden pies, es ponernos en pie, y decir: "¡presente!"

Fue una  vehemente convocatoria  a la unidad para emprender la guerra truncada en 1878. 

“Porque nuestra espada no nos la quitó nadie de la mano, sino que la dejamos caer nosotros mismos; y no estamos aquí para decirnos ternezas mutuas, ni para coronar con flores de papel las estatuas heroicas, ni para entretener la conciencia con festividades funerales, ni para ofrecer, sobre el pedestal de los discursos, lo que no podemos ni intentamos cumplir; sino para ir poniendo en la mano tal firmeza que no volvamos a dejar caer la espada”.

“Y nosotros mantenemos –agregó- que los que son impotentes para hacer desaparecer las causas de la guerra en un país, necesitan, si aman a su patria y quieren ahorrarle males, tener preparado el país para la guerra”

Martí, como en otros muchos discursos y escritos, diserta sobre  la preparación de la  lucha  sin apresuramientos innecesarios.  Habla  de guerra y de fundación.

Refiriéndose a quienes  se han acomodado al pan, conviviendo con España, expresa su convicción de que, con la fuerza del pan nuevo, despertaría en los corazones el fantasma de Jimaguayú y San Lorenzo, es decir, de Ignacio Agramonte y Carlos Manuel de Céspedes.

 El hombre de actos sólo respeta al hombre de actos. El que se ha encarado mil veces con la muerte, y llegó a conocerle la hermosura, no acata, ni puede acatar, la autoridad de los que temen a la muerte”, afirma.

Otros dos bellos y útiles  conceptos fueron expresados por nuestro Héroe Nacional en aquella ocasión: Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero. Las palabras están de más cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden”  “Un pueblo que entra en revolución no sale de ella hasta que se extingue o la corona”.

Y, como colofón, un preludio de lucha y esperanzas: “Sin que el corazón se nos fatigue ni nos espanten los años, paseamos el fuego insepulto, como enseña que ha de juntar, con ayuda de todos los amigos de la libertad, a los cubanos fieles esparcidos al viento del mundo: ¡y levantaremos,  en brazos de la América libre, nuestra patria buena y grande!”