.Orlando Guevara Núñez
El
3 de mayo de 1958 – hace hoy 62
años – es un día glorioso para la patria cubana. Ese día le nació un símbolo
que se agiganta con el tiempo y trasciende
nuestras fronteras para insertarse en la historia de lucha de los
pueblos de América y mucho más allá. En esa fecha, Fidel Castro Ruz fue
nombrado Comandante en Jefe de todas las fuerzas rebeldes que luchaban contra
la tiranía batistiana.
Hasta ese momento, era el Comandante
jefe del Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio, el cual cambió su
nombre por el de Ejército Rebelde. El escenario de aquel hecho histórico fue
Alto de Mompié, en la Sierra Maestra, donde ese día se reunió la Dirección
Nacional del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, para analizar los
resultados de la fracasada Huelga de Abril
y trazar la estrategia para la victoria final.
El
juicio crítico sobre el fracaso de la huelga propició el acuerdo,
aquel 3 de mayo, de seguir la lucha armada directa, dirigida militar y
políticamente por Fidel, reservando esa
acción obrera para un momento posterior y oportuno; el Ejército
Revolucionario del Movimiento 26 de Julio pasó a Ejército Rebelde, es decir, no
de una sola organización, sino de todas y de todos quienes a él quisieran
ingresar, y la Dirección Nacional fue
sustituida por un Ejecutivo radicado no en el llano, sino en la Sierra Maestra, encabezado por Fidel.
Fue ese el momento en que otra decisión, expresión de unidad y reconocimiento a
la autoridad y prestigio del líder político y guerrillero, tuvo lugar en Alto
de Mompié: Fidel fue nombrado Comandante
en Jefe de todas las fuerzas revolucionarias.
Así, Faustino Pérez Hernández, hasta
ese momento Secretario General del Movimiento 26 de Julio en el llano, y René
Ramos Latour (Daniel) jefe de las Milicias también en el llano, al ser
relevados de sus cargos, permanecieron en la Sierra Maestra, ambos con el grado
de Comandante. Las dos funciones quedaron bajo la responsabilidad de Fidel.
De esa histórica reunión emanaron
las decisiones para enfrentar y derrotar la ofensiva que, envalentonada por el
fracaso de la Huelga de Abril, lanzaría la tiranía sobre el bastión guerrillero
principal, la Sierra Maestra, y sobre el territorio del Segundo Frente Oriental
Frank País.
También se adoptaron decisiones
sobre el trabajo del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en el exterior, en
aras de la unidad y de un más efectivo trabajo. A Haydée Santamaría Cuadrado se le asignó la coordinación de esa tarea.
Así, en Altos de Mompié, la crítica
y autocrítica sinceras de los revolucionarios sentaron las bases para la
oportuna rectificación, para poner en práctica
una estrategia correcta, para la unidad imprescindible y la fortaleza
que meses después doblegó a la tiranía. Siempre con Fidel al frente. Conductor
de nuestro pueblo en la guerra y en la paz. Nuestro eterno e invicto
¡Comandante en Jefe! quien recibió ese día, el grado desde mucho tiempo atrás ganado. Un grado con fuerza
de eternidad.
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