domingo, 31 de marzo de 2019

Fidel Castro sobre el pensamiento martiano






 .Orlando Guevara Núñez
No hay dudas de que Fidel Castro ha sido, en la historia cubana y de nuestra América, el alumno más aventajado de nuestro Héroe Nacional, José Martí. Desde los días iniciales de la lucha, el pensamiento martiano nutrió la conciencia del entonces joven revolucionario, y la conciencia se convirtió en acciones. De las muchas consideraciones fidelistas sobre el Apóstol de la independencia cubana, véanse solo algunas, en momentos cumbres.
En la antesala del Moncada: “Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos, pero de todas maneras, óiganlo bien, compañeros, este movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí.
En el Manifiesto del Moncada: “Ante la tragedia de Cuba, contemplada en calma por líderes políticos sin honra, se alza en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del Centenario, que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo el sueño irrealizado de Martí”.
En el juicio del Moncada:Nadie debe preocuparse de que lo acusen de ser autor intelectual de la Revolución, porque el único autor intelectual del asalto al Moncada es José Martí, el Apóstol de nuestra independencia”.
En La historia me absolverá:Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han luchado por la libertad de los pueblos”.
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron  a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!

sábado, 30 de marzo de 2019

Nuestra solidaridad con Venezuela, así, como la sintió, Martí




.Orlando Guevara Núñez

Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo. Esas  palabras que dijo nuestro  Héroe  Nacional , José Martí, las suscribimos hoy millones de cubanos, ante el intento de golpe de estado y los planes contrarrevolucionarios que pretenden destruir al gobierno de Nicolás Maduro, que es decir el gobierno del Comandante Hugo Chávez.
Los cubanos, de forma multiplicada, hemos sido blanco de esos intentos, de esas agresiones y hemos vencido con la fuerza del pueblo. Por un lado, el gobierno imperialista de los Estados Unidos, recrudece sus sanciones contra Venezuela. Por, otro, los enemigos internos, con apoyo del exterior, amenazan con la violencia.
 Esas  posiciones, sin embargo,  chocan y son frenadas por el pueblo venezolano y por la solidaridad internacional.
(…) ¡Pero a Venezuela, como a toda nuestra América, a nuestra América desinteresada, la hemos de querer y de admirar sin límites, porque la sangre que dio por conquistar la libertad ha continuado dándola por conservarla(…)
(…) Y hoy es el día de la grandeza más difícil, en que los que reciben de sus padres, en el carácter ya hecho a la realidad y  a la disciplina, el país más compacto y adulto, han de ordenar, como lo están ordenando, las fuerzas nacionales, descascaradas en la larga trilla, y han de evitar, como están  evitando, la suerte que en el mundo que avanza ha de caber a los pueblos que no se deciden a avanzar con el mundo (…)
Así lo afirmó el Apóstol cubano en 1892, al referirse al pueblo venezolano.Y son palabras con fuerza de presencia.
¡Las agresiones contra el gobierno y el pueblo de Venezuela deben cesar!
Es necesario frenar a quienes en nombre de una democracia que violan y de los derechos humanos que jamás han respetado, pretenden  destruir  el proceso revolucionario del pueblo de Bolívar y de Chávez.

4 de abril de 1962 Las raíces de una fecha



.Orlando Guevara Núñez

La juventud cubana ha tenido un papel protagónico en todas las grandes epopeyas por la libertad e independencia de la patria. Desde Céspedes hasta Fidel, nuestra historia ha sido forjada con el sacrificio y la sangre de generaciones de jóvenes. La heroicidad y el martirologio de ellos, son el cimiento de  la obra que hoy tenemos, engrandecemos y defendemos.
Este 4 de abril, como todos los años, nuestros jóvenes y niños estarán de fiesta: es la fecha de fundación  de la Unión de Jóvenes Comunistas y de la Organización de Pioneros José Martí. Pero esa fecha tiene raíces que, si no se conocen, sería  imposible comprender, en toda su dimensión, la grandeza de ambas organizaciones.
Aquel histórico día de 1962, la organización juvenil cubana  cambió de nombre. De Asociación de Jóvenes Rebeldes, pasó a nombrarse Unión de Jóvenes Comunistas. Ese momento fue expresión de una nueva etapa histórica. El Comandante en Jefe Fidel Castro, al clausurar el evento fundacional, definiría así la trascendencia del cambio:
“¿Es acaso un extremismo bautizar la organización juvenil  con el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas? ¡No!  ¡No!  Porque precisamente, la función de esa organización es formar jóvenes que tengan una actitud comunista ante la sociedad y ante la vida; de formar jóvenes que han de vivir en una sociedad nueva, en una sociedad distinta, en una sociedad diferente a la sociedad en que hemos vivido. La misión de esa organización es formar jóvenes capaces de construir  esa sociedad y de vivir en esa sociedad.”
Pero llegar a ese día había requerido trascender una etapa gloriosa de la juventud cubana. Puede decirse que el 4 de abril de 1962, le brotaron ramas a una simiente sembrada y abonada con sacrificio y lucha de nuestros jóvenes.
En ese tránsito, hubo momentos trascendentes que tienen su lugar bien ganado en la historia del movimiento juvenil cubano. Uno fue el 28 de enero de 1960. Ese día, el Comandante Ernesto Che Guevara haría pública la creación de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), nacida como una organización semi-militar, subordinada al Departamento de Instrucción del MINFAR, cuyo jefe era el propio Che.
En sus inicios, la AJR agrupó a jóvenes desmovilizados del Ejército Rebelde y a otros de entre 13 y 18 años de edad, carentes de empleo. Luego se extendió a  quienes mostraran disposición de construir y defender la Revolución. Miles de jóvenes acudieron  al llamado. Y surgieron como respuesta a la convocatoria de Fidel, las Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario, antecesoras de los actuales Comités de Base de la UJC.
Grandes, difíciles y heroicas tareas cumplió la AJR. Ella fue fragua de hombres y mujeres revolucionarios. Fragua de  combatientes y cuadros. Y –me atrevo a asegurarlo- fragua de comunistas, adelantándose  al nombre.
Pero la visión de Fidel condujo a la organización a superiores peldaños. Era necesaria, imprescindible para la Revolución,  la unidad de todas las organizaciones juveniles en una sola. Y ese objetivo tuvo un momento cumbre el 21 de octubre de 1960, al cristalizar la fusión del movimiento juvenil cubano. En la AJR se abrazaron las principales  agrupaciones existentes en el país. Entre éstas, las secciones juveniles del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, del Directorio Revolucionario “13 de Marzo” y del Partido Socialista Popular, sumadas, aunque manteniendo su identidad, la FEU y el estudiantado  de la Segunda Enseñanza.
Pienso que esa fecha es de imprescindible recuerdo en la historia de la juventud cubana. Durante algunos años, la UJC  la honraba entregando, como estímulo a los militantes más destacados en todas sus tareas, el “Sello 21 de Octubre”.
Así creció y se fortaleció la AJR. Con el lema de Estudio, Trabajo y Fusil, unió a miles de jóvenes de entre  14 y 25 años de edad. Se acrecentó su papel en la defensa, en tareas económicas y otros muchos otros frentes de lucha. Una obra trascendente fue la creación de las Patrullas Juveniles, en las cuales se agruparon niños y adolescentes de entre 7 y 14 años de edad, las que dieron paso, el 4 de abril de 1961, anunciada por Fidel,  a la Unión de Pioneros Rebeldes (UPR). En 1962 pasó a nombrarse Unión de Pioneros de Cuba (UPC), y en 1977-el 8 de octubre- cambió su nombre por el actual: Organización de Pioneros José Martí (OPJM).
Ese hecho explica por qué la organización de los niños cumple  un año más que la de los jóvenes cuando, en realidad, la de los jóvenes creó la de los niños.
El 4 de abril, no fue solo un cambio de nombre de Jóvenes Rebeldes hacia Jóvenes Comunistas. Fue  la aceptación de una ideología, la del socialismo, y el compromiso de defenderla. Nacía la organización juvenil del Partido, basada en la selección de sus integrantes, entre los 14 y 27 años de edad, avalados por una destacada actuación en el trabajo, el estudio y la defensa.
Hoy la UJC y la organización de los Pioneros son mucho más fuertes. El pueblo cubano tiene suficientes razones para mirarlas con orgullo. Y ante algunas expresiones escuchadas  de que nuestra juventud está perdida, vale una interrogante: ¿Perdida para quién?  Con una sola respuesta posible: Perdida para los enemigos de la patria cubana. Porque para la Revolución, el socialismo y el futuro, ¡Está ganada!
Ese es el fruto sostenido en las ramas, con las raíces más sanas y profundas del heroísmo juvenil cubano en sus distintas etapas.
Creo válido, por eso, en este nuevo aniversario, repetir las palabras de Fidel en aquel Primer Congreso constitutivo de la UJC: “Por todo lo que han hecho los jóvenes, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra patria, por todo lo que han hecho en la historia de nuestra Revolución, es por lo que nosotros creemos en los jóvenes”.



miércoles, 27 de marzo de 2019

27 de marzo de 1976: una victoria de la independencia angolana




.Orlando Guevara Núñez
El  27 de marzo de 1976, fueron  retirados de la República Popular de Angola los últimos soldados sudafricanos que habían invadido el país para cercenar la independencia ganada por los combatientes angolanos y defendida también por los internacionalistas cubanos.
Recuerdo bien ese día. Los cubanos estábamos allí, frente a frente a los sudafricanos. La decisión cubana era que si ese día ellos no se retiraban, nuestras fuerzas comenzarían una ofensiva hasta expulsarlos.
Los minutos pasaban lentamente. El plazo fijaba como hora límite las 9 de la mañana de ese día. Sabíamos que si era necesario el combate, el precio de la victoria sería caro, pero la lograríamos.
Esperábamos con tensión, pero con decisión. Y cuando llegó la hora cero, solo esperábamos las órdenes de nuestros jefes. Pero todo permaneció en calma. Y desde entonces tuvimos la certeza de que la única explicación era que el enemigo había abandonado sus posiciones.
En esos momentos, unos 36 000 cubanos combatíamos  junto a los angolanos para salvar su independencia. Hasta que aquel  27 de marzo de 1976, los últimos militares sudafricanos trascendían el río Cunene  y se internaban en territorio de Namibia, país entonces dominado por el régimen del apartheid. Sudáfrica había claudicado
Pensamos que aquel sería el fin de la guerra en Angola. Pero no fue así.
Cuba y Angola habían acordado la permanencia un tiempo más de las tropas cubanas en ese país, con el fin de contribuir a consolidar la independencia y ayudar a la preparación de los angolanos para asumir esa misión. La decisión fue acertada, pues las fuerzas reaccionarias reorganizaron la lucha, y fueron necesarios nuevos, grandes y decisivos combates donde la sangre de patriotas de ambos países se mezclaron en ese hermano suelo, hasta la victoria final.
Vendrían nuevas epopeyas gloriosas, entre éstas la  de Cuito Cuanavale. Sudáfrica otra vez derrotada, la independencia de Angola había sido preservada, la de Namibia se había alcanzado, y el apartheid quedaba definitivamente destrozado
La Operación Carlota,  nombre de esa misión cubana en Angola, proseguiría  hasta el 25 de mayo de 1991. Ya desde 1976, el hoy General de Ejército Raúl Castro había dicho que “De Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación, el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber”.
En Angola perdieron la vida 2016 cubanos, entre ellos 787 en acciones combativas, y el resto en accidentes o por enfermedades. Un hecho que retrata en toda su dimensión  el espíritu internacionalista del pueblo cubano, es que la participación en esa misión fue enteramente voluntaria. El 7 de diciembre de 1989, tuvo lugar en Cuba la Operación Tributo, ocasión en que fueron  traídos a su querida tierra los restos de los combatientes caídos en esa y otras misiones internacionalistas. Y en hombros del pueblo, aquí fueron sembrados.

domingo, 24 de marzo de 2019

El deber de un hombre está allí donde es más útil



       
.Orlando Guevara Núñez

Es otra  de las citas  martianas más conocidas por los cubanos. Está contenida en una carta a su madre, Doña Leonor Pérez, escrita el 25 de  marzo de 1895, en Montecristi, República Dominicana,  antes de salir en la expedición que desembarcaría por la oriental  Playita de Cajobabo, junto a al Generalísimo Máximo Gómez para reiniciar la guerra por la independencia de  Cuba. El amor a la madre y a la Patria se une  en esa tierna misiva.
Ambos amores, se funden en un solo pensamiento, al cual  será siempre fiel  nuestro José Martí:
Madre mía:
Hoy, 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Vd. Yo sin cesar pienso en Vd. Vd. se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Vd. con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas, y a sus compañeros. ¡Ojalá pueda algún día verlos a todos a mí alrededor, contentos de mí! Y entonces sí que cuidaré yo de Vd. con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición.
Una nota adjunta Martí a esa carta a la madre. “Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginar. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca.
Ese mismo día, Martí y Gómez firmaron,  el Manifiesto  de Montecristi, que  fija los postulados de la Revolución no sólo para la guerra, sino también para la fundación de la República con todos y para el bien de todos los cubanos.