.Orlando Guevara Núñez
Certera
definición de José Martí que forma parte
del pensamiento de la Revolución cubana llevado a la práctica desde los días
iniciales de la victoria de enero de 1959.
Esta máxima martiana
fue publicada en la revista La América, de Nueva York, en mayo de 1884, en artículo titulado Maestros Ambulantes.
En este trabajo responde
Martí a un dominicano que le pregunta cómo establecería él el sistema de
maestros ambulantes, del cual había
hablado en número anterior de la revista. Le argumentan que nunca, en libro
alguno, habían visto mencionar ese tema.
En su escrito, Martí explica
la necesidad que tienen los hombres de educarse. Pero no solo de la educación
como instrucción sino como formadora de conciencia del bien. Por eso, al
pensamiento arriba señalado antecede otro: Ser
bueno es el único modo de ser dichoso.
Opina que el hombre debe
conocer la Naturaleza, porque necesita de ella. “La cruzada se debe emprender
ahora –dice- para revelar a los hombres
su propia naturaleza, y para darles con el conocimiento de la ciencia llana y
práctica la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro
de ser criatura amable y cosa viviente
en el magno universo”. Argumenta que en lo común de la naturaleza humana, se
necesita ser próspero para ser bueno.
Y es eso lo que precisamente
deben llevar los maestros por los campos, asegura. “No sólo las aplicaciones
agrícolas e instrumentos mecánicos, sino la ternura, que hace tanta falta y
tanto bien al hombre. Asegura que ·los hombres son todavía máquinas de comer, y
relicarios de preocupaciones. Es necesario hacer de cada hombre una antorcha”.
La escuela ambulante es la única que
puede remediar la ignorancia campesina, explica. Por eso plantea la urgencia de abrir escuelas normales de
maestros prácticos, para regarlos por
montes, valles y rincones.
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