miércoles, 17 de junio de 2020

Máximo Gómez Báez, el Generalísimo




.Orlando Guevara Núñez



Este 17 de junio, se cumplen 115 años de la muerte de Máximo Gómez Báez. Dominicano de nacimiento. Cuba le otorgó esa misma condición, ganada por él en su lucha por nuestra independencia. Solo otra personalidad ha ganado ese derecho en la historia cubana: el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che.
Se incorporó al Ejército Libertador Cubano a los cuatro días de iniciada la Primera Guerra de Independencia, encabezada por Carlos Manuel de Céspedes. Al mes siguiente protagonizó una hazaña que se convirtió en símbolo de las tropas revolucionarias cubanas: la primera carga al machete, venciendo a una fuerza española en la localidad de Pinos de Baire, actual territorio de Santiago de Cuba.
Conocido en Cuba como El Generalísimo. Llegó a ser General en Jefe de las fuerzas insurrectas contra el colonialismo español. Junto a Antonio Maceo, dirigió la Invasión hacia Occidente, una de las hazañas militares más sobresalientes de su época.
Tras el vergonzoso Pacto del Zanjón, emigra hacia Jamaica, donde, sumido en la pobreza, se establece.
Hacia él se dirigió José Martí para unir voluntades y reiniciar la guerra por nuestra independencia. Así fue la petición:
"El Partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la Revolución, como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la Isla, el Ejército Libertador (...) Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres.
Y la respuesta fue la esperada por nuestro Héroe Nacional: “Desde ahora puede usted contar con mis servicios."
Junto a Martí firmó el Manifiesto de Montecristi, el 25 de marzo de 1895, en su país de origen. Junto a Martí desembarcó por Playita de Cajobabo, actual territorio de Guantánamo, para reiniciar la guerra. Luego de la victoriosa invasión, se produjo la intervención norteamericana en Cuba, escamoteando un triunfo rebelde que era ya una realidad.
En ese mismo año, el 12 de marzo, la Asamblea del Cerro, lo destituyó de su cargo, de General en Jefe del Ejército Libertador Cubano,  ocasión en que el patriota dominicano-cubano escribió a su pueblo:
"Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo."
Tuvo conciencia sobre las consecuencias de la intervención norteamericana en Cuba, de los verdaderos motivos de esta acción injerencista. En estos términos se dirigió, a través de una carta, a su esposa Bernarda Toro.
"Los que esperan, están desesperados. Como va no espero nada, estoy muy tranquilo con mi inesperada situación, descargado de toda responsabilidad y gozando del cariño de este pueblo que ahora más que nunca, me lo ha demostrado, comprometiendo, por modo tan elevado y sentido, mi gratitud eterna. (...)La actitud del Gobierno Americano con el heroico Pueblo Cubano, en estos momentos históricos, nos revela a mi juicio más que un gran negocio... Nada más racional y justo, que el dueño de una casa, sea él mismo que la va a vivir con su familia, el que la amueble y adorne a su satisfacción y gusto; y no que se vea obligado a seguir, contra su voluntad y gusto, las imposiciones del vecino. La situación pues, que se le ha creado a este pueblo; de miseria material y de apenamiento, por estar cohibido en todos sus actos de soberanía, es cada día más aflictiva, y el día que termine tan extraña situación, es posible que no dejen los americanos aquí ni un adarme de simpatía. "
Para el pueblo cubano, El Generalísimo es un símbolo de patriotismo, de combate y de internacionalismo. Así lo recordamos hoy. Así será siempre.

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