viernes, 23 de noviembre de 2018

Orador sin instrucción es palmera sin aire




 .Orlando Guevara Núñez
Continúa Martí este pensamiento con tres interrogantes: ¿De qué le sirven las hojas a la palma si benévolo alisio no las mueve?  ¿De qué le sirve el cauce al río si no tiene agua que rodar por él?  ¿De qué le sirve la fluidez al orador si no tiene nutrición en el intelecto que corresponda a las facilidades de los labios?
Estos conceptos expresados  por Martí, están recogidos en Apuntes Varios, de las Obras Completas. 
Dice que habla sobre la fuerza de la doctrina, de la profundidad del pensamiento, de la seguridad en el asunto hablado como misterio del éxito e influencia verdadera en un discurso.
Está opinando sobre la oratoria un excelente y culto orador. Y con autoridad asegura que cuando no se piensa claro, no se habla claro. Afirma que “el orador necesita un conocimiento general de la historia que prueba, de la literatura que ameniza, de las artes que embellecen, de las ciencias políticas que fundan”.
Escribe también que la oratoria es la ardiente manera de expresar; y que la expresión no es posible sin la materia expresable. Otra definición es que la oratoria es la forma exaltada y convincente del pensamiento y sentimiento. “Siéntase, pues, y piénsese. Séase bueno y séase instruido”
Y concluye diciendo que los oradores deben ser como los faros: visibles a muy larga distancia.

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