viernes, 16 de noviembre de 2018

Los médicos cubanos, con las manos en el corazón




.Orlando Guevara Núñez

Vino el médico amarillo
A darme su medicina,
Con una mano cetrina
Y la otra mano al bolsillo:

¡Yo tengo allá en un rincón
Un médico que no manca
Con una mano muy blanca
Y otra mano al corazón!
Así, como los quiso nuestro Héroe Nacional, son  los médicos cubanos. Glorioso ejército de las batas blancas. Un ejército que no provoca muertes, sino que salva vidas, Que cura enfermedades y las previene. Que cura o alivia males. Esos son sus principios, su ética. Y con ese principio estaban en Brasil nuestros médicos.
Allá fueron no como mercaderes de la medicina, ni a engrosar sus bolsillos a costa del dolor de los demás. Abanderados del pensamiento martiano y de Fidel, llegaron a lugares donde millones de brasileños no habían recibido nunca la atención de un médico, ni siquiera de los de manos cetrinas. En lugares apartados, muchas veces inhóspitos, arriesgaron no solo su comodidad y cercanía familiar en Cuba, sino hasta su propia salud y su vida por salvar la de millones de seres humanos.
Pero el actual gobierno de ese pueblo hermano, que ha sido incapaz de entender esos valores de los profesionales cubanos de la salud, ha pretendido burlarse de ellos, los ha ofendido y ha violado lo establecido con la Organización Panamericana de la Salud y los gobiernos de Cuba y Brasil como basamento para este programa.
El presidente brasileño creyó  que podía humillar impunemente a Cuba y sus médicos. Carente él de dignidad y principios, se imaginó igual a los demás. En Cuba, admirábamos a nuestro personal médico allá; ahora los admiramos más aquí. Aquí, con sus manos blancas y las manos en el corazón, se consagrarán a la atención a su pueblo. Y estarán listos para ir a cualquier parte del mundo, a continuar luchando por la vida, por la salud, por ese derecho humano más sagrado, del cual carecen millones de pobres, de humanos sin derechos.


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