.Orlando Guevara Núñez
De una entrevista realizada
por este autor a Josué de Quesada Hernández se extrajo el siguiente testimonio
sobre los hechos del 30 de noviembre de 1956. El fue uno de los que prendieron
fuego a la Estación de Policía, en la Loma del Intendente. Fallecido en esta ciudad.
(…) Terminado el combate,
acorralado, rompe una puerta, penetra en una vivienda y un hombre lo acoge, le
consigue ropas para él y otros, a la vez que les muestra el lugar, por los
techos, para su escape. Otros tres irrumpen en otra casa, donde son puestos a
salvo y ocultadas sus armas. Allí acuden otros combatientes. Más de 200
personas aglomeradas en el lugar los habían visto.
Un jeep y un carro microonda
de los esbirros daban vueltas incesantes a la manzana ¡No es cubano quien diga que aquí están escondidos los muchachos!,
exclamó alguien, arengando a los presentes. Nadie habló. Hasta que burlando a
los perseguidores, los jóvenes salieron del escondite y se incorporaron a la
muchedumbre, salvando así su vida.
“Salimos a pie. Había una
señora que gritaba: !Quemaron la
Estación de Policía!, y yo me situé junto a ella y repetía lo
mismo: ¡Quemaron la Estación
de Policía! Luego me llevaron para una casa en San Pío y después a otra en Marimón, donde recuerdo que había un
altar. La vieja que allí vivía luego iba, me santiguaba y me alentaba, luego supe
que lo hacía cuando pasaba una perseguidora o los guardias. Resultó que esa
viejita era la madre de Paquito Marimón, quien había también combatido el 30 de
noviembre”.
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