jueves, 31 de diciembre de 2020

¡Para un pueblo esclavo no hay más año nuevo que el que se abra con la fuerza de su brazo por entre las filas de sus enemigos: el primer día de año nuevo será el primer combate por nuestra libertad!

 


 

.Orlando Guevara Núñez

La Revolución  cubana confirmó, el 1ro. de enero de 1959, esta máxima martiana, expresada en un artículo publicado por el periódico Patria  el 5 de enero de 1894, que tituló, precisamente, Año nuevo.

Habla Martí de las penurias de los cubanos en el país y en el exilio: miseria, cárceles, limosnas,  ¡Ese- dijo- es el año nuevo para los cubanos!  Habla de desamparo y abandono. Y de las ansias de redención.

Leyendo este artículo, se nos parecen preludio de alborada las palabras de Martí.

Hace, en ese momento, otra reflexión: “Quien ve a su pueblo en desorden y agonía, sin la puerta visible para el bienestar y el honor, o le busca la puerta, o no es hombre, o no es hombre honrado”.

“El que se conforma con una situación de villanía- escribe- es su cómplice”. Se refiere al sacrificio necesario y al hecho de que quienes quieren  sacrificarse  tienen como enemigos a quienes no quieren  sacrificarse, y afirma que de hombres de sacrificio necesita la libertad.

Plantea la interrogante de  si ese año nuevo ha de servir para mantener los males de la colonia en Cuba. Y ofrece una respuesta concreta: ¡Para echar todo eso abajo es para lo que nos ha de servir el año nuevo!

Tendrían que transcurrir  65 años para que pudiera cumplirse el sueño de José Martí, sobre lo que debería ser un año nuevo en Cuba.

Primero de Enero de 1959, del combate a la victoria

 

 .Orlando Guevara Núñez

El primer día de enero de  1959, el pueblo cubano despierta con una noticia que estremeció a toda la nación. El tirano Fulgencio Batista había huido del país. El Ejército Rebelde había derrumbado a la sangrienta dictadura que durante siete años sumió a Cuba en el oprobio y el crimen.

Pero eso no significaba todavía el triunfo completo de la Revolución. En la capital cubana asumió el mando una junta militar que pretendía engañar al pueblo e impedir la verdadera victoria revolucionaria.

En Oriente, las fuerzas del Primer, Segundo y Tercer  Frentes Orientales, bajo el mando del Comandante en Jefe Fidel Castro y los Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, habían barrido con los principales bastiones enemigos. Y cuando en la tarde del 30 de diciembre de 1958 fue rendida la fortaleza de Maffo, el ejército enemigo no contaba ya con ninguna plaza entre Santiago de Cuba y Bayamo.

En su parte militar sobre esa batalla, Fidel había sentenciado que “La batalla de Santiago de Cuba comenzará de un momento a otro” y precisaba que cinco mil soldados defendían la ciudad, pero “Nuestras tropas, que en 25 días han liberado los pueblos de Jiguanì, Baire, Contramaestre, Maffo, Palma Soriano y El Cobre, tomarán también Santiago de Cuba, donde se librará una batalla decisiva”.

La noticia de la huida de Batista, encuentra a Fidel en el Central América (hoy América Libre) en Contramaestre, donde había establecido su Comandancia.

La reacción del máximo jefe del Ejército Rebelde fue inmediata y certera. La decisión fue marchar sobre Santiago de Cuba. De Contramaestre salió para Palma Soriano y desde allí, a través de Radio Rebelde, dirigió su histórica alocución a las fuerzas rebeldes y al pueblo de Cuba.

“Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese sólo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse”.

“Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que solo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura revolucionaria”.

La consigna de ¡Revolución si, golpe militar no! fue proclamada por el Comandante en Jefe, junto al llamado al pueblo a prepararse para la huelga general revolucionaria si fuese necesario.

Ese histórico 1ro. de  enero, Fidel dirige, también desde Palma Soriano a través de Radio Rebelde, una ardiente y patriótica alocución al pueblo de Santiago de Cuba, donde afirma que la guarnición de esa ciudad, atrincherada en el Moncada, está cercada y que si ese día, a las 6:00 de la tarde no ha depuesto las armas, las tropas rebeldes avanzarían sobre la capital oriental y tomarían por asalto las posiciones enemigas.

Como parte de las acciones rebeldes, unos cien combatientes clandestinos, armados, socavaban el maltrecho poder de las fuerzas batistianas en las entrañas de la ciudad.

El llamado del Comandante en Jefe enardece a los santiagueros que se preparan para el combate final.

“Santiago de Cuba: los esbirros que han asesinado a tantos hijos tuyos no escaparán como han escapado Batista y los grandes culpables, en combinación con los oficiales que dirigieron el golpe amañado de anoche.

“Santiago de Cuba: aún no eres libre. Ahí están todavía en tus calles los que te han oprimido durante siete años. Los asesinos de cientos de tus mejores hijos. La guerra no ha terminado porque aún están armados los asesinos.

“Los militares golpistas pretenden que los rebeldes no puedan entrar en Santiago de Cuba. Se prohíbe nuestra entrada en una ciudad que podemos tomar con el valor y el coraje de nuestros combatientes, como hemos tomado otras muchas ciudades. Se quiere prohibir la entrada a Santiago de Cuba a quienes han libertado la Patria.

“! La historia del 95 no se repetirá! !Esta vez los mambises entrarán en Santiago de Cuba!

Pero las tropas batistianas están ya desmoralizadas, vencidas e incapaces de soportar el empuje rebelde en Oriente. Las Columnas Invasoras de Camilo y el Che, combaten con igual destreza y audacia en su marcha hacia Occidente, rindiendo guarniciones, acorralando y venciendo al enemigo.

Es así como ese mismo turbulento 1ro. de enero de 1959, el coronel Rego Rubido, al frente de la guarnición del Moncada, acepta la rendición incondicional, durante una entrevista sostenida con Fidel en El Escandel, próximo a El Caney, en las cercanías de Santiago de Cuba.

Al término de esa capitulación, Raúl Castro parte hacia la ciudad de Santiago de Cuba, a hacerse cargo de la fortaleza. Un testigo excepcional de la entrada de Raúl al Moncada, el coronel ® Raúl Guerra Bermejo (Maro) recuerda así aquel episodio:

“Cuando el jefe (Raúl Castro) empezó a ascender las escaleras, para que no se me perdiera en medio de la multitud, le agarré el cinto por detrás. Subimos a la oficina de Rego Rubido, precisamente el lugar donde otrora Raúl había sido conducido prisionero y después interrogado por el general Díaz Tamayo.

(…) Acto seguido, se subió al buró, después de ordenar que lo pegaran a la pared y cogió un retrato de Batista que estaba colgando y le dio otro, con una foto de Francisco Tabernilla, jefe del Estado Mayor General del Ejército, a Rego Rubido. Primero estrelló el de Batista contra el piso y gritó: ¡Viva la Revolución! Vio que Rubido estaba dudoso, y le espetó: ¿lo tiras o no lo tiras? El hombre por fin lo tiró. Raúl volvió a decir: ¡Viva la Revolución!

En este testimonio, publicado por el periódico Granma el 3 de enero del 2005, Guerra Bermejo relata el encuentro de Raúl con los soldados del Moncada y otros sucesos de ese memorable día.

Esa misma noche del primero de enero de 1959, Fidel, desde el balcón del Ayuntamiento, frente al Parque Céspedes, proclama el triunfo definitivo de la Revolución cubana. Es ya la madrugada del día dos cuando se produce ese acontecimiento, el más trascendente en la historia de la nación cubana.

Día inolvidable de gloria. Combatientes del Ejército Rebelde y de la Lucha Clandestina se funden con el pueblo. Las puertas y ventanas tantas veces abiertas a los luchadores por la libertad en los momentos más difíciles de la lucha, se abrían esta vez para los vencedores.

Las palabras del jefe de la Revolución llegaban como un haz de luz y de esperanza al pueblo reunido para festejar la victoria.

¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado. Esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad a su término, no será como en el 95 que vinieron los americanos y se hicieron dueños del país, intervinieron a última hora y después ni siquiera a Calixto García, que había luchado durante treinta años, lo dejaron entrar a Santiago de Cuba. ¡Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas, esta vez sí es una Revolución!

Y así comenzó  una nueva historia de la nación cubana. Comenzó una nueva etapa de la Revolución que no ha sido nunca traicionada. Una Revolución que cumplió los sueños del Moncada y no ha dejado de forjar otros sueños que convierte en realidad su pueblo heroico.

martes, 29 de diciembre de 2020

El pasado que no vamos a olvidar (IV, final)

 

.Orlando Guevara Núñez

 

 El presupuesto asignado a la salud  era realmente una vergüenza. Unos 25 millones de pesos, de los cuales políticos y funcionarios corrompidos se robaban gran parte. La mayoría de los recursos se concentraban en la capital, cuya población representando el 22% del total del país, contaba con el 61 por ciento de las camas.

. En la zona oriental la situación era más trágica. La Región Oriente Sur de Salud Pública, que abarcaba las actuales provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, tenía un presupuesto de sólo 1 300 000 pesos. Hoy  solo Santiago de Cuba sobrepasa los 400 000 000.

. La mortalidad infantil cubana superaba la tasa de 60 por cada mil nacidos vivos, aún cuando muchos niños no eran  registrados en su nacimiento por residir en lugares rurales donde la asistencia médica no llegó nunca durante la etapa pre revolucionaria.

. Miles de niños y adultos morían cada año  de enfermedades curables. Por la poliomielitis fallecían anualmente o quedaban inválidas unas 300 personas; el paludismo atacaba a unas 3 000; de la difteria eran presa unos 600 niños, mientras que la gastroenteritis causaba estragos en la propia ciudad de Santiago de Cuba. Incluso en 1957, se conoce el doloroso episodio del Valle de Mayarí Arriba, zona rural donde ese año murió el 80 por ciento de los niños menores de un año, como consecuencia de esa enfermedad.

. En el propio año 1953, una epidemia de gastroenteritis mataba dos niños cada día en Santiago de Cuba. Las autoridades achacaron la enfermedad a la mala calidad del agua y los alimentos, pidieron apoyo al país, y como respuesta recibieron unas pocas camas y cuatro cajas de medicamentos, lo que ni siquiera contribuyó a aliviar el mal.

La tuberculosis, el tétanos y otras enfermedades infecciosas, sembraban  la muerte en muchos hogares cubanos, principalmente los pobres.

. La salud era un negocio privado. Y la medicina, una mercancía. El 70 % del mercado de medicamentos estaba en manos de empresas norteamericanas y la población tenía que adquirirlos a  precios que multiplicaban su costo. El servicio médico rural no existía.

. El país contaba con solo unos 6 000 médicos, la mayoría en la capital cubana y otras grandes ciudades, mientras que gran parte de ellos ejercía la medicina privada. Las 131 casas de socorro existentes en el país, eran realmente una grotesca caricatura de atención sanitaria, y una gran mayoría de quienes recibían asistencia médica, se quedaban con las recetas en los bolsillos, al no poder comprarlas por falta de recursos. La atención estomatológica era ínfima. Una intervención quirúrgica era un lujo que pocos podían satisfacer. La expectativa de vida de la población andaba por debajo de los 60 años.

. Más del 94% de los establecimientos industriales tenían menos de cien empleados, mientras que más del 50% de los trabajadores de esa rama pertenecían al sector azucarero.

.Las industrias productoras de materias primas y recursos básicos, representaban sólo el 0,1% de las inversiones al margen de la industria azucarera, en su mayoría, en manos  extranjeras.

Ese era el “país próspero” que “disfrutábamos” los cubanos. Y esos son los “derechos humanos” y la “democracia” que sueñan nuestros enemigos devolvernos.

Fue esa la situación que inspiró a los moncadistas al combate. Todos esos males, fueron denunciados en el Programa del Moncada, que  inspiró las nuevas luchas, se fortaleció en el exilio, viajó en el Granma, escaló las montañas, fecundó los llanos, se tradujo en guerra revolucionaria y en victoria de pueblo.

Hoy los cubanos podemos  suscribir que pese a lo que resta por hacer,  nuestros sueños de ayer son las leyes revolucionarias de hoy.

El imperio yanqui y sus canes mercenarios, pasarán al basurero de la historia, y la Revolución cubana seguirá adelante, como lo expresó Fidel: “Nacimos en un país libre que nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie”.

lunes, 28 de diciembre de 2020

El pasado que no vamos a olvidar ( III )

 

 


 

.Orlando Guevara Núñez

 

 

Una de las grandes tragedias cubanas era la de la educación. La prédica de nuestro Héroe Nacional, José Martí, era burlada por los gobiernos de turno.

 

. En 1953  el 23,6 % de la población mayor de 10 años era analfabeta, mientras que sólo el 55,6% de los niños entre  seis y 14 años estaban matriculados en las escuelas, aunque muchos se veían obligados a abandonarla para incorporarse al trabajo como medio de subsistencia.

. Un millón y medio de habitantes mayores de seis años no tenían ningún grado escolar aprobado, al tiempo que la matrícula sólo registraba el 52 % de los niños de siete años, el 43,7 de ocho y el 36,6 de los de nueve.

. Entre los 15 y 19 años, en la flor de su juventud, sólo el 17% de los cubanos recibía algún tipo de educación, mientras que el grado cultural promedio de los mayores de 15 años no llegaba al tercero.

. En el país existían sólo 53 464 graduados universitarios, entre ellos 37 292 en la capital del país, con una población analfabeta de seis a nueve años que llegaba a 44,5 % en La Habana, al tiempo que en Oriente alcanzaba un 81,2 %, llegando a un 89% en las zonas rurales.

. En 1958, los datos eran desgarradores. Un millón de analfabetos absolutos, más de un millón de semi analfabetos, 600 000 niños sin escuelas mientras que 10 000 maestros estaban sin trabajo.

Fue la Educación  una prioridad de la Revolución. En 1961, en solo un año, fue erradicado el analfabetismo. Desde entonces, ni niños sin escuelas y maestros, ni maestros sin aula. La educación es patrimonio de todos los cubanos, totalmente gratis. Es uno de los derechos humanos que el imperio yanqui quiere arrebatarnos.