.Orlando Guevara Núñez
El 1ro. de Mayo de 1960, hace justamente 60 años, el pueblo
cubano levantó su voz y respaldó con sus fusiles una decisión irrevocable: ¡Vencer o Morir! En La Habana, Santiago
de Cuba y demás capitales provinciales, en imponentes concentraciones, millones
de personas, obreros, campesinos, estudiantes, integrantes de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, milicianos, los
Jóvenes Rebeldes y el pueblo, desfilaron varias horas, con carteles que ya no
hacían demandas reivindicativas, sino que apoyaban las leyes de la Revolución y
reafirmaban su disposición de defenderlas.
En Santiago de Cuba, ese día habló el Comandante Ernesto Che
Guevara, legendario guerrillero que ahora ocupaba el cargo de Ministro de
Industrias y uno de los principales cuadros del Gobierno Revolucionario.
Las agresiones imperialistas contra Cuba estaban ya en
marcha. Guerra mediática, como siempre basada en la mentira; creación de bandas contrarrevolucionarias en
todas las provincias; quema de cañaverales, asesinato de obreros y campesinos;
sabotajes, entre éstos el del vapor La Coubre, que traía armas para defendernos
de esas agresiones. Y se preparaba ya la invasión mercenaria de Playa Girón,
con el objetivo de destruir a la Revolución.
La naturaleza de ese enemigo y el carácter de esa lucha, las
definió el Che ese día en Santiago de Cuba. “No nos olvidemos que nuestros
enemigos son muy fuertes; que cuanto más consolidemos internamente nuestra
Revolución, con más odio nos mirarán los de afuera, no solo los colonialistas,
no solo los que dominan con su capital imperial o con su fuerza de desembarco a
otros países de América; también los traidores que por trasmano en cada uno de
nuestros países, y pareciendo que gobiernan en nombre del pueblo, lo hacen
obedeciendo órdenes ocultas que nacen todas en los grandes monopolios de todos
los países imperialistas del mundo”.
“Hoy Cuba – afirmó el Che aquel 1ro. de Mayo de 1960- que ha
sabido ganarse la admiración, el respeto y el cariño de toda la América y aún
del mundo entero, siente, sin embargo, sobre sí, cada vez más amenazador, el
odio de los poderes imperiales y el odio de los traidores que nos rodean”. En
esa ocasión, la unidad revolucionaria fue planteada por él como una base
esencial para la victoria.
En la capital cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro,
ante un millón de cubanos, desenmascaraba las campañas enemigas que ya acusaban
a Cuba de no ser democrática, pedían volver al sucio proceso electoral –que
ellos llamaban verdadera democracia- de antes del triunfo revolucionario y
lanzaban una cruzada mediática para confundir al pueblo y a la opinión pública
internacional.
Fidel respondió uno a uno los infundios. Y el pueblo lo apoyo no solo por lo que dijo, sino por lo
que la Revolución, aún en fecha tan temprana había hecho ya a favor del pueblo.
¿Quién podría confundir a los obreros, a los campesinos, a los estudiantes, al
pueblo que ahora era libre y soberano?
En su memorable discurso, afirmó el máximo líder de la
Revolución cubana: “Democracia es esta, que hace al pueblo fuerte porque lo
une. (…) Democracia es esta que le entrega un fusil a los campesinos y le
entrega un fusil a los obreros y le entrega un fusil a los estudiantes y le
entrega un fusil a los negros, y le entrega un fusil a las mujeres y le entrega
un fusil a cada ciudadano dispuesto a defender una causa justa”.
Éramos un pueblo que no había llegado al poder por la vía
electoral, cerrada por la falsa democracia que para entonces imperaba en Cuba,
a imagen y semejanza de las existentes en los Estados Unidos. Los cubanos
habíamos ganado esa libertad derrocando una tiranía que durante siete años
había sumido al país en un baño de sangre que costó la vida de 20 000 cubanos.
Pero esa osadía de hacer vencido a un ejército tirano apoyado, armado y
asesorado por esa potencia imperial, era un hecho imperdonable y un ejemplo que
debía borrarse de la faz de nuestro continente.
En su histórico discurso de ese día, Fidel nos alertó sobre
la conducta necesaria para preservar la libertad conquistada: “Cuando un pueblo
se encarga de la tarea que nos hemos encargado, tiene que estar preparado y
saber que lo que tiene que hacer es unirse y continuar unido”.
Hoy, a 60 años de aquel 1ro de Mayo de 1960, las palabras de
Fidel y del Che han sido confirmadas por la historia y mantienen plena vigencia.
Hemos vivido seis décadas de agresiones políticas y militares, de sabotajes, de
guerra económica, de campañas difamatorias, de intentos de aislamiento del
resto del mundo. El odio contra la Revolución cubana ha crecido. Pero más han
crecido la unidad, el heroísmo y la dignidad de nuestro pueblo.
La disposición de ¡Vencer
o Morir! está hoy multiplicada. Supimos asumirla frente a la invasión
mercenaria de Playa Girón, en abril de 1961; durante la Crisis de Octubre, en
1962, cuando estuvimos al borde de un holocausto nuclear; la hemos mantenido
frente al más criminal de los bloqueos sufrido por pueblo alguno en la historia.
Once administraciones norteamericanas no han podido doblegarnos, ni podrán
hacerlo cuantas más decidan continuar la infamia.
En esta ocasión, celebraremos el Primero de Mayo en nuestras
casas. Pero no faltará el entusiasmo, ni faltará el compromiso de continuar
engrandeciendo y defendiendo la obra revolucionaria frente a los mismos
enemigos de hace 60 años. Con la unidad como pilar de la victoria.
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