domingo, 31 de diciembre de 2017

La infatigable Santiago




. Orlando Guevara Núñez

La infatigable Santiago. Los santiagueros, por su contenido y proximidad, conocemos ese calificativo dado por José Martí a nuestra  ciudad. Pero ¿cuándo fue expresada esa idea?
José María Heredia
Fue durante un discurso pronunciado el 30 de noviembre de 1889, en Hardman Hall, Nueva York, dedicado al ilustre poeta santiaguero José María Heredia, nacido el 31 de diciembre de 1803, hace hoy 214 años, en Santiago de Cuba.
Con orgullo y reverencia empiezo a hablar, fueron sus palabras iniciales. Habla sobre el valor de la obra de Heredia y menciona uno de sus versos que califica como bofetones y profecía:
Que si un pueblo su dura cadena/ no se atreve a romper con sus manos,/ puede el pueblo mudar de tiranos/ pero nunca ser libre podrá.
De tanta fuerza fueron esos versos de Heredia, que fueron rememorados por la heroína santiaguera Vilma Espín, en la Universidad de Oriente, frente a la tiranía batistiana.
La citada alusión de Martí, textualmente, fue así:
Donde son más altas las palmas en Cuba nació Heredia: en la infatigable Santiago.
Habló sobre la estancia triste de Heredia en México y en Estados Unidos, sobre la vasta obra poética. Y sobre la tristeza el poeta ante la falta de libertad en su país.
“Y al ver Heredia criminal a la libertad, y ambiciosa como la tiranía, se cubrió el rostro con la capa de tempestad, y comenzó a morir”
(…) por aquel modo suyo de amor a la mujer, se ve que a la naturaleza le faltó sangre que poner en sus venas de aquel cubano, y puso lava”.
José María Heredia falleció en México, el 7 de mayo de 1836. Ha sido considerado el primer poeta romántico de América.

sábado, 30 de diciembre de 2017

Primero de enero de 1959: Del combate a la victoria



                                       
                           



      
.Orlandddo Guevara Núñez
El primer día de enero de  1959, el pueblo cubano despierta con una noticia que estremeció a toda la nación. El tirano Fulgencio Batista había huido del país. El Ejército Rebelde había derrumbado a la sangrienta dictadura que durante siete años sumió a Cuba en el oprobio y el crimen.
Pero eso no significaba todavía el triunfo completo de la Revolución. En la capital cubana asumió el mando una junta militar que pretendía engañar al pueblo e impedir la verdadera victoria revolucionaria.
En Oriente, las fuerzas del Primer, Segundo y Tercer  Frentes Orientales, bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro y los Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, habían barrido con los principales bastiones enemigos. Y cuando en la tarde del 30 de diciembre de 1958 fue rendida la fortaleza de Maffo, el ejército enemigo no contaba ya con ninguna plaza entre Santiago de Cuba y Bayamo.
En su parte militar sobre esa batalla, Fidel había sentenciado que “La batalla de Santiago de Cuba comenzará de un momento a otro” y precisaba que cinco mil soldados defendían la ciudad, pero “Nuestras tropas, que en 25 días han liberado los pueblos de Jiguanì, Baire, Contramaestre, Maffo, Palma Soriano y El Cobre, tomarán también Santiago de Cuba, donde se librará una batalla decisiva”.
La noticia de la huida de Batista, encuentra a Fidel en el Central América (hoy América Libre) en Contramaestre, donde había establecido su Comandancia.
La reacción del máximo jefe del Ejército Rebelde fue inmediata y certera. La decisión fue marchar sobre Santiago de Cuba. De Contramaestre salió para Palma Soriano y desde allí, a través de Radio Rebelde, dirigió su histórica alocución a las fuerzas rebeldes y al pueblo de Cuba.
“Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese sólo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse”.
“Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que solo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura revolucionaria”.
La consigna de ¡Revolución si, golpe militar no! fue proclamada por el Comandante en Jefe, junto al llamado al pueblo a prepararse para la huelga general revolucionaria si fuese necesario.
Ese histórico 1ro. de  enero, Fidel dirige, también desde Palma Soriano a través de Radio Rebelde, una ardiente y patriótica alocución al pueblo de Santiago de Cuba, donde afirma que la guarnición de esa ciudad, atrincherada en el Moncada, está cercada y que si ese día, a las 6:00 de la tarde no ha depuesto las armas, las tropas rebeldes avanzarían sobre la capital oriental y tomarían por asalto las posiciones enemigas.
Como parte de las acciones rebeldes, unos cien combatientes clandestinos, armados, socavaban el maltrecho poder de las fuerzas batistianas en las entrañas de la ciudad.
El llamado del Comandante en Jefe enardece a los santiagueros que se preparan para el combate final.
“Santiago de Cuba: los esbirros que han asesinado a tantos hijos tuyos no escaparán como han escapado Batista y los grandes culpables, en combinación con los oficiales que dirigieron el golpe amañado de anoche.
“Santiago de Cuba: aún no eres libre. Ahí están todavía en tus calles los que te han oprimido durante siete años. Los asesinos de cientos de tus mejores hijos. La guerra no ha terminado porque aún están armados los asesinos.
“Los militares golpistas pretenden que los rebeldes no puedan entrar en Santiago de Cuba. Se prohíbe nuestra entrada en una ciudad que podemos tomar con el valor y el coraje de nuestros combatientes, como hemos tomado otras muchas ciudades. Se quiere prohibir la entrada a Santiago de Cuba a quienes han libertado la Patria.
“! La historia del 95 no se repetirá! !Esta vez los mambises entrarán en Santiago de Cuba!
Pero las tropas batistianas están ya desmoralizadas, vencidas e incapaces de soportar el empuje rebelde en Oriente. Las Columnas Invasoras de Camilo y el Che, combaten con igual destreza y audacia en su marcha hacia Occidente, rindiendo guarniciones, acorralando y venciendo al enemigo.
Es así como ese mismo turbulento 1ro. de enero de 1959, el coronel Rego Rubido, al frente de la guarnición del Moncada, acepta la rendición incondicional, durante una entrevista sostenida con Fidel en El Escandel, próximo a El Caney, en las cercanías de Santiago de Cuba.
Al término de esa capitulación, Raúl Castro parte hacia la ciudad de Santiago de Cuba, a hacerse cargo de la fortaleza. Un testigo excepcional de la entrada de Raúl al Moncada, el coronel ® Raúl Guerra Bermejo (Maro) recuerda así aquel episodio:
“Cuando el jefe (Raúl Castro) empezó a ascender las escaleras, para que no se me perdiera en medio de la multitud, le agarré el cinto por detrás. Subimos a la oficina de Rego Rubido, precisamente el lugar donde otrora Raúl había sido conducido prisionero y después interrogado por el general Díaz Tamayo.
(…) Acto seguido, se subió al buró, después de ordenar que lo pegaran a la pared y cogió un retrato de Batista que estaba colgando y le dio otro, con una foto de Francisco Tabernilla, jefe del Estado Mayor General del Ejército, a Rego Rubido. Primero estrelló el de Batista contra el piso y gritó: ¡Viva la Revolución! Vio que Rubido estaba dudoso, y le espetó: ¿lo tiras o no lo tiras? El hombre por fin lo tiró. Raúl volvió a decir: ¡Viva la Revolución!
En este testimonio, publicado por el periódico Granma el 3 de enero del 2005, Guerra Bermejo relata el encuentro de Raúl con los soldados del Moncada y otros sucesos de ese memorable día.
Esa misma noche del primero de enero de 1959, Fidel, desde el balcón del Ayuntamiento, frente al Parque Céspedes, proclama el triunfo definitivo de la Revolución cubana. Es ya la madrugada del día dos cuando se produce ese acontecimiento, el más trascendente en la historia de la nación cubana.
Día inolvidable de gloria. Combatientes del Ejército Rebelde y de la Lucha Clandestina se funden con el pueblo. Las puertas y ventanas tantas veces abiertas a los luchadores por la libertad en los momentos más difíciles de la lucha, se abrían esta vez para los vencedores.
Las palabras del jefe de la Revolución llegaban como un haz de luz y de esperanza al pueblo reunido para festejar la victoria.
¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado. Esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad a su término, no será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños del país, intervinieron a última hora y después ni siquiera a Calixto García, que había luchado durante treinta años, lo dejaron entrar a Santiago de Cuba. ¡Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas, esta vez sí es una Revolución!
Y así comenzó  una nueva historia de la nación cubana. Comenzó una nueva etapa de la Revolución que no ha sido nunca traicionada. Una Revolución que cumplió los sueños del Moncada y no ha dejado de forjar otros sueños que convierte en realidad su pueblo heroico.
A las glorias combativas desde el Moncada hasta el 1ro. de enero de 1959, se han unido muchas otras protagonizadas por distintas generaciones de cubanos. Las epopeyas gloriosas de Playa Girón, de la Crisis de Octubre, de la lucha contra las bandas mercenarias organizadas, entrenadas y dirigidas por la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de los Estados Unidos; el enfrentamiento al más criminal, largo y demencial bloqueo que conoce la historia de la humanidad; el enfrentamiento a los sabotajes, los crímenes, las calumnias y constante asedio del Norte revuelto y brutal que nos desprecia, como lo calificara José Martí.
La lucha revolucionaria nos ha convertido en un pueblo de gigantes. Un pueblo invencible, solidario, internacionalista, antiimperialista, socialista y martiano, que no olvida a sus héroes y mártires, sino que los toma como estandarte para los combates presentes y por venir.

viernes, 29 de diciembre de 2017

El Parlamento que tengo





.Orlando Guevara Núñez

El Parlamento cubano es mío.  Y esa afirmación pueden hacerla  todos los cubanos. Favorece al pueblo, incluso a quienes no comparten las ideas por él defendidas. Desde nuestros hogares, vimos por la televisión, escuchamos por la radio o leísmos en los periódicos todos los debates de las sesiones del  19 y 20 del actual  diciembre.
Total transparencia. Hermoso ejemplo el de un Parlamento – nuestra Asamblea Nacional del Poder Popular- que no está fragmentado en grupos, ni en intereses opuestos, ni plagado de políticos oportunistas, cuyos escaños constituyen solo un vehículo de enriquecimiento y de apoyo a un sistema explotador en el cual los ricos serán cada vez más ricos  y los pobres cada vez más pobres.
Mi Parlamento está integrado por hombres y mujeres del pueblo, consagrados al bienestar de ese pueblo. Cada debate, cada intervención, así lo demostró. Los temas económicos, incluyendo el de la inversión extranjera; los relacionados con la política internacional los de la salud y el deporte, los agroalimentarios y los de atención a los servicios. En todos ellos, las discusiones tuvieron un solo fin: mejorar las condiciones de vida del pueblo, sin excepciones de ningún tipo.
Lo mismo sucedió con las agendas sobre industria, construcciones y energía, sobre la defensa nacional, y las relacionadas con la educación, la cultura, la ciencia, la tecnología y el medio ambiente. Y no fueron una excepción los temas sobre asuntos constitucionales y jurídicos, además de la atención a la juventud, la niñez y la igualdad de derechos de la mujer.
Mi Parlamento no se diluye en disputas por intereses individuales o de grupos. No está marcado por la discusión de leyes a espaldas del pueblo y contra el pueblo. Las intervenciones de los Diputados fueron claras, precisas, en ocasiones justamente críticas. No hubo triunfalismos, sino objetividad. Y lo más importante: no hubo errores o señalamientos críticos, sin la compañía de propuestas y decisiones para enfrentarlos y resolverlos.
Mi Parlamento tiene como pilar la unidad. Fue electo por el pueblo y a ese pueblo responde. Por eso, cada vez que se reúne la Asamblea Nacional, tenemos la confianza de que, como resumen de todo un período de trabajo, el único favorecido será el pueblo. Ahora  los cubanos estamos inmersos en un período electoral que terminará el  19 de abril del año entrante, cuando tome posesión la nueva Asamblea Nacional. Nos preparamos para las votaciones, que en nuestro caso van más allá del depósito de una boleta en una urna. Votaremos por nuestros Diputados, por nuestro sistema socialista, en el cual el pueblo es el gobierno y el gobierno es el pueblo. Esa es la democracia que tenemos, la que necesitamos y defendemos los cubanos.

Mentira yanqui con piernas cortas



.Orlando Guevara Núñez

Una de las calumnias más utilizadas por el gobierno de los Estados Unidos y la mafia contrarrevolucionaria contra Cuba, es que el pueblo cubano sufre de hambre y que el socialismo, como sistema es un fracaso, pues significa la opresión a la población.
Es una mentira con piernas cortas, desmentida por la realidad en cada esfera de la sociedad cubana. Hace apenas unas horas, se conoció aquí una noticia: Cuba cierra el año con una tasa de mortalidad infantil de 4,2 fallecidos por cada mil nacidos vivos. ¿Cómo podría lograrse ese indicador en un país hambriento?
¿Cómo explicar que antes del triunfo de la Revolución esa tasa andaba por 60 y en muchas zonas era superior, bajo el capitalismo salvaje que vivíamos? De cada niño que entonces moría, la Revolución salva 56. Pero esos datos no tienen cabida en los grandes medios estadounidenses, encargados de satanizar al socialismo y bendecir al capitalismo.
¿Cómo explicar que antes de enero de 1959, la esperanza de vida de la población cubana no llegaba a 60 años y ahora está por encima de 78? ¿Cómo si la alimentación es una condición esencial para la vida?

En su alegato de autodefensa  La historia me absolverá, ante el tribunal que lo juzgaba por los hechos del 26 de julio de 1953, Fidel Castro denunciaba: 

. “La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón para el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios (…) El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siendo igual, o peor”.
Pero en esa época, para los Estados Unidos, Cuba era un país “próspero, libre y democrático, ejemplo de los derechos humanos”, aunque aquí la inmensa mayoría de los humanos viviéramos sin derechos.
El drama en los campos y en las montañas era peor. En esta provincia existe un ejemplo elocuente. En la costa sur santiaguera, que ocupa hoy el municipio de Guamá, en su recorrido, el visitante puede observar la existencia de 22 pequeños cementerios.
No fueron intencionalmente construidos. La triste historias es que los pobladores serranos no contaban con un solo médico y, cuando alguien se enfermaba, lo bajaban en hamacas hasta la costa, con la esperanza de que una de las goletas que por allí transitaban, atendieran su ruego y lo trasladaran hasta Santiago de Cuba, para recibir atención, si acaso tenían también algún recurso para pagar la atención médica y las medicinas.
En muchos casos, ese auxilio no llegaba, las personas, muchos de ellos niños, morían. Y los familiares no tenían otra alternativa que sepultarlos allí mismo, en las costas.
Hoy el total de la población cubana, hasta los lugares geográficamente más intrincados, tienen un médico y una enfermera y tienen acceso a cualquier servicio en el municipio, la provincia o el país, totalmente gratis.
En esas zonas distantes, en los casos de huracanes o crecidas de los ríos, antes de que comiencen, bridadas médicas se trasladan a esos lugares y garantizan la atención a la población. Mal podría hacer eso un  país que viva en la miseria y el abandono.
Muchos ejemplos podrían citarse. Pero solo dos bastan: La tasa de mortalidad cubana, que el año anterior fue superior, estuvo mejor que la de los Estados Unidos. En el país agresor y bloqueador, hay más de 40 millones de personas sin seguros médicos; en Cuba, país agredido y bloqueado, no existe un solo ciudadano sin esa asistencia asegurada. Allá, los que disfrutan ese derecho, tienen que pagarlo a un alto precio; en Cuba es totalmente gratis.
¿Quién es más humano, el capitalismo o el socialismo? ¡Juzgue el lector!