viernes, 31 de julio de 2020

Tiempo es ya de que el afecto reemplace en la ley del mundo al odio


.Orlando Guevara Núñez

Un alegato de José Martí sobre la paz y la comprensión entre los hombres y los pueblos. Con este pensamiento concluye un escrito publicado el 3 de octubre de 1881 en  La Opinión Nacional, de Caracas, Venezuela.

Estaba analizando la contienda  electoral que en Francia concluyó con victoria de los republicanos sobre el bonapartismo, Triunfo de la república contra la monarquía. Pero todo en una intensa lucha en la cual, los propios vencedores estaban enfrascados, por sus intereses, en pugnas internas.

Habla  sobre las reformas pretendidas por la República francesa, Pero afirma  que sobre la cabeza de la Gloria, está siempre un puñal, a punto de caer.

Dedica espacio al tema de los problemas de Francia en el ámbito internacional: los que  atañen al  tratado con Inglaterra, la guerra de Túnez, sus posesiones en África, y el caso de Argelia, entre otros.

Todos esos conflictos, la intensa lucha entre hombres y naciones, son los que hacen apreciar a Martí que es hora de que el afecto se imponga al odio en el mundo. El ideal martiano aspira a que todas las naciones sean hermanas y se ayuden unas a otras.

Sobre el enfrentamiento de las fuerzas en Francia, dice que  la vida es un río quebrado que, en busca de un mar inmenso, corre hacia adelante sin cesar.

Sobre el entierro de Frank País: un hecho poco conocido

 

 

 


. Orlando Guevara Núñez

La masiva participación del pueblo santiaguero en el entierro del héroe de la lucha clandestina, Frank País García, se produjo el día 31 de julio, es decir, el día siguiente de su asesinato. La manifestación popular llegó hasta el mismo cementerio de Santa Ifigenia. Pero Frank y su compañero Raúl Pujol no fueron sepultados ese día.

¿Por qué ese imprevisto?  Como se sabe, el ejército batistiano no se atrevió a enfrentarse a la población enardecida. Pero agentes de ellos se infiltraron con el fin de conocer a los revolucionarios participantes en el duelo.

Pero ya en el cementerio, los combatientes  clandestinos  los detectaron y los enfrentaron. Hubo disparos y los infiltrados tuvieron que replegarse. En el cementerio, fue izada la bandera rojinegra del 26 de Julio. Ya la tarde estaba avanzada, pues la peregrinación se había iniciado a las 4:00 de la tarde.

Ante la situación creada, la decisión fue no sepultar ese día a Frank y a Pujol, para no dar tiempo a los sicarios de la dictadura de preparar una cacería contra los revolucionarios. Así, los cadáveres fueron guardados en la morgue del cementerio.

Fue al otro día, el 1ro. de agosto, que se produjo el entierro, con la participación solo de los familiares y algunos amigos de Frank y de su compañero. Otro detalle es que Frank no fue sepultado en la actual bóveda familiar donde se atesoran sus restos, sino en una prestada. El motivo es que hacía exactamente un mes allí había sido sepultado su hermano Josué. Hasta que fue posible unirlos.

Allí en una sencilla tumba, están  los restos del reverendo Agustín País y Doña Rosario García, sus progenitores. Y de Frank y Josué, los hermanos de sangre y de lucha a quienes los cubanos rendimos eterno tributo, como símbolos de la rebeldía y de la Revolución.

jueves, 30 de julio de 2020

Escasos, como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos


.Orlando Guevara Núñez

Hasta ahí conocía ese pensamiento martiano. Pero no se detuvo en ese punto. En carta a su amigo dominicano  Federico Hernández y Carvajal, firmada el 25 de marzo de 1895,  en Montecristi,  puede leerse la oración completa, que continúa: y sienten  con entrañas de nación, o de humanidad.
Martí está contestando una misiva del catedrático amigo. Le habla sobre la responsabilidad de la lucha en Cuba.  “Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la patria no será nunca triunfo,  sino agonía y deber. Ya arde la sangre. Ahora hay que dar respeto y sentido humano al sacrificio (…)

“Quien piensa en sí no ama a la patria, afirma. Y  en otra parte de la misiva escribe: “Yo alzaré al mundo. Pero mi único deseo sería pegarme allí, al último tronco, al último peleador: morir callado”.

Pero Martí no está pensando solamente en Cuba. Por eso afirma a su amigo: Para mí, ya es hora. Pero aún puedo servir a este único corazón de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo

La despedida es emotiva:  “Me arranco de  Vd., y le dejo, con mi abrazo entrañable, el ruego de que en mi nombre, que solo vale por ser hoy el de mi patria, agradezca, por hoy y para mañana, cuanta justicia y caridad reciba Cuba. A quien me la ama, le digo en un gran grito: hermano. Y no tengo más hermanos que los que me la aman”

“Adiós y a mis nobles e indulgentes amigos. Debo a Vd. Un goce de altura y de limpieza, en lo áspero y feo de este universo humano. Levante bien la voz: que si caigo será también por la independencia de su patria”.

Fidel Castro, el 30 de julio de 1959, en Santiago de Cuba: El Día de los Mártires es también el Día de la Ciudad Mártir de Cuba


. Orlando Guevara Núñez

(…)Aquí, en estas calles de Santiago de Cuba, cayeron los primeros combatientes revolucionarios.  En estas calles de Santiago de Cuba se perpetraron los primeros actos de salvaje represión contra los revolucionarios y contra la población civil.  En este cementerio de Santiago de Cuba y en los alrededores de Santiago de Cuba, fueron sepultados los hombres que constituyeron la primera legión de mártires combatiendo contra la tiranía (…)

(…)Por eso es lógico que el 30 de julio se venga a conmemorar a Santiago de Cuba y que los 30 de julio se conmemoren principalmente en Santiago de Cuba, porque el Día de los Mártires es también el día de la ciudad mártir de Cuba ; de la ciudad que a lo largo de la historia, desde la lucha por la independencia, ha demostrado la más extraordinaria dote de patriotismo, la ciudad entusiasta, la ciudad que ha estado a la cabeza, junto con las demás ciudades de la provincia.  Porque es justo que hablemos también de la provincia, porque esta provincia ha estado a la cabeza del patriotismo, esta provincia ha estado a la cabeza del civismo y esta provincia ha estado siempre a la cabeza del sacrificio.  Ahí, en ese cementerio glorioso de Santiago de Cuba, yacen los restos de nuestro apóstol Martí, con los restos de los revolucionarios de todas las generaciones que en número tan elevado se han sacrificado por la patria”(…)

(…)“Por eso, porque los mártires que estamos recordando fueron nuestros compañeros, es que el 30 de julio tiene que ser un día de meditación”(…).

(…)En otras fechas pasadas, cuando se conmemoraba un día como este, el primer sentimiento que nos invadía el pecho era la idea de que los ideales por los cuales habían caído aquellos hombres no se habían cumplido en nuestra patria, que los mártires de nuestras revoluciones habían sido más de una vez traicionados, que los sacrificios, si bien no habían sido en vano —porque no hay sacrificio en vano, no hay muerte gloriosa en vano—, no habían rendido sin embargo los mejores frutos para nuestra patria. (…)

(…)Por eso —repito— es día de meditación, porque aquí tenemos que venir todos los años a recordar a los muertos de la Revolución; pero tiene que ser como un examen de la conciencia y de la conducta de cada uno de nosotros, tiene que ser como un recuento de lo que se ha hecho, porque la antorcha moral, la llama de pureza que encendió nuestra Revolución, hay que mantenerla viva, hay que mantenerla limpia, hay que mantenerla encendida, puesto que no podemos permitir que se vuelva a apagar jamás la llama de las virtudes morales de nuestro pueblo(…)

(…)Hay que venir aquí todos los años a avivar y a atizar esa llama moral.  Hay que venir todos los años a hablar claro.  Hay que venir todos los años a reprochar cualquier desviación revolucionaria.  Hay que venir todos los años a reprochar cualquier adormecimiento del espíritu revolucionario no solo en el pueblo sino de todos los hombres que estén al frente de la Revolución.  Porque si algo no queremos —y bueno es decirlo aquí, en este primer aniversario de la muerte de Frank País y de Daniel, símbolo de toda la generación que se sacrificó—, bueno es decir aquí que lo que no queremos es que nadie pueda decir el día de mañana que nuestro pueblo se ha olvidado de sus muertos , que los sobrevivientes de esta lucha se han olvidado de sus compañeros caídos.  Lo que no queremos que se repita nunca más, lo que no queremos siquiera pensar, lo que no podemos siquiera imaginar, es que estos compañeros, que con tanta veneración, que con tanto cariño, que con tan profundo respeto y que con tan puro sentimiento de lealtad venimos a recordar aquí, sean alguna vez olvidados. (…)

(…)Por eso recuerdo siempre con tanta veneración a los primeros caídos de la Revolución y a todos los caídos de la Revolución.  Por eso, porque fueron los que iniciaron la lucha; porque fueron los que cuando nadie tenía fe ellos la tenían; porque fueron los que no se resignaron a creer que nuestro pueblo tenía que cruzarse de brazos, impotente, frente a la tiranía; porque fueron los hombres que, en las horas aquellas en que la esperanza no era sino como una débil llama, cuando parecía muy lejana y muy remota la hora del triunfo, no vacilaron.(…)

(…) Aquí, en nuestro suelo, están enterrados nuestros muertos.  Y hoy, que los que los asesinaron ya no están aquí; hoy, cuando los asesinos huyeron cobardemente; hoy, cuando esos mismos asesinos, aliados a todos los intereses, se preparan para volver a implantar aquí el terror, el luto y la humillación de ayer; hoy, cuando esos mismos asesinos se empeñan en movilizar cuantos enemigos sea posible para volver a implantar el terror sangriento que costó tantas vidas vencer, ¡hoy debemos decir y debemos proclamar y debemos jurar que esta tierra y esta Revolución las defenderemos hasta la última gota de sangre!  Que esta tierra y esta Revolución no volverán a arrebatárnosla, porque aquí no solo están sembradas las esperanzas de nuestro pueblo.  Aquí, en esta tierra, en la entraña de esta tierra, están enterrados los restos de nuestros muertos.  Y si les arrancaron a ellos la vida, y si el precio del triunfo fue las vidas que les arrancaron, las vidas podían arrancárselas, ¡pero las ideas y el ideal por el cual cayeron no podrán arrancarlos!  ¡El recuerdo no podrán arrancarlo!

“Pudieron arrancarles la vida, ¡pero no podrán arrancarnos los huesos de nuestros muertos!   Porque los verdaderos revolucionarios —¡los verdaderos revolucionarios!—, los que fuimos sus compañeros en las montañas, los que fuimos sus compañeros en las casas, los que fuimos sus compañeros en la mesa, estamos prestos a ser también sus compañeros en las tumbas”..

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miércoles, 29 de julio de 2020

Frank País, nacido para cumplir la misión de Fidel



                              
 . Orlando Guevara Núñez

.Entrevista concedida a este autor por  el general de brigada ® Demetrio Montseny Villa, con motivo del aniversario 40 de la caída de Frank País. Fue jefe de la Columna 20 Gustavo Fraga, del Segundo Frente Oriental Frank País. Falleció el 27 de junio de 2011. 

Sobre los últimos momentos de vida del héroe de la lucha clandestina, Frank País García, muchos han escrito o testimoniado, incluso el propio Montseny Villa. Pero en este 40 aniversario  del holocausto del Callejón del Muro, me propuse que él rememorara algunos pasajes de aquel día, cuando Santiago de Cuba se estremeció con la noticia del vil asesinato y convirtió el dolor en fuerza de pueblo frente a la tiranía batistiana.
El cuestionario es breve y Villa accede a contestarlo.
¿Cuál  fue su primer contacto con Frank País y cómo quedó ligado a la lucha junto a él?
Tenía referencia de Frank por Pepito Tey, ambos militábamos en el MNR (Movimiento Nacional Revolucionario) al que Frank también perteneció, pero lo conozco a finales de 1955, cuando va a Guantánamo y participa en una reunión que él preside y se crea la dirección del M-26-7 de la que posteriormente se me designa jefe de Acción y Sabotaje; esta responsabilidad me liga mucho a él, pues este frente Frank lo dirigía personalmente.
¿Cuál misión lo condujo el 30 de julio del 57 al encuentro con Frank?
En Guantánamo habíamos logrado organizar con los obreros y funcionarios cubanos que trabajaban dentro de la Base Naval norteamericana el M-26-7 con mucha efectividad para adquirir armas, parque y otras cuestiones de importancia, sobornando con dinero a norteamericanos y oficiales de la Marina, gestión en la que ya habíamos tenido éxito varias veces. Por entonces me llega la información de una operación para adquirir 20 000 tiros calibre 3006 y la posibilidad de adquirir algunos fusiles, pero las finanzas que teníamos no alcanzaban para hacerle frente y decido ver a Frank para pedirle apoyo en dinero. Esa es la razón de nuestro encuentro el 30 de julio de 1957.
Usted fue el último revolucionario que compartió con Frank el rigor de la lucha clandestina y el último que lo vio con vida. ¿Cuáles son sus recuerdos e impresiones sobre aquellos momentos?
Después de conversar sobre el tema que me llevó a verlo, del que se mostró muy alegre expresando ¡Yo sabía que ustedes no me iban  a fallar, siempre llegan en el momento oportuno!, me pidió que no solo hiciera esfuerzos en adquirir parque, sino también urgentemente fusiles, me mostró una carta de Alejandro (Fidel) sobre la situación de los proyectiles en que se encontraban los fusiles de la Sierra; en ese momento le dio instrucciones al compañero de la dirección del Movimiento que me acompañaba sobre la situación del dinero, hablamos de otros temas, pero el central fue su seguridad y por qué  había escogido la casa de Pujol, que conocíamos estaba super  quemada; me argumentó que ya había muchos compañeros refugiados en distintas casas de la ciudad y no había muchas opciones para refugiarse; pasamos  en la conversación al problema de la Sierra y que había que redoblar los esfuerzos para ayudar con todo lo que se pudiera a la Sierra.
Producto del murmullo en la calle, Armonía –cuñada de Pujol- se asoma a una ventana y comunica que se trata de un registro en el barrio. Frank no se inmuta, su actitud influye en nosotros, solo comenta: “Parece que el fatal soy yo, estábamos junto con Navarrete, nos separamos y ya tengo a la policía aquí”. Sus palabras son serenas y parecen indiferentes; aprovecho para proponerle ¿Por qué no te vas conmigo en la máquina? No quiso y me argumenta que en otras ocasiones se ha ido sin dificultad. En ese momento llega Raúl Pujol, ya consciente de lo que está pasando.
Frank, con absoluta tranquilidad, llama por teléfono, según lo que escucho habla con Vilma, oigo algo de lo que hablan pero sin comprenderlo, pues no conozco el tema; cuelga y lo ataco de nuevo, con la participación de Raúl, para que se vaya conmigo, pero se niega rotundamente; ordena a Pujol volver a la ferretería, a lo que éste se niega y pronuncia una frase que nunca se me ha olvidado:” El Movimiento me ha responsabilizado con tenerte aquí y si algo ocurre muero contigo”.  Y Pujol cumplió aquel compromiso con la Revolución.
Frank le da instrucciones a Pujol de despedirnos en la salida como si fueran familiares y que el próximo domingo iríamos a la finca a comernos un lechoncito.
Vuelvo a insistir, ya estábamos tensos por su negativa y responde, ya contagiado por la tensión también: “No, es más fácil que me vaya a pie, hagan lo que les digo, váyanse – concluye Frank- aquí me quedo yo, cumplan la orden que les estoy dando”. Es tan terminante que marcho hacia la puerta junto a Pujol, al salir y ver la proximidad del operativo, insisto con Pujol para que Frank me acompañe, a lo que me responde: “Vete tranquilo que mi vida responde por la de él” y con dominio de sí va hasta la esquina a solicitar a un guardia rural el permiso de salida para sus amigos. ¡Qué se vayan!, exclama el guardia con el fusil en la mano; con el carro vamos a girar a la izquierda, pero un policía ordena hacerlo a la derecha, en sentido contrario al tránsito. Increíblemente logramos escapar; veinte minutos más tarde, en la casa de la doctora que usábamos como contacto, escucho por la radio que en un tiroteo con la policía había caído Frank.
¿Qué sintió y pensó al conocer la muerte de Frank?
Lo que sentí fueron deseos de vengar su caída igual que muchos compañeros en Santiago, que se movilizaron de inmediato con ese fin.
Hubiera sido una carnicería si las células del M-26-7 salen a la calle; el régimen estaba esperando eso precisamente, pero la inteligencia pudo más que la venganza, ya lo he dicho otras veces. Vilma llamó por teléfono y orientó no salir a realizar acciones a la calle, enterrar a Frank vestido de verde olivo y hacer de su entierro una poderosa manifestación de repudio al régimen.
Reflexioné y pensé que Frank no quiso irse con nosotros para que su presencia no hiciera más sospechosa nuestra salida y que pudiera frustrarse el cumplimiento de la tarea que me había encomendado; para Frank las tareas de ayuda a Fidel en la Sierra eran de prioridad absoluta.
Hace unos días escuché de usted la afirmación de que era necesario estudiar más la personalidad de Frank como organizador y hombre de acción. ¿Cómo aprecia en él esos rasgos?
Este tema sobre Frank es muy rico y reflejar en pocas líneas su pensamiento, su acción y el trabajo que realizó en tan corto tiempo no es fácil, pero puedo decirte que él fue como el nacido para cumplir la misión que Fidel tenía que darle a alguien y lo encontró en Frank. Cuando estudiamos sus circulares para la dirección del Movimiento y sus informes a Fidel, se puede apreciar sin equívoco que para él la autoridad de Fidel nunca estuvo en discusión. Después de su viaje a México, cuando se conocen, la impresión fue recíproca porque si en Frank existió siempre un marcado respeto, una fidelidad intachable y una admiración declarada por Fidel, Fidel depositó una confianza absoluta en aquel joven serio, maduro y decidido a quien conoció pocas semanas antes de la salida del Granma.
¿Cómo mediría la dimensión del héroe, su fuerza de presencia?
Es cierto, Frank es un héroe. Fíjate que cuando hablo de él expreso su caída, porque los héroes en nuestro proceso histórico no mueren y la fuerza de su ejemplo está en nuestra juventud vigorosa que defiende nuestra Revolución, y también en el pueblo de Santiago, que lo verás  el 30 de este mes presente en la manifestación de victoria más grande de todos los años en el 40 aniversario de su presencia en el corazón de todos los cubanos.
¿Ha pensado alguna vez en escribir su testimonio sobre la lucha clandestina y particularmente sobre Frank?
Ahora, después de muchos años, estoy haciendo apuntes de las vivencias que he tenido en el proceso revolucionario, nunca es tarde, Raúl nos ha fustigado seriamente al señalar que fuimos capaces de hacer la historia y no hemos sido capaces de escribirla. Tenemos ese compromiso que cumplir.