Orlando Guevara Núñez
Sí. José
Martí también los mencionó por su mote despectivo: yanquis. En varios tomos de
sus Obras Completas encontré ese calificativo. Pero hay una ocasión muy
ilustrativa y fue el 16 de junio de 1890, en un discurso por la fiesta del Club
de los Independientes, en Hardman Hall, publicado el 21 de ese mes en el periódico
El Porvenir, de Nueva York.
(…) Todos,
los de aquí y los de allá, sin capas españolas ni botas yanquis, trabajando a una, a compás y a golpe, por sobre
la tierra y por debajo de la tierra, para lograr, con el respeto duradero de
los hombres libres, la independencia absoluta y democrática de la patria (…).
Tras esa
afirmación, un análisis realista: “Pero no todo es triunfo o causa de
congratulaciones, porque la vida es como el pan, que agrada al sabor después
de hecho, pero se hace con levadura agria”.
Se refiere a
las distintas posiciones nacidas de “la
confianza injustificada, como solución actual de un problema actual, de la
anexión de Cuba a los Estados Unidos”.
Afirma que
en unos casos esa confianza obedece al honrado deseo de que Cuba sea libre sin
sangre; en otros, por el odio legítimo a la tiranía española y “adoración
rudimentaria por lo exterior y aparente de un progreso que nos echa de su carro
y nos proclama indignos de entrar en él, aunque nosotros nos empeñemos en subir
al carro de donde nos echan”.
Agrega que
también hay quienes – de forma respetable y sincera, aunque
errónea- piensan
que sin la anexión no podría Cuba vivir libre con seguridad.
Y una
clasificación más, que dice son los menos: “ La costumbre del yugo, que no les
deja vivir sin él, y necesitan ponerse uno cuando salen de otro o la soberbia
de tener a los demás por incapaces, por sentirse incapaces ellos, o el miedo de
aparecer ahora combatiendo una solución de que les pueda venir mañana autoridad
y beneficio”.
Refiriéndose
al esfuerzo cubano por su independencia, afirma que de algún cielo ha de venir
la ayuda salvadora, porque no todos los cielos son injustos, pero el que no
muestra que se sabe ayudar por sí, no tiene derecho para pedir
ayuda a los
demás.
Ante la
situación analizada, plantea que el que
deja de hacer, en las cosas de la patria, todo lo que puede hacer, es traidor a
la patria.
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