.Orlando Guevara Núñez
Las elecciones en México son
el tema tratado por José Martí al
pronunciar esta sentencia. Fue publicada en la Revista Universal, del país azteca, el 29 de junio de 1875. Y está
dirigida a la oposición, que no asistió a las urnas.
Critica la postura adoptada
por los opositores. Y juzga su proceder. ¿Cómo han de acusarse de opresoras,
elecciones en las que no ha habido a quien oprimir? Pues, si el triunfo ha sido
de los partidarios del gobierno, ¿de quién había de ser, si
nadie ha ido a pretenderlo? ¿Por
qué no ha ido a las urnas la oposición?
¿Temía la derrota? ¿Ha querido
conservarse el interesante derecho de
las víctimas? México oirá en calma sus quejas plañideras: ¿a qué querellarse de
lo que por su propia voluntad no evitó?
Y en párrafo siguiente
abunda: “Hasta se sabe que la votación de electores encierra y decide la de
diputados a la Cámara. Abierta la lucha, un contendiente se retiró de ella; ni
asistió el contendiente a su apertura: ¿dónde estaba? Allí donde por su apatía no tiene el derecho
de quejarse”.
¿Dirá la oposición que fue
rechazada en las urnas? No pudo ser
rechazada, porque no fue a ellas. ¿Tendrá luego el derecho de lanzar sobre las
Cámaras la acusación de violencia en el sufragio? No lo tendrá; ¿por qué no fue
a evitarla?
Expone otra razón: “No de
esta tibia manera se conquista el aprecio de los pueblos; Se predican todos los derechos; se señalan
todos los caminos; se ayuda a todos los que los
abren; se ejercen todas las facultades; solo ejerciéndolas, se tiene el derecho
de decir que fue oprimido en su ejercicio. Y concluye que “la oposición fue
rechazada en las urnas”, “no es verdad; la oposición no pudo serlo, porque no
fue a las urnas a votar”.
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