martes, 6 de noviembre de 2018

Estados Unidos, elecciones primarias entre un solo partido: el de los millonarios




.Orlando Guevara Núñez

Las nombradas elecciones primarias en marcha en los Estados Unidos, atraen la atención en ese país y fuera de él. Muchas posibilidades están juego, en manos de los votantes. En opinión de diversos analistas, todo puede pasar, desde la balanza inclinada a los demócratas o los republicanos, hasta la división en el mando. Las sillas curules esperan.
Los votantes norteamericanos están sometidos, como siempre, a campañas que buscan atraerlo. El  presidente Trump pretende buscar votos surgidos no del apoyo consciente a su partido, sino del temor a supuestas amenazas si ganaran sus contrarios. En su demencia, ha llegado a alertar incluso sobre un peligro de propuestas socialistas si ganaran los demócratas. Suerte para él que el electorado norteamericano tiene una visión tergiversada sobre lo que es el socialismo, pues, de no ser así, se estaría cavando su propia sepultura.
Habla del peligro de invasión de las caravanas de inmigrantes, que restarían empleo a los estadounidenses y serían un peligro para el país. Por otra parte, el mandatario yanqui ha provocado tensión en las relaciones con Rusia, China, Irán, Corea, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países a los que ha ofendido, creando la falsa imagen de un peligro para la seguridad nacional, cuyo principal enemigo es él mismo, aunque pretende pintarse como salvador.
En estos casi 60 años de Revolución, los cubanos hemos aprendido que los procesos electorales en Estados Unidos han sido siempre un marco propicio para arreciar la política hostil contra nosotros. Y este no es excepción. Por otra parte, sabemos que, a la larga, en ese país solo existe un solo partido: el de los millonarios, aunque millones de pobres lo avalen para que los siga explotando y discriminando.
Siendo así, hasta ahora, entre los demócratas y los republicanos, en el caso Cuba, los ladridos han sido a veces distintos, pero las mordidas no se han diferenciado. Y en los casos en que en algo han disminuido, no han dejado de ser mordidas.
Toca a los electores norteamericanos – los que pueden- votar por lo que creen para ellos mejor. En definitiva, será su pueblo quien disfrutará o sufrirá, las consecuencias de su decisión. Respetamos ese derecho, tal como exigimos sea respetado el nuestro.

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