.Orlando
Guevara Núñez
Foto tomada de Ecured |
El doctor Ángel Abelardo Arias Lorente, urólogo con ganado prestigio en
Santiago de Cuba y nuestro país, falleció hoy, 2 de noviembre, en la capital
santiaguera. Manzanillero de nacimiento,
cubano de raíces profundas, que hizo de su profesión toda una leyenda de
altruismo al servicio de su pueblo.
Nació el 25 de enero de 1933. Y en su ciudad natal estudió hasta el grado
de Bachiller en Ciencias, para ingresar luego a la carrera de Medicina, en La
Habana. Allí se fraguó su sueño de salvar vidas, práctica que honró durante su existencia.
En 1960, Arias Lorente formó parte del primer grupo de médicos graduados por
la Revolución. Integró el grupo denominado Las
Ardillas, que próximos a graduarse
le expresaron al Comandante en Jefe Fidel Castro su decisión de renunciar a la medicina privada e ir a
cualquier parte del país donde se les enviara, sin importar el salario que
devengaran.
Con una visible emoción Fidel, el 27 de noviembre de ese año, dio lectura pública al mensaje recibido de Las Ardillas, en el cual expresaban
también que “Solo
deseamos ser útiles a nuestro país y utilizar los conocimientos adquiridos en
la universidad que paga el pueblo, en beneficio de ese pueblo”.
De aquel grupo, 25 vinieron para el Oriente cubano. Y aquí fueron
forjadores del servicio médico rural y de la docencia médica. Entre ellos
estuvo el doctor Arias Lorente Nacía así una premisa esencial para
cumplir el propósito de que la medicina en Cuba dejara de ser una mercancía y
los enfermos simples clientes. La renuncia al ejercicio privado de esta
profesión, tuvo en aquellos jóvenes a sus pioneros.
Luego de
laborar en la localidad de La Sal, territorio manzanillero, en 1962 se trasladó
para Santiago de Cuba, comenzando trabajo en el Hospital Provincial Saturnino Lora. Y se
inició su labor docente en la naciente
Escuela de Medicina. Su largo expediente lo condujo a planos cimeros en la
urología cubana.
Especialista de II Grado en Urología y
Profesor Auxiliar y Consultante en esta materia. Miembro Titular y de Honor de
la Sociedad Cubana de Urología. Fundador de la Urología Pediátrica en Santiago
de Cuba y en Bayamo, trabajando en esa especialidad, de forma ininterrumpida,
desde 1962 hasta el 2008, como jefe de ese servicio en los hospitales Infantil
Norte y el Sur de Santiago de Cuba. Ya jubilado, continuó ejerciendo la
docencia. Colaborador de dos libros sobre urología. Escribió varios trabajos científicos y participó en numerosos eventos nacionales y extranjeros.
Entre los múltiples reconocimientos recibidos, está el de Hijo Ilustre de
la Ciudad, otorgado por la Asamblea Municipal del Poder Popular de Santiago de
Cuba a
personas nacidas en esta capital provincial, en otras partes del
territorio nacional o del extranjero que hayan contribuido de forma
significativa a forjar los méritos de la única ciudad que posee el Título
Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo.
No
es posible, en este trabajo enumerar todas las responsabilidades por él
desempeñadas. Vale decir, sí, que en todas dejó sus huellas de consagración,
profesionalidad, ética y de vital
importancia para la medicina cubana.
Su
cadáver será trasladado para Manzanillo. Sobran razones, en este momento de
dolor por su pérdida física, para seguirlo recordando no su muerte, sino por su
vida ejemplar.
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