domingo, 19 de septiembre de 2021

Haber servido mucho obliga a seguir sirviendo

 

Orlando Guevara Núñez

 


A un patriota se dirige José Martí cuando hace esta aseveración. Es a Juan Arnao, y la misiva está firmada en Nueva York, en diciembre 5 de 1887.   Este cubano había enviado una carta renunciado a su responsabilidad en la Comisión Ejecutiva del Partido Revolucionario Cubano, por Martí presidida.

Lo persuade. Y le explica que: “Las inmaculadas de usted tienen la magia de las del padre querido para esta emigración que nunca vio en usted traiciones ni desmayos”.  Y le comunica el criterio unánime de que su renuncia está motivada por su desconocimiento – al no asistir a la segunda junta-  del carácter y trascendencia de los trabajos que, después de luminosa discusión, fueron encomendadas con cinco fines. Y a continuación se los enumera.

Más adelante, le argumenta que la Comisión Ejecutiva, que venera sus canas y estima su pureza, le había encargado preguntarle a él  si con ese deber enfrente, deseaba dejarlos solos en él o ayudarlos a cumplirlo.  Y lo invita, en nombre de la Comisión Ejecutiva, a que retire su renuncia, para placer de todos y bien de la patria.

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