.Orlando Guevara Núñez
El 25 de abril de 1898, el gobierno de los Estados Unidos
cometió uno de los actos más infames y traicioneros contra la independencia del
pueblo cubano: la declaración de guerra a España, con el objetivo final de
cumplir su sueño de apoderarse de Cuba. En esos momentos, el poder colonial español aquí
estaba en una crisis insalvable, como consecuencia del avance del
Ejército Libertador Cubano.
España no podía ya sostener la guerra ni desde el punto
de vista militar, ni económico, ni político. Era lo que esperaba el gobierno
norteamericano para su intervención,
bajo el pretexto de ayudar a los cubanos y hacerse aparecer ante el mundo como
nuestros libertadores. La historia posterior
demostró fehacientemente los sucios propósitos de aquella intervención.
Así, en una guerra que ganaron gracias a las acciones y
apoyo de las tropas insurrectas cubanas, Estados Unidos coronó sus
aspiraciones. Y en 1ro. de enero de
1899, se estableció en Cuba el gobierno interventor norteamericano. La contienda
que hasta entonces había tenido un carácter independentista, se convirtió,
como lo expresara el genial Vladimir Lenin, en la primera guerra imperialista
en la historia de la humanidad.
De esa forma, Cuba, de colonia de España, pasó a ser una
neocolonia de los Estados Unidos. La
ocupación militar yanqui se mantuvo hasta que lograron imponer la Enmienda
Platt, la cual subordinaba la independencia cubana a los designios de los
Estados, los que se auto atribuyeron el
derecho de intervenir en nuestro país cuando lo estimaran necesario, al tiempo
que se apropiaban de las principales riquezas y establecían la Base Naval de
Guantánamo que todavía hoy, de forma ilegal, se mantiene y está convertida en una
prisión donde la tortura y la muerte son una simple rutina.
Por caprichos de la historia, también un 1ro. de enero,
exactamente 60 años después, el Ejército Rebelde, continuador del Ejército
Libertador Cubano, derrocó a la tiranía batistiana y puso fin al dominio
imperial en la patria de José Martí.
Así lo expresaría Fidel en su discurso en Santiago de Cuba, el día de la
victoria:
“Esta vez, por fortuna para Cuba, la
Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 95
que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto
(Aplausos). Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron
entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que
entrara en Santiago de Cuba (Aplausos). No será como en el 33 que
cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el
señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró
una dictadura por once años. No será como en el 44, año en que las
multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al
poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones. Ni ladrones,
ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la
Revolución”.
Han pasado otros 60 años y el imperio criminal se empeña
en derrotar a la Revolución cubana. Pero transcurrirán otros muchos 60
años y el pueblo cubano seguirá en pie. Nos seguirán tirando a matar y
seguiremos vivos. Aplicando y
defendiendo el principio martiano de que:
¡Antes que cejar en el
empeño de hacer libre y próspera a la
patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un
huevo de águila! Y el legado fidelista de que “Nacimos en un país libre que nos legaron
nuestros padres y primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en
ser esclavos de nadie”.
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