sábado, 8 de enero de 2022

No estriba el amor patrio en afianzar la libertad: estriba en labrar un pueblo en que la libertad se afiance


Orlando Guevara Núñez

 


En la Revista Universal, de México escribió Martí esta reflexión. Fue el 14 de agosto de 1875, y estaba hablando, precisamente, sobre una crisis en el país azteca.

Analiza la realidad de que México vive de los metales, de comportamiento inestable, con altas y bajas. Y no tiene desarrollada una fuente segura, como lo es la agricultura. Dice que se consume sobre esa tierra más de lo que se produce, siendo ésta la única riqueza real.

Afirma que “Siempre vive el vivo, y siempre produce y fructifica la generosa madre tierra. Fluctúa y vacila el crédito, y síguelo en sus decaimientos el comercio: la tierra nunca decae, ni niega sus frutos, ni resiste el arado, ni perece: la única riqueza inacabable de un país consiste en igualar su producción agrícola a su consumo.

En un párrafo, define un concepto profundo: “El Gobierno guía, encamina: pero ni crea hombres, ni despierta soñolientas aptitudes. Salva conflictos entre lo que existe; pero para ello es preciso que exista algo. Asienta reglas; pero es fuerza para esto que haya algo que dirigir y regular. Contiene y maneja las fuerzas; pero no puede hacerlas surgir de un pueblo vagabundo y perezoso”.

En eso fundamenta su concepción de labrar un pueblo donde la libertad se afiance. O lo que es lo mismo: no  bastan  decisiones de gobierno para afianzar la libertad, sin formar  un pueblo donde esa libertad, se afiance.

 

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