Orlando Guevara Núñez
Con el título de Un día
en Nueva York, escribió el Apóstol de la independencia cubana este
pensamiento. Su contenido apareció en el
periódico La Nación, de Argentina, el
22 de noviembre de 1888.
Comienza haciendo una descripción de escenas sobre la
ciudad y la gente. Los que viven bien y disfrutan; los que nada tienen. Relata
un suicidio, de una persona de turbia
vida. Y a continuación escribe: “Así
mueren los pueblos, como los hombres, cuando por bajeza o brutalidad prefieren
los goces violentos del dinero a los objetos más fáciles y nobles de la vida:
el lujo pudre”.
Carreras de caballo, venta
de muñecas. Paseo de los inválidos de la guerra. Dice que el mayor aporte en soldados lo hizo el Noroeste aventurero, porque de donde hay
poco que perder o es más dura la vida sale siempre el soldado: ¿a qué entrar
allá, vestido de cuero, cazando indios y búfalos, cuando sin más peligro que el
de morir, tenían allá, cara al Sur, el vestido de paño, el ascenso posible y la
paga segura?
Pero reflexiona Martí sobre
ese hecho y afirma que ni con la muerte sagrada, ni
con la justicia, se roza en
vano el hombre. El sastre se hace elegante; y el cajista, literato y político; y el soldado de la idea justa deja de ser
soldado y es idea. Elogia el respeto
y la consideración que tienen en ese país los inválidos de la guerra.
Cierra su descripción de ese
día, refiriéndose a los vendedores de periódicos, que anuncia la ratificación
que ha hecho el Presidente de Estados Unidos, de la ley que prohíbe la inmigración de chinos.
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