.Orlando Guevara Núñez
A estas palabras, agrega
Martí que “los unos los sacrifican todo:
patria, amistad, estimación, hasta estimación de sí mismos a su beneficio
y contentamiento” Y sobre los
generosos afirma que “aunque en
las horas de sosiego puedan pagar tributo a los apetitos y flaquezas de la
naturaleza humana, cuando la hora del atrevimiento y de la grandeza suena;
cuando el honor humano o el honor patrio están en peligro (…) se arrojan apretadamente a la pelea, camino
de la luz”
Este análisis martiano
aparece en unas notas para un discurso en elogio a Santo Domingo, pieza
oratoria que no existe constancia de que la haya pronunciado. Se hacía
un recordatorio a Gregorio Luperón Olazábal, un patriota
dominicano de amplia trayectoria militar y política en ese país. El convite lo
había hecho Francisco Gregorio Billini,
primo de Máximo Gómez, quien, como Luperón fue Presidente de ese hermano país.
Habla Martí de la grandeza
de este hombre que sintió admiración por la causa cubana, que honró a Ignacio
Agramonte cuando su caída y denegó a España un pedido de extradición de Antonio
Maceo. Que no ambicionó cargos, pero estuvo siempre presto al combate por la
libertad y bienestar de su pueblo.
“Yo no sé qué simpático atractivo y no sé
qué fraternales impulsos, me llevan a
mirar como mías propias las bravuras, padecimientos y esperanzas de la tierra dominicana”, escribe.
Y a continuación afirma que “Hija
favorecida me parece América, que no escribe poemas, pero los hace. Luego
se refiere a la identidad entre Santo Domingo y Cuba. Y sobre Luperón dice que es
mucho más grande que un tirano quien no ha querido serlo. Y que la luz de
la libertad lo viste.
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