.Orlando Guevara Núñez
En la memoria del pueblo cubano están grabados los recuerdos de muchos crímenes de los gobiernos de los
Estados Unidos durante los años de la Revolución. A veces en un mismo acto,
como La Coubre o el crimen de Barbados. Otros en pocas horas, como Playa Girón;
hay también episodios que abarcan años, como es el caso de la lucha contra las
bandas mercenarias.
Pero la guerra de los Estados Unidos contra Cuba ha tenido
disímiles campos de operaciones. Y hay uno que dejó una huella de dolor y luto
en nuestro pueblo, por las vidas perdidas, los daños a la salud y a la
economía. Nos referimos a la guerra biológica.
La Demanda del Pueblo cubano al gobierno norteamericano por
daños humanos, precisa en uno de sus argumentos acusatorios: “Que
durante todos estos años de Revolución, las acciones agresivas del Gobierno de
Estados Unidos han afectado de manera significativa la salud de nuestro pueblo.
Esta política criminal ha estado encaminada a entorpecer y obstaculizar los
impresionantes logros que la política social cubana ha conquistado. Para ello
se ha empleado, entre otras vías, la agresión biológica, que ha cobrado
valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres embarazadas”.
Una de esas formas criminales fue la comprobada introducción
en Cuba, en 1981, por parte de la CIA,
del virus del dengue hemorrágico, causante de la muerte de 158 personas, entre
ellas 101 niños. Esa epidemia que no había existido en Cuba, se extendió a todo el país, llegando a
afectar a 344 203 personas, con la inconcebible cifra de 11 400 nuevos enfermos
en un mismo día. Los casos muy graves y graves ascendieron a 10 312.
“Un total de 116 143 enfermos fueron hospitalizados; alrededor
de 24 000 pacientes sufrieron hemorragias; 10 224 sufrieron shocks por dengue
en algún grado”, se precisa en el documento acusatorio. A un alto costo
económico, Cuba venció la epidemia, en el mismo año de aparecida, lo que muchos especialistas en el exterior fijaban de
plazo varios años.
Una muestra de la falta de sentimientos humanos del gobierno
de los Estados Unidos ante esa epidemia en Cuba, fue que, poseyendo la vacuna y
otros medios contra el virus, la aplicaron solo a su personal en la Base Naval
de Guantánamo, mientras que Cuba debió
conseguir en otros lugares recursos por los cuales pagó hasta tres
veces y media más el costo real, afectando su economía en
más de 100 000 000 de pesos, gran parte
en divisas.
En 1997 otra epidemia de dengue afectó a la provincia cubana
de Santiago de Cuba, cobrando la vida de 12 personas y, miles de enfermos y
unos 10 000 000 en costo financiero.
Pero las agresiones biológicas no han sido solo contra la
vida humana. Cuba ha sufrido, además,
daños causados por la fiebre
porcina, la seudodermatosis nodular bovina, la brucelosis del ganado, el carbón
y la roya de la caña, el moho azul del tabaco, la roya del café, el new castle
y la bronquitis infecciosa de las aves de corral, la conjuntivitis hemorrágica,
la disentería...
En 1971 fue introducida en Cuba la Fiebre Porcina Africana,
que obligó al sacrificio de más 740 000 cerdos. La enfermedad reapareció años
después, costando el sacrificio de otros 30 000 animales. Mientras, el Moho
Azul de Tabaco llegó a afectar el 85 % de los cultivos de ese vital renglón de
la economía.
Otra criminal plaga introducida en Cuba por agentes enemigos
desde los Estados Unidos, fue el Thrips
Palmi, contra cultivos básicos como el frijol, la papa, el pimiento y otros.
Los cítricos no escaparon a otra destructora plaga.
La introducción de enfermedades contra las aves, los conejos,
las abejas, la caña, ha figurado entre las macabras agresiones biológicas de
Estados Unidos contra Cuba.
Esta es solo parte de la historia de las brutales e
inhumanas agresiones imperiales contra Cuba durante varias administraciones
norteamericanas.Las hemos sufrido. A ellas nos hemos enfrentado. Y las hemos
vencido. Pero ahí están las huellas que nunca olvidaremos en nuestro
irrenunciable camino para seguir siendo lo que somos, un país libre y soberano,
y no regresar a lo que fuimos, un pueblo
avasallado y explotado por el Norte revuelto y brutal que nos desprecia.
Frente a la negativa norteamericana de reconocer estas
agresiones e indemnizar por los daños, ahí están los hechos, ahí están las
pruebas y están el derecho y la razón
del pueblo cubano.
Y después de todo esto, el actual gobierno yanqui tiene el
cinismo de acusar a Cuba de país terrorista. Siempre ha sido así: junto al
crimen, la mentira.
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