jueves, 28 de mayo de 2020

No puede quejarse de la esclavitud quien no tiende la mano para romper sus hierros: si los sufre, es porque es digno de sufrirlos




.Orlando Guevara Núñez

Las elecciones en México son el tema tratado por José Martí  al pronunciar esta sentencia. Fue publicada en la Revista Universal, del país azteca, el 29 de junio de 1875. Y está dirigida a la oposición, que no asistió a las urnas. 
Critica la postura adoptada por los opositores. Y juzga su proceder. ¿Cómo han de acusarse de opresoras, elecciones en las que no ha habido a quien oprimir? Pues, si el triunfo ha sido de los partidarios del gobierno, ¿de quién había de ser,  si  nadie ha ido a pretenderlo?  ¿Por qué no ha ido a las urnas la oposición?  ¿Temía la derrota?  ¿Ha querido conservarse  el interesante derecho de las víctimas? México oirá en calma sus quejas plañideras: ¿a qué querellarse de lo que por su propia voluntad no evitó?
Y en párrafo siguiente abunda: “Hasta se sabe que la votación de electores encierra y decide la de diputados a la Cámara. Abierta la lucha, un contendiente se retiró de ella; ni asistió el contendiente a su apertura: ¿dónde estaba?  Allí donde por su apatía no tiene el derecho de quejarse”.
¿Dirá la oposición que fue rechazada en las urnas?  No pudo ser rechazada, porque no fue a ellas. ¿Tendrá luego el derecho de lanzar sobre las Cámaras la acusación de violencia en el sufragio? No lo tendrá; ¿por qué no fue a evitarla?
Expone otra razón: “No de esta tibia manera se conquista el aprecio de los pueblos;  Se predican todos los derechos; se señalan todos los caminos; se ayuda a todos los que los abren; se ejercen todas las facultades; solo ejerciéndolas, se tiene el derecho de decir que fue oprimido en su ejercicio. Y concluye que “la oposición fue rechazada en las urnas”, “no es verdad; la oposición no pudo serlo, porque no fue a las urnas a votar”.

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