.Orlando Guevara Núñez
José Ramón Balaguer Cabrera
vivió los dramáticos momentos de la clandestinidad en Santiago de Cuba,
combatiente del 30 de noviembre, guerrillero, Comandante, y tuvo la oportunidad de ser el máximo
dirigente del Partido en esta provincia. El es parte de la historia gloriosa de
esta ciudad.
Mañana, 6 de junio, cumplirá 88
años de edad. Este recuerdo es un
homenaje a Santiago de Cuba, y también a él.
Al conmemorarse el
aniversario 25 del levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956, Balaguer expresó estas palabras
sobre Santiago de Cuba, su pueblo y sus combatientes.
“En este histórico escenario
del Moncada, donde el heroísmo se empinó por
encima del terror, donde se guarda celosamente un pedazo vibrante de la
historia de lucha de nuestro pueblo, rememoramos el 30 de Noviembre de 1956,
acción gloriosa en que un puñado de jóvenes vistió de verde olivo a la ciudad
insurrecta para golpear en sus cubiles las fuerzas del tirano”.
“El
claro amanecer del 30 de noviembre no podrá borrarse jamás de la memoria de los
que tuvimos la dicha y la honra de participar en aquellos hechos”.
“El Levantamiento de
Santiago y las restantes acciones que se desarrollaron ese día en otros lugares
del país, forman parte del tesoro de incalculable valor que constituye la
historia revolucionaria de Cuba”
“Para hablar del
30 de Noviembre, es necesario hablar de Frank País, es
necesario hablar del pueblo de Santiago, que en ningún
momento fue simple
espectador de la batalla,
sino que la apoyó decididamente y, en el momento preciso, escondió a sus hijos
de la barbarie batistiana, guardó armas y uniformes, que no permitió el pueblo
santiaguero que se repitiera la masacre perpetrada tras el Moncada”:
“ Y luego, con dignidad, heroísmo y rebeldía supo llevar en hombros hasta el cementerio a los caídos en el combate, jurando junto a sus tumbas continuar la lucha. Pepito Tey, Otto Parellada, Tony Alomá, cada vida segada se hizo numerosa en herederos de sus ideales dispuestos a empuñar las armas y proseguir el combate”.
“ Y luego, con dignidad, heroísmo y rebeldía supo llevar en hombros hasta el cementerio a los caídos en el combate, jurando junto a sus tumbas continuar la lucha. Pepito Tey, Otto Parellada, Tony Alomá, cada vida segada se hizo numerosa en herederos de sus ideales dispuestos a empuñar las armas y proseguir el combate”.
“En constante lucha se ha
forjado este pueblo aguerrido y digno que jamás se dejará arrebatar una pulgada de su suelo, una sola
de sus conquistas. La estirpe de Maceo se mantiene en Santiago, en todos los
cubanos, es la estirpe del pueblo de Fidel, de sus gloriosas Fuerzas Armadas
que en nueva alborada y más fuerte que nunca arriban a su vigésimo quinto
aniversario”.
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