.Orlando Guevara Núñez
¿Cuál en estos casi 60 años de la Revolución cubana es su obra más
grandiosa?
Con frecuencia se habla de la
obra educacional que borró en un año la ignominia de un millón de analfabetos y
otro millón de semianalfabetos, que
convirtió el saber en patrimonio gratuito de todos los cubanos, que ha desarrollado un potencial científico
importante, ha logrado el país de mayor cantidad de docentes por alumnos y
maestros por habitantes en el mundo. Y ha contribuido a erradicar la ignorancia
en varios países.
Se menciona la salud, entre
las mayores realizaciones. La asistencia médica gratuita y al alcance de todos, sin excepción de ningún
tipo. La erradicación de enfermedades que cada año causaban cientos y miles de
muertes, sobe todo de niños. Que los enfermos hayan dejado de ser clientes y la
medicina una mercancía. Que no haya otro país que supere a Cuba en médicos por
habitantes. Que de más de 60 niños muertos por cada mil nacidos vivos, hasta
1958, ahora no lleguen a cinco.
La seguridad en el empleo
para todos es una gran obra social y humana. Aún bajo las condiciones más
difíciles, la población cubana no ha sufrido el desempleo, ni la bochornosa
situación encontrada en 1959, de más de 600 000 desempleados y 500 000 obreros
que solo laboraban tres o cuatro meses al año. Más de 500 000 cubanos trabajan
ahora por cuenta propia, con derecho a la seguridad social y gozando de todas
las gratuidades educacionales y de salud.
Esa seguridad y la asistencia
social es otra de las grandes conquistas. Nadie en Cuba queda abandonado a su
suerte.
Garantizar un país sin hambrientos
es una realización que muchos países no
han logrado, incluyendo naciones ricas en recursos. La UNICEF declaró a Cuba como
único país de América Latina con Cero desnutrición infantil.
Un país donde los flagelos de
la droga, de la prostitución, de la corrupción y la violencia no sean
significativos, como puede proclamarlo Cuba, es un logro para muchos sólo una aspiración quimérica.
Tener un país donde el pueblo
es el ejército y el ejército es el pueblo, es un logro de trascendencia
indiscutible.
Un país donde se respetan los
derechos humanos, donde no han existido en casi 60 años ni torturados, ni asesinados ni
desaparecidos, ni nadie juzgado al margen de los derechos otorgados por la Ley,
es conquista de la cual carecen muchas naciones autoproclamadas con derechos
humanos respetados.
Haber erradicado
institucionalmente la discriminación racial, por sexo, por tipo de religión o
en cualesquiera de sus manifestaciones, es una de las obras más bellas.
Serían innumerables los
ejemplos; no cabrían en ningún artículo periodístico.
Pero hay una creación de la
Revolución desconocida por unos y omitida intencionalmente por otros. Una creación
que, a mi juicio, es la obra más hermosa y grande de la Revolución: el pueblo
cubano.
Ese pueblo capaz de resistir
casi seis décadas sin doblegarse ante la potencia más agresora y criminal que
ha conocido la historia de la humanidad. Que no solo ha resistido, sino que
también ha vencido.
Ese pueblo capaz del
sacrificio y dispuesto a perderlo todo, menos su dignidad y su decoro.
Ese pueblo capaz no solo de
defenderse a sí mismo, sino de ofrendar su sangre y su vida por la libertad, la
independencia y la felicidad de otros, en cualquier parte del mundo.
Ese pueblo capaz de ir a los
lugares más pobres de cualquier país a salvar vidas, curar males y borrar la
ignorancia.
Ese pueblo capaz de compartir
con otros no lo que le sobra, sino lo poco que tenga.
Ese pueblo capaz de
sacrificios presentes para garantizar el bienestar del futuro.
Ese pueblo capaz en los
momentos de peligro de dar su vida por la de cualquier otro cubano.
Ese pueblo altruista, culto,
patriótico, internacionalista, depositario del ideal martiano de que Patria es
humanidad.
Ese pueblo que no teme a las amenazas ni a los
sacrificios para continuar siendo lo que somos y no volver a ser lo que fuimos.
Ese pueblo que convierte los
reveses en victoria y las victorias en punto de partida para otras nuevas.
Ese pueblo próximo a cumplir 60 años de Revolución y está
dispuesto a completar el siglo y
continuar hacia delante.
Ese pueblo capaz de empinarse
sobre las dificultades y los escollos.
Ese pueblo, capaz de hacer
realidad sus sueños y continuar soñando y construyendo.
Ese pueblo heredero de Carlos
Manuel de Céspedes, de Ignacio Agramonte, de Mariana Grajales, de José Martí,
de Antonio Maceo, de Máximo Gómez, de Calixto García, de Julio Antonio Mella,
de Pablo de la Torriente Brau, Rubén Martínez Villena, de Antonio Guiteras, de Frank País y otros muchos patriotas que
desde Hatuey hasta Fidel han forjado nuestra historia.
Ese pueblo del Che, de
Camilo, de Almeida, de Raúl y de Fidel.
Ese pueblo, el cubano, es,
sin dudas, la obra más grandiosa, humana, hermosa, útil y perdurable de la
Revolución cubana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario