.Orlando Guevara Núñez
Trump ha amenazado
con exterminar a Corea del Norte, con pulverizar a Irán, con invadir a Venezuela, con destruir
el socialismo en cualquier parte del mundo. Tiene manía de sancionar a todo
cuanto se le oponga. Arrecia el bloqueo contra Cuba, ofende a China, ridiculiza
a los periodistas que le hacen preguntas para él molestas de responder.
Apoya a los terroristas en Siria, al genocida gobierno de
Israel. Promueve el asesinato de jefes de estado y otros dirigentes. Es el brabucón de la
película. Y ahora, cuando miles de norteamericanos desarmados rodean la Casa
Blanca, indignados ante el asesinato de un ciudadano negro, no se sabe para
dónde se le corrió la altanería.
Acusa a Cuba de no contribuir a la lucha contra el
terrorismo, al tiempo que apaña la reciente agresión contra la embajada cubana
en ese país; manda navíos al Caribe, para amenazar a Venezuela, a quien acusa
de narcotráfico; manda fuerzas a
Colombia con el pretexto de luchar contra las drogas, cuando en realidad busca
perpetrar otro golpe contra la revolución bolivariana.
Habla de mandar a la policía a que reprima, califica de
terroristas a los manifestantes, pide para ellos penas de prisión, dice que los
gobernadores y autoridades locales han
sido débiles. Y pide más sangre. Manda a matar. Mientras tanto, por si acaso,
corre a resguardarse en su bunker.
Pare él, mientras mueran los demás, no hay problemas. Si
se ve en peligro, ¡A correr!.
Desventurado el pueblo cuyo gobierno esté en manos de un individuo como
éste. Y de contra, busca reelección para seguir poniendo al mundo al borde de
un holocausto nuclear.
Habría que preguntarse, si se esconde ante manifestantes
desarmados, ¿cuál sería su reacción ante los misiles? Desde luego que es
preferible no tener que ver ese momento. Pero uno no puede dejar de imaginarlo.
Solo que en ese caso, sería difícil encontrar un bunker seguro…
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