lunes, 30 de marzo de 2020

El sonido de las manos y el latir del corazón



Hace un rato, a las 9:00 de la noche de este 30 de marzo, junto a mi familia,  salí al balcón de mi apartamento. Dedicamos un sentido aplauso a nuestros trabajadores de la medicina. A los que están en Cuba y son firmes guardianes de nuestra salud. Y a los que en disímiles latitudes del mundo luchan por la salud de otros, en ejemplar demostración de lo que vale y puede la solidaridad humana. Pensé en la doctora que esta mañana visitó mi casa, interesándose por la salud de todos. Y, lo confieso, pensé en los millones de seres humanos  que en el planeta que habitamos, no tienen la dicha de poder aplaudir a sus profesionales de la salud, como lo hacemos nosotros, no por culpa de ellos, sino por vivir en sistemas donde ese derecho humano sigue siendo un negocio, la medicina una mercancía y el paciente solo  cliente. Esos aplausos de los cubanos agradecidos, seguirán creciendo. Y el sonido de las manos, seguirá siendo un reflejo del palpitar en los corazones.

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