jueves, 23 de julio de 2020

Frank País ante el asalto al Moncada



                        
 .Orlando Guevara Núñez



Cuando se produjo el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953, el entonces joven estudiante, Frank País García, estuvo entre los santiagueros que de inmediato trataron de conocer lo que sucedía. Y  su primera reacción fue solidarizarse con los asaltantes.
Dos días después de esos hechos, escribiría a su novia Elia Frómeta:
(…) No estoy mezclado en absolutamente nada, pero quisiera. Ese día salí a la calle buscando quien tuviera un rifle o un revólver y suerte para ellos que no lo encontré, porque si no, por cada bala que me hubieran dado me hubiera llevado a uno (…)
(…) Los jóvenes se marcharon a Siboney, luego a la Gran Piedra y demás lomas, donde los guapos ahora los están persiguiendo como a perros. A todos los matan. A los que se rinden también. Imagínate, ellos que no conocen esos lugares, los matan como a mosquitos. Son unos asesinos. Quieren desquitarse como cobardes lo que no supieron defender como hombres cuando tenían que hacerlo. Me dio una rabia y un dolor ver como morían y mueren decenas de muchachos jóvenes. Yo los llegué a ver el domingo por la noche, porque me llegué a colar con un grupo que traía un soldado herido. Estaban todavía tirados en el suelo, todos llenos de sangre, de balas y de honor. Jovencitos algunos, que no tenían ni barba siquiera. Uno colgado de un árbol, las piernas al aire y los pies en el suelo, mientras el cuerpo se bamboleaba en el aire. Era algo horrible y más horrible aún el asesinato que están cometiendo por esas lomas sin que nadie los vea. Asesinos y cobardes.
El 29 de julio, escribe Frank a su amiga Ruth Gaínza:
“A mí me da una rabia y un sentimiento y te digo que esa mañana salí con un grupo buscando armas y te digo que si las hubiera encontrado a estas horas estaría yo también peleando con ellos. Me da muchísimo dolor que los estén asesinando así y yo con los brazos cruzados, viviendo cómodo en mi casa, es como para desesperar a cualquiera”.
Es conocido que Frank País tuvo la idea de rescatar a los moncadistas presos en la cárcel de Boniato, proyecto  que no llegó a fraguarse.
Su indignación la volcó en un artículo que tituló ¡Asesinato!  y salió a la calle de forma clandestina en los primeros días del mes de agosto. Era una demoledora denuncia a los crímenes del Moncada. Por ese manifiesto, Frank fue detenido y permaneció varios días preso, hasta ser absuelto  porque  no se pudo  probar su autoría.
En  aquellos convulsos días que sucedieron al Moncada,  la actividad  revolucionaria continuó en ascenso. Crecieron las luchas estudiantiles y,  en el fragor de éstas, se fueron forjando los cuadros. En esa etapa irrumpieron en el escenario varias organizaciones cuyo postulado era la lucha contra la tiranía, incluyendo la vía armada.
Frank,  al tiempo que mantenía la lucha estudiantil, tuvo contacto con líderes de estas organizaciones. Pero pronto llegó a la conclusión de que ninguna estaba dispuesta  a una lucha resuelta, por la vía armada, contra el dictador.  Aún así, no rompió los vínculos con ninguna, aspirando a la posibilidad de obtener armas para sus planes futuros.
Hasta que se corona la aspiración del líder revolucionario santiaguero: la creación de una organización propia con el fin de conducir la lucha armada, tomando como paradigma la acción dirigida por Fidel Castro el 26 de julio de 1953.Surge así Acción Revolucionaria Oriental (ARO) a fines de 1954, cuando ya Frank País y Pepito Tey han matriculado la carrera de Pedagogía en la Universidad de Oriente.
En ARO, Frank País aglutina a un reducido número de combatientes ya probados en la lucha, a los que comienza a preparar para las misiones futuras. La tarea esencial consistía en obtener  armas, recaudar fondos, captar nuevos ingresos, sobre la base de una rigurosa selección y apartarse de toda actividad pública contra el régimen, requisito que desde  meses antes estaba cumpliendo.
ARO se transforma pronto en Acción Nacional Revolucionaria (ANR) hasta que en julio de 1955 se produce un hecho que retrata a Frank País en toda su dimensión  como hombre de acción y de ideas políticas: su ingreso al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, poniendo a disposición de Fidel su organización, sus hombres, sus armas y su propia persona.
Para esa fecha, el héroe de la lucha clandestina había tenido la oportunidad de estudiar La historia me absolverá. La acciones del 26 de julio, el programa expuesto por Fidel,  las vías para derrocar a la dictadura y realizar  luego las transformaciones revolucionarias, habían calado en lo más hondo de la conciencia de Frank País.
Vendrían luego sus visitas a México para concretar con Fidel  el reinicio de la lucha armada, las acciones para apoyar el desembarco del Granma, su designación como jefe nacional de Acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio. El 30 de noviembre de 1956, bajo su jefatura, se produce el Alzamiento de Santiago de Cuba, primer combate armado contra la tiranía después de los del 26 de julio de 1953.
Desde la clandestinidad, Frank País fue en decisivo puntal en el apoyo a la lucha guerrillera en la Sierra Maestra. El envío de un refuerzo de más de medio centenar de combatientes,  armas, parque, ropa y otros medios, es solo un ejemplo.
Llegó a ser el máximo jefe nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el llano. Fidel en las montañas y Frank en el llano, fueron las dos máximas figuras de la Revolución, hasta su caída, asesinado, en Santiago de Cuba, el 30 de julio de 1957, cuando no había cumplido aún los 23 años de edad.

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