.Orlando Guevara Núñez
Hablaba José Martí, en esta
ocasión, en un homenaje a su entrañable amigo Fermín Valdés Domínguez. Se
encomiaba la viril actitud asumida por este cubano, a riesgo de su vida o de la
prisión, al desenmascarar las patrañas españolas levantadas contra los ocho
estudiantes de medicina, asesinados el 27 de noviembre de 1871. El discurso
tuvo lugar en el Salón Jaeger´s, de
Nueva York, el 24 de febrero de 1894.
Apuntó Martí que Fermín (…) “cara a cara de la tiranía, enseñó
al mundo el crimen, demostró a sus conciudadanos la eficacia del valor, y
obligó a los culpables a rendir la cabeza castigada ante las víctimas.
Se está refiriendo a cómo el
valiente cubano estando solo ante la turba española, ante la exhumación de los
restos del español Gonzalo de Castañón, logró de su hijo, públicamente, la
confesión de que el cadáver no había sido profanado. Esto multiplicaba la condena
al crimen brutal. Ese hombre no ha vindicado solamente a los estudiantes de
medicina, ese hombre ha vindicado a la sociedad cubana.
Expresó el orador que “las
etapas de los pueblos no se cuentan por sus épocas
de sometimiento infructuoso,
sino por sus instantes de rebelión. Y que “los hombres que ceden no son los que
hacen a los pueblos, sino los que se rebelan”. Y ofrece una opinión
aleccionadora: “El déspota cede a quien
se le encara, con su única manera de ceder, que es desaparecer: no cede jamás
ante quien se le humilla. A los que lo desafían, respeta; nunca a sus
cómplices”
El altruismo de su amigo
hace brotar de Martí otro pensamiento cierto: El egoísmo es la mancha del
mundo, y el desinterés su sol” Ofrece también una definición sobre raza
inferior y raza superior. A la primera pertenecen “los que consultan, antes que
todo, su propio interés, bien sea el de la vanidad, o el de su soberbia o el de
su peculio” Y a la segunda: “la de los
que consultan, antes que todo, el interés humano”.
Cierra Martí su discurso con
otras sentidas palabras sobre Fermín Valdés Domínguez: “Las coronas de la
historia y el corazón de sus conciudadanos son, con justicia, para el hombre
que supo, él solo, tener frente a los déspotas de su patria, el valor que había
tenido antes todo un pueblo”.
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