viernes, 29 de mayo de 2020

El soldado de la idea justa deja de ser soldado, y es idea


Orlando Guevara Núñez

Con el título de  Un día en Nueva York, escribió el Apóstol de la independencia cubana este pensamiento. Su contenido apareció  en el periódico La Nación, de Argentina, el 22 de noviembre de 1888. 
Comienza  haciendo una descripción de escenas sobre la ciudad y la gente. Los que viven bien y disfrutan; los que nada tienen. Relata un suicidio, de una persona  de turbia vida. Y a continuación escribe: “Así mueren los pueblos, como los hombres, cuando por bajeza o brutalidad prefieren los goces violentos del dinero a los objetos más fáciles y nobles de la vida: el lujo pudre”.
Carreras de caballo, venta de muñecas. Paseo de los inválidos de la guerra. Dice  que el mayor aporte en soldados lo hizo  el Noroeste aventurero, porque de donde hay poco que perder o es más dura la vida sale siempre el soldado: ¿a qué entrar allá, vestido de cuero, cazando indios y búfalos, cuando sin más peligro que el de morir, tenían allá, cara al Sur, el vestido de paño, el ascenso posible y la paga segura?
Pero reflexiona Martí sobre ese hecho y afirma que ni con la muerte sagrada, ni
con la justicia, se roza en vano el hombre. El sastre se hace elegante; y el cajista, literato y político; y el soldado de la idea justa deja de ser soldado y es idea. Elogia  el respeto y la consideración que tienen en ese país los inválidos de la guerra.
Cierra su descripción de ese día, refiriéndose a los vendedores de periódicos, que anuncia la ratificación que ha hecho el Presidente de Estados Unidos, de la ley que prohíbe  la inmigración de chinos.

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