domingo, 25 de noviembre de 2018

El Granma en viaje al futuro



 Orlando Guevara Núñez









 El 25 de noviembre de 1956, salió desde Tuxpan, México, el yate Granma, con 82 expedicionarios a bordo, rumbo a Cuba, para reiniciar la lucha armada contra la tiranía batistiana.
La embarcación, con capacidad real para unas 25 personas, luego de una travesía azarosa, llegó a Los Cayuelos, lugar cercano a Playa Las Coloradas, Niquero, al sur de la otrora provincia de Oriente, en la mañana del 2 de diciembre.
El desembarco fue aún más dificultoso, por tener que atravesar los expedicionarios un área cenagosa y cubierta de mangue y yerbas de cortadera, lo cual motivó que el Che calificara ese hecho, más que un desembarco, como un naufragio.
Tres días después de su llegada a tierra cubana, se produjo el bautizo de fuego del naciente ejército Rebelde, con su jefe al frente, Fidel Castro Ruz.
Exactamente en la mañana del 5 de diciembre, se produjo el encuentro en el cual la tropa rebelde fue sorprendida y atacada con medios de guerra superiores a la que ésta poseía, incluyendo la aviación.
En combate, sin embargo, murieron solo tres expedicionarios. Se produjo una dispersión en varios grupos que fueron tenazmente perseguidos. En esos días, otros 18 revolucionarios fueron brutalmente asesinados, luego de ser hechos prisioneros. El último de ellos fue Juan Manuel Márquez, quien vino como segundo jefe de la expedición.
Después del cese de las matanzas, otros 21 prisioneros fueron mandados a prisión; 22 lograron evadir el cerco y salvaron la vida, mientras que el resto logró internarse en las estribaciones de la Sierra Maestra para unirse a Fidel y proseguir la lucha en las montañas.
En el salvamento y reagrupación de los expedicionarios, fue decisiva la labor de los grupos de apoyo creados por Celia Sánchez Manduley y Frank País García, y encabezados por valiosos colaboradores, como fueron Crecencio Pérez Montano y Guillermo García Frías, quienes posteriormente alcanzaron el grado de Comandante del Ejército Rebelde.
El 18 de diciembre, se produjo el histórico encuentro entre Fidel y su hermano Raúl, quien vino con el grado de capitán y jefe del pelotón de retaguardia en la expedición. En el lugar conocido como Cinco Palmas, se realizó ese encuentro. Fue allí donde Fidel le preguntó a Raúl cuántas armas traía. Y al recibir la respuesta de que eran cinco, hizo una exclamación con visión de futuro: Y dos que yo tengo son siete, ¡Ahora sí ganamos la guerra!
Se emprendía una lucha contra un ejército profesional integrado por más de 40 000 efectivos, bien armado con aviación, artillería, tanques, aviones y fuerzas de marina de guerra.
El 17 de enero de 1956, a sólo mes y medio del desembarco, se produjo el ataque guerrillero al cuartel de La Plata, lugar situado en la misma costa sur oriental, justo entre el mar y las montañas, en el cual se obtuvo la primera victoria rebelde contra la tiranía batistiana.
Esa acción militar, desmintió las mentiras gubernamentales de que los expedicionarios, incluyendo a Fidel, habían sido exterminados, al tiempo que demostró la capacidad del naciente ejército rebelde para atacar y rendir guarniciones enemigas. Atrajo también el apoyo de la población campesina y el movimiento revolucionario en las ciudades a la lucha armada.
El 28 de mayo, se produjo el ataque al cuartel de El Uvero, también en la costa suroriental, con una aplastante victoria rebelde, que el Che catalogó como la acción donde la guerrilla alcanzó su mayoría de edad.
Luego vendría la adaptación de la guerrilla a la vida en las montañas, su incremento con combatientes obreros, campesinos, estudiantes. Había nacido el Ejército Rebelde, pilar primero de la lucha, el combate y la victoria que tuvo su escenario final el 1ro. de enero de 1959, cuando las tropas rebeldes, al mando de Fidel, entraron victoriosas a la ciudad de Santiago de Cuba.

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