.Orlando Guevara Núñez
El sábado 21 de
julio de 1956, el entonces joven revolucionario cubano, Fidel Castro Ruz,
acogido al exilio en México, hizo una contundente denuncia cometida contra
él. Guardaba prisión hacía un mes. Desmiente la acusación de haber recibido
dinero de Vicente Lombardo Toledano, dirigente de la Confederación de
Trabajadores Latinoamericanos.
En declaraciones a la prensa mexicana, expresó Fidel en
esa ocasión:
¿Hasta
cuándo se va a proseguir la campaña de calumnias contra los revolucionarios
cubanos? La impudicia debe tener un
límite. Cuando parecía que la mezquina agresión había llegado a su fin, se
renueva con cobarde saña.
¿Qué
se pretende con semejante mixtificación de la verdad? ¿Por qué tanto empeño en confundir a la
opinión pública? ¿Se quiere justificar
así el secuestro que dura ya un mes, de un hombre cuyo único delito es desear
que su patria deje de gemir bajo el yugo de una tiranía?
A mí
que lucho por mi pueblo, se me tiene preso hace cuatro semanas. ¿Dónde están la
justicia y la moral de ese proceder?
Esa carta
de que se habla no puede existir, porque nunca la escribí, ni siquiera he visto
en mi vida al señor Lombardo Toledano.
Acuso
a la embajada cubana, de estar tramando toda esta campaña de insidias, intrigas, calumnias y persecuciones contra nosotros, invirtiendo decenas de miles
de dólares.
A
pesar de todo, no pasará mucho tiempo que Cuba alcance su libertad plena.
Como consecuencia de la solidaridad con Fidel, tanto en
México como en Cuba, fue puesto en libertad el día 24 de ese mismo mes de
julio. Desde ese país partió, el 25 de noviembre de 1956, en la expedición del
Granma para reiniciar la lucha armada que logró el triunfo de la Revolución el
1ro. de enero de 1959.
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