viernes, 17 de septiembre de 2021

En la cruz murió el hombre en un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días

 


.Orlando Guevara Núñez


 

Es bastante conocido el documento en el cual  nuestro Héroe Nacional escribe este aforismo. Se trata de la carta por él dirigida a su amigo Gonzalo de Quesada, firmada en Montecristi, el  1ro. de  abril de 1895 y que, con justeza, ha sido conceptuada como su testamento literario. Conocerla, nos ayudaría a comprender mejor  su  aporte  para la conservación, organización y publicación  de sus  múltiples creaciones  literarias. 

Estaba viviendo Martí un momento crucial. Diez días después, desembarcaría por Playita de Cajobabo, junto a Gómez y otros patriotas. Se cumplía su sueño de muchos años. Por eso apuntó en su carta; “De Cuba, ¿qué no habré escrito?: y ni una página me parece digna de ella: solo lo que vamos a hacer me parece digno”.

En otro párrafo, le explica a  su amigo: “Mi cariño a Gonzalo es grande, pero me sorprende que llegue, como siento ahora que llega, hasta a moverme a que le escriba, contra mi natural y mi costumbre, mis emociones personales. De ser mías, sólo, las escribiría: por el gusto de pagarle la ternura que le debo; pero en ellas habrían de ir las ajenas, y de eso no soy dueño. Son de grandeza en algunos momentos, y en los más, de indecible y prevista amargura”.  A continuación,  plasma el pensamiento de que En la cruz murió el hombre en un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días

Es una callada lección de que el sacrificio y la entrega de un día, hay que convertirlos en práctica perenne.

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